Susana Girón. Fotógrafa

"No sé distinguir en qué medida soy fotógrafa y persona"

  • La artista granadina recibe Mención de Honor en los IPA por 'The Cathedral of Don Quixote' y 'Last chance'

Susana Girón tiene una beca de fotografía de la Universidad Miguel Hernández, ha sido nominada en la categoría de Cultura y Arte de los Premios Sony y acaba de hacerse con la Mención de Honor en los Premios International Photography Awards 2012 por sus obras The Cathedral of Don Quixote y Last chance. A pesar de sus méritos esta artista de lo cotidiano y lo real, reconoce que su verdadera motivación -lejos del reconocimiento público- es la búsqueda de historias personales.

-¿Por qué su fotografía documental se inclina hacia los temas sociales?

- La fotografía es una herramienta para satisfacer la curiosidad por ciertos aspectos del mundo que no acabo de conocer. El aspecto social es muy importante para mí porque concibo mis fotografías como una voz para la gente que lo está pasando mal. En este sentido, no sé distinguir en qué medida soy persona y fotógrafa, no soy capaz de separarlo.

-¿Qué grado de implicación y compromiso hay en las historias que plasma?

-Total. Puedo decir que todos los protagonistas de mis historias son amigos. Les sigo la pista, mantengo el contacto y me intereso por ellos.

-Además del componente social, ¿qué busca en sus historias?

-Me gusta reflejar la cotidaneidad de las cosas y la creencia de las personas en algo, no necesariamente en un sentido religioso sino humano. Por ejemplo, la cotidaneidad en las fotografías de mi obra Legados o la creencia en la de Justo Gallego, protagonista de The Cathedral of Don Quixote.

-¿Cómo ve el mundo actual a través de su objetivo?

-Se ve de manera muy confusa. Advierto una gran crisis de valores en todos lo ámbitos, político, humano, mediático y todo ello unido a un gran cambio social.

-¿Su interés por la fotografía es vocacional?

-Definitivamente sí. Desde pequeña pedía una bicicleta y una cámara fotográfica. Llegó antes lo primero y me encaminé hacia el deporte. Hice INEF y trabajaba como profesora de Educación Física hasta que empecé los primeros cursos de fotografía. Entonces me pregunté como no me había iniciado antes en aquello que me apasionaba aún más que el deporte. A partir de ese momento tomé la decisión de dedicarme profesionalmente a la fotografía.

-¿Cómo fueron sus inicios en el mundo de la fotografía?

-Empecé tarde, con 24 años. Pero me fui introduciendo como una hormiguita, pasito a pasito. Primero realizando cursos, después con la obtención de becas que me permitieron conocer a autores y agencias de prestigio como Magnum. Tras ello decidí volver a estudiar para graduarme en Fotografía y Artes Visuales por la Universidad Miguel Hernández de Elche.

-¿Cómo llegó a afianzarse en el mundo de la fotografía?

-Hace dos años empecé a trabajar con la empresa Polaris en Nueva York, algo que me abrió muchas puertas. Tras ello, fiché por Cordon Press en España y resultó ser el espaldarazo, es decir, la cobertura que nos hace falta para los que trabajamos en esto.

-¿Tiene especial predilección por alguna fotografía?

- No soy nada diva ni me recreo en mi obra. Las fotografías que más me gustan, las que pongo sobre mi mesita de noche son las de mis sobrinas, mi madre y mi familia en general. Me conmueve la serie de fotografías de Legados, por tratar sobre mi tierra (Huéscar) y mi gente. En un plano más profesional me encanta el trabajo de Cristina García Roderoo sobre la España Oculta y la frescura de la obra de Jana Romanova. Lo bueno siempre está en los clásicos.

-¿Qué le queda por hacer?

-No he hecho prácticamente nada, acabo de empezar. A mí lo que me motiva no son los galardones -aunque se agradece "ese aplauso concentrado"-, sino encontrar historias cargadas de simbolismo y dejar constancia de ello. Le pido a la vida que me regale historias.

-¿Cuáles son sus proyectos?

-Este año estoy volcada en un reportaje sobre las mujeres refugiadas en Turquía, procedentes de países en conflicto como Siria o Afganistán. Historias personales dramáticas que hacen pensar sobre la situación de la mujer en aquellos países.

-¿Por qué esa plamación de la mujer?

-No soy nada feminista ni me muevo en esos círculos pero hay que valorar el sacrificio de nuestros madres que vivieron en otra época. Nunca me he sentido menos que un hombre o con menos derechos que ellos. Además, en otro países la situación de la mujer es muy diferente a la de aquí. En mi trabajo sobre Turquía, hay mujeres repudiadas por sus familias por motivos como un divorcio.

-¿Se puede vivir de la fotografía?

-La fotografía da muchas alegrías pero de las que no dan de comer. Son muchas horas de dedicación que nunca amortizas. Pero es mi vocación, lo que he elegido vivir y por ello el dinero es secundario.

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