pablo heras-casado. director de orquesta

"Hay un déficit absoluto en la enseñanza de la música"

  • El maestro granadino rememora su larga y fructífera carrera musical cuando está a punto de cumplir 40 años

  • El músico ofreció hace apenas unos días un recital en Berlín

La Filarmónica de Berlín, la Filarmónica de Viena, la Metropolitan Opera de Nueva York. El director de orquesta Pablo Heras-Casado (Granada, 1977) se ha convertido en todo un referente de la música española aclamado a nivel mundial. Entrevistado con motivo del concierto que ofreció hace unos días en Berlín, rememora su larga carrera musical, a pesar de estar a punto de cumplir los 40 años, y no puede evitar mostrar su preocupación por el déficit que existe en la enseñanza musical, algo contra lo que hay que luchar para poder "formar a personas que crezcan a través de la música en el respeto, en escuchar, en dialogar".

-De un barrio de Granada a dirigir orquestas por medio mundo, ¿qué es lo que le llevó a ser el director de orquesta que es hoy en día?

El artista, el músico, cuenta en Berlín con un prestigio social enorme. Es como un abogado, un médico o un arquitecto"

-Es difícil pensar en una trayectoria o un plan, porque básicamente no lo hay. Ni me pasa a mí, ni creo que le haya pasado a ningún director tener un plan claro para llegar a esto. Claro que siendo de una familia muy humilde, de un barrio de Granada donde no hay músicos, simplemente he sido mi propio impulso y mi propia pasión por aprender y vivir la música. Nunca me había marcado un objetivo. No voy a decir que no haya sido ambicioso, pero mi ambición no ha sido llegar a algún sitio, sino aprender y ser mejor músico cada día.

-¿Cuáles han sido sus mayores dificultades?

-El reto es seguir estando muy equilibrado física y emocionalmente, mentalmente. Ése es el reto y el desafío. Y para llegar hasta aquí, la dificultad, que no es una dificultad en sí misma, es haber tenido que hacer yo solo el camino y tomar todo el tiempo decisiones muy importantes a cada paso para seguir mi camino.

-¿Se ha arrepentido alguna vez de alguna de sus decisiones?

-No, porque todo ha servido para algo. Al final tengo la fortuna de dedicarme a lo que me dedico y de trabajar con los mejores músicos del mundo y además mantener las raíces y mi contacto con mi familia y mi entorno más cercano intacto. No me arrepiento de nada. Soy un afortunado en ese sentido.

-Es uno de los directores de orquesta de España más aclamado a nivel mundial. Conquistó la Metropolitan Opera de Nueva York con su Rigoletto y ha dirigido la Filarmónica de Viena, un honor reservado solo a unos pocos, ¿le queda algún sueño por cumplir?

-Sí, muchos. No son sueños como en el caso de un deportista que quiere ganar tal torneo. Aquí no se trata de conseguir un número mayor de conciertos o un listado de nombres con los que he trabajado. Ya he trabajado con todos los que quería trabajar y sigo haciéndolo. Mi sueño ahora es ahondar aún más en esas relaciones. Cada ocasión es una oportunidad para seguir ahondando aún más en mi camino como director de orquesta y en mi relación con las orquestas. El camino es muy largo. No es una cuestión de llegar y marcar con una cruz después de haber dirigido tal o tal orquesta.

-¿Le gustaría asumir la titularidad del Teatro Real en un futuro?

-Pues no lo sé. Inmediatamente no, porque estoy contentísimo con el papel que tengo ahora mismo. Tengo una presencia, no solamente cuando dirijo el título anual. Mi presencia allí es continuada. Esto me permite seguir con todas mis giras alrededor del mundo, pero tener un pie en casa.

-Como nuevo director del Festival Internacional de Música y Danza de Granada vuelve a su tierra, ¿nada como estar en casa?

-Sí, estoy muy contento. También es muy importante. Básicamente lo acepté por romanticismo también, porque es estar en Granada. Es donde nací, es mi casa, donde aún tengo a mi familia. No pierdo mi fascinación por mi tierra. Por lo maravillosa que es mi ciudad. Añadir un proyecto tan importante a mi agenda es un reto, pero me estimula mucho pensar que han confiado en mí para darle al festival una dimensión internacional importante.

-El director de orquesta argentino Daniel Barenboim está preocupado por la formación musical de las personas hoy en día y recuerda la importancia de acercar este ámbito cultural a la gente ya desde niños para lo que promueve guarderías y escuelas musicales. ¿Cree que existe un déficit de cultura musical en España? ¿Se podría llevar a cabo un proyecto como el de Barenboim en España?

-Creo que hay un déficit absoluto en la enseñanza musical y es ahí desde donde se prestigia la cultura y la música. No se trata solo de formar a músicos profesionales. La música es transmitir una infinidad de valores positivos, solamente positivos, que tienen conexión con otras muchas vertientes de la persona y esto es importantísimo. Es importante formar a personas que crezcan a través de la música en el respeto, en escuchar, en dialogar, en la educación de la sensibilidad, del diálogo y también de la disciplina. Luego cada persona puede aplicarlo a la música o a cualquier otro ámbito. En España no existe. No se trata de crear más escuelas de música, que también, se trata de integrar la música en la educación elemental. Lo que está haciendo Barenboim es muy importante, porque personas como él le dan visibilidad a ese problema. Es algo que me preocupa últimamente, y cada vez más, y me gustaría en el futuro poder promover y dar visibilidad a este problema.

-Cree que en ese acceso musical juega un papel importante el precio de las entradas?

-Yo no creo en eso. Es una cuestión de prioridades. Salir a tomar unas cervezas en Madrid cualquier noche vale lo que vale una entrada en el Teatro Real. Depende de qué entradas claro. Se puede ir por 20 euros y por 30 euros. Es una cuestión de prioridades y de valorar.

-Hoy en día se puede ser una persona bien formada culturalmente sin estar en contacto con la música, algo que antes parecía imposible. ¿Seguiremos teniendo una vida musical en 50 años?

-Por supuesto. Soy optimista completamente. Esto es un tema que no es nuevo. Si uno consulta la hemeroteca puede ver que en los años 40 o 50 se decía que el público estaba envejeciendo. Es un tema constante.

-En Berlín parece haber una mayor pasión por la vida musical...

-Sí, claro, pero Berlín es un caso excepcional. Es una ciudad relativamente pequeña con seis orquestas, tres óperas, compañías de ballet, grupos de cámara, etc. Lo que pasa en Berlín no pasa en casi ninguna otra ciudad del mundo. Creo que pasa por una cuestión de tradición, de historia. La música forma parte del ADN de la sociedad. El artista, el músico, cuenta con un prestigio social enorme. Un músico es tan importante como un abogado, un médico o un arquitecto. La música tiene un papel muy importante en la vida de las personas. Es un país en el que cuando hay crisis invierten más en cultura. Después de la guerra lo primero que hicieron fue reconstruir las casas y las orquestas. En lugar de recortar se le ha dado más importancia, porque es donde residen los valores. Hay que agarrarse a la identidad y la identidad es la cultura con mayúsculas de un país.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios