Entrevista Pilar Eyre | Periodista y escritora

"Después de las guerras siempre hay un ansia inmoderada por consumir"

“Después de las guerras siempre hay un ansia inmoderada por consumir”

“Después de las guerras siempre hay un ansia inmoderada por consumir” / Archivo

Pilar Eyre (Barcelona, 1951) compagina su trabajo como periodista con el de escritora, una doble profesión que en su opinión “ha enriquecido ambas facetas”. Licenciada en Filosofía y Letras y Ciencias de la Información, ha ejercido el periodismo como columnista, entrevistadora y reportera en diversos periódicos y revistas a la vez que colaboraba en radio y televisión. Además es autora de numerosos ensayos y novelas. Finalista del Premio Planeta en 2014, participa estos días en los encuentros virtuales con escritores de la editorial, en la que también ha visto la luz su última novela, Un perfecto caballero.

–Con una vida social tan intensa , ¿cómo lleva ahora el confinamiento?

–No sabes al día la cantidad de vídeos en plan selfie que me tengo que hacer: que si para los del gremio de restauración ; que si tal está en un directo en Instagram a ver si puedes participar; que menganito tenía que presentar libro hoy, a ver si puedes echar una mano... . Me estoy haciendo una lista porque tengo que ir cambiando el fondo.

–Entonces, ¿se ha planteado el encierro a fuerza de telecomunicaciones?

–La verdad que me lo había tomaba como un periodo bastante tranquilo para escribir porque estoy trabajando ya en mi próxima novela pero como te llaman los compañeros... Estamos volviendo casi a la época de mis inicios en la profesión: a ayudar con una sensación un poco de tribu y con medios casi artesanales. Y el resto del día lo dedico a escribir porque la verdad que estoy sola con mis perritos y puedo sacar 8 horas, que es lo que más me gusta en el mundo.

–Su última novela, Un perfecto caballero, arranca con la descripción del ambiente de la Barcelona franquista el día que el General Yagüe entró victorioso en la ciudad. ¿Por qué ha elegido ese contexto histórico?

–Es una novela que estaba germinando en mi desde hace años. Mi padre estuvo preso durante toda la Guerra Civil. Un tío, el hermano de mi madre, murió en la División Azul a los 18 años. Todos los demás fueron falangistas que estuvieron presos o escondidos y tuvieron cargos de responsabilidad después de la contienda.

–¿Ha sido una forma de verbalizarlo?

–Sí, era algo muy presente en mi familia pero de lo que nunca se hablaba. Mi padre nunca mencionó ningunas de sus vicisitudes, que fueron muchas y duras porque estuvo dos años en prisión condenado a muerte y esperando cada mañana que llegara la lista de los que iban a fusilar. Debió ser terrible en un chico jovencísimo que no tenía ni 20 años. Yo he escrito muchos libros sobre el franquismo y aquella época y cada vez que le preguntaba me decía: “No, no me hables de eso Pilarita, no quiero saber nada” .

–¿Eso despertó su curiosidad?

–Mi curiosidad y mi interés. Empecé a preguntar a personajes de fuera y a acumular datos, que al final tuvieron que salir porque tenía muchas vivencias y cosas que contar. Y también decidí escribir la novela porque esta generación de los 40 y 50 ha sido muy poco retratada en la literatura con los ojos de hoy y creo que merecía un reconocimiento, es que es lo que yo he querido hacer.

–Y cuando se ha retratado, ¿ha sido de forma ecuánime?

–Fue una época muy dura de la que he intentado reflejar todo, porque fueron personas que lo vivieron todo, también se enamoraron, disfrutaban y se reían. Entre los vencedores también hubo gente honrada y en el otro bando también había canallas y sinvergüenzas. No todo es blanco o negro. A la presentación del libro en Sabadell hace un mes fue un amigo mío que se había puesto un traje especial con corte moderno y tejido de la fábrica de sus padres de los años cuarenta. Parecía gris pero me acerque a la manga y cada hilo era de un color: rosa, rojo, verde, morado... Esa es la metáfora de mi libro.

"“Entre los vencedores también hubo gente honrada y en el otro bando también hubo canallas ”

–También aparecen personajes históricos y el ambiente de la ciudad. ¿Ha tenido que realizar un trabajo de documentación muy minucioso?

–He escrito muchos libros sobre el franquismo, más la memoria familiar más mi propia memoria como periodista durante los últimos 40 años, pero he recurrido a los fondos de la Biblioteca Nacional, que están todos digitalizados. En alguna cosa siempre caes, pero afortunadamente aquí todavía nadie me ha dicho eso de “en esto te has equivocado”.

–¿Ha conocido a muchos 'Mauricios Casasnovas', el empresario de éxito y marido infiel?

–Podría ser el personaje de ficción del libro pero tampoco lo es. Yo me metía siempre por todas partes en mi casa para escuchar conversaciones, supongo que de ahí viene mi vocación de periodista. Con seis años escuché a mis padre comentarle a mi madre que fulano de tal se había echado una querida, una obrera de su fábrica: “Y lo peor de todo es que se ha enamorado de ella. Está loco, quiere dejar a la mujer”. Esa historia, que no sé como continuó, se me quedó grabada porque era una mezcla de morbo, pasión y de clandestinidad.–

¿Tiene esta guerra con un enemigo invisible algún paralelismo con la Guerra Civil?

–Nos vamos a ver ahora en una gran crisis económica pero el otro día comentaba con un amigo que después de las guerras siempre hay un ansia inmoderada por consumir, por resarcirse. Por ejemplo, la alta costura francesa floreció después de la Segunda Guerra Mundial porque las señoras tenían ansia por resarcirse, vestir bien, ir a la peluquería... Yo ya estoy pidiendo hora para ir a la peluquería.

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