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"Cuando entras en conflicto contigo mismo es cuando sabes lo que quieres"

  • La malagueña presentará hoy en el Isabel la Católica 'Oro viejo', un espectáculo que emocionó de tal forma al reconocido bailarín Mikhail Baryshnikov que cuando lo vio se arrodilló ante ella

Ha aprovechado cada minuto como si fuera el último. Rocío Molina (Málaga, 1984) no sabría elegir el momento más emocionante de su vida porque desde que a los 3 años dejara claro que quería bailar todo ha sido vertiginoso y apasionante para ella: "Las emociones cambian desde las primeras veces que bailas ante el público hasta la vez que consigues ir a un festival o incluso repetir por séptima vez". Todas son, dice, igual de importantes. Hoy ofrecerá en el Isabel la Católica Oro viejo (22:30 horas), un espectáculo que causó tal sensación en el bailarín Mikhail Baryshnikov -reconocido como uno de los mejores- que, después de verla en su estreno en el Flamenco Festival USA 2010, se arrodilló ante ella.

-Han dicho de usted que es la Rafa Nadal de la danza flamenca, que es una bailaora superdotada... ¿Qué siente cuando escucha semejantes elogios de crítica y público?

-La verdad es que me siento una persona muy afortunada y realizada. Es una alegría ver que tengo la posibilidad de hacer lo que quiero pero trato de separar lo que se dice de mí porque forma parte del trabajo.

-¿Cuánto hay de Rocío Molina en 'Oro viejo'?

-Oro viejo es una reflexión sobre mi propio reloj. Desde que tomé conciencia sobre lo que quise hacer en la vida se aceleró mi tiempo. Fue a partir de los siete años, cuando empiezo a estudiar antes de la edad permitida, cuando empiezo a hacer proyectos incluso antes de ser mayor de edad, cuando comienzan a ocurrirme cosas más deprisa de lo normal...

-¿Se arrepiente?

-No, sólo que miro para atrás y da un poco de vértigo. Todo este tiempo he estado escuchando mi cuerpo y mis ilusiones y he tenido la suerte de hacer lo que he querido.

-¿Y cómo se le baila al paso del tiempo?

-El tiempo puede tomar muchas formas. En Oro viejo, al principio, se ve una imagen de vértigo en altura; luego, al final, le bailo al tiempo de una forma angustiosa, como si fuese una tortura china en la que te va cayendo una gota constante en la frente... Hay muchas formas de percibir el tiempo. Está el tiempo prolongado, el tiempo en pausa, el tiempo que te amenaza.

-¿Vuelve a introducir dosis de flamenco contemporáneo?

-En este caso es el espectáculo menos contemporáneo de los que he hecho. Viajamos a una época en la que nunca habíamos estado, a los años cincuenta. Oro viejo es imaginarte siendo una persona mayor en esos años sentado en una hamaca y escuchando la radio: puede sonar desde un fandango de Marchena hasta una corrida de toros o una copla. Todo eso se ve reflejado musicalmente.

-Gracias a obras como 'Entre paredes', 'El eterno retorno' o 'Almario' ha demostrado que era mucho más que una promesa. ¿Qué le inspira?

-Lo que menos te esperas de la vida es lo que más te da. A veces es una imagen; otras, un sonido, una sensación o unas palabras que alguien te dedica. Son reflexiones que pueden aparecer en cualquier forma y en cualquier momento.

-¿Qué tiene su baile de geometría?

-Podría decirse que es la última fase en la que me encuentro. Si se mira toda mi carrera mi baile en conjunto sería más plástico pero sí es verdad que en mi último estudio del cuerpo me interesa hablar sobre la ruptura, sobre las formas rotas, otro tipo de movimientos que tienen algo que ver con el cubismo.

-Sin dejar atrás la pasión...

-Claro que no. Puedes encontrar la fuerza sentimentalmente en cualquier estética.

-Aunque sienta algo de vértigo al mirar atrás, ¿qué significa para usted eso del carpe diem?

-Es una frase que lo dice todo, yo también creo que hay que vivir cada momento aun sabiendo que no todo son emociones buenas. También tienes que dejar paso a las malas.

-¿Ha tenido muchas?

-Como todo el mundo, pero tiene que haber momentos peores para poder crecer y evolucionar. Para sacar fuerzas.

-¿Cómo es Rocío Molina cuando se baja del escenario?

-Intento ser una persona normal. Me gusta estar rodeada de mi gente pero también disfrutar de mi tiempo sola, leer, pasear...

-¿Cuándo se dio cuenta de que podía volar sola?

-En el momento en que te colocas delante de un espejo en soledad y ya no tienes que hacer lo que todo el mundo hace o lo que la profesora dice sino que te enfrentas a ti misma. Cuando entras en conflicto contigo mismo es cuando sabes lo que quieres.

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