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El esplendor del dibujo

  • La exposición aúna obras de gran importancia con otras de muchísimo menos interés, aunque realizadas por nombres de verdadera significación

No se ha decantado el área de cultura del Ayuntamiento de Sevilla por el fomento de las artes plásticas en general ni por las más avanzadas en particular. El sentido de lo tradicional que, dicen, está tan unido a la esencia de lo sevillano se hace demasiado presente en todos los actos referentes a la cultura, el arte contemporáneo ni por asomo; es toda una asignatura pendiente. Ni antes, cuando otros gobernaban, ni después cuando lo han hecho los que a aquellos sustituyeron, ha existido intención grande por promover un programa expositivo digno de la importancia de la ciudad. Los escasos intentos de programaciones han sucumbido por la escasez de ideas de unos y de otros, más preocupados en otros asuntos, probablemente, más acordes con el espíritu de una ciudad que se mira excesivamente así mismo y a sus glorias pasadas. Quizás para darle un poco más de rigor a estas manifiestas carencias, las cabezas pensantes de la cultura municipal hispalense buscaron como asesor en materia de infraestructuras culturales y patrimonio del Instituto de Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS) a Benito Navarrete, cuya sapiencia en materia artística -tradicional- es reconocida aunque puede que la plástica contemporánea le venga un poco larga. El investigador sevillano ya fue protagonista, en este mismo espacio del antiguo Convento de Santa Clara, de una exposición muy del estilo de esta institución, El joven Velázquez, donde se presentaba la Educación de la Virgen de Yale y un simposio internacional coordinado por el profesor jerezano.

En los últimos meses, las salas del Espacio Santa Clara -muy difícil llegar hasta allí y con una nula indicación- acogen como exposición estrella De Zubarán a Picasso. Artistas andaluces en la Colección Juan Abelló, demasiado título para después encontrarte con un contenido no tan esclarecedor. Por cierto, la exposición presenta la incongruente filosofía de cobrar la entrada -seis euros- a los visitantes de fuera de la ciudad, siendo gratis para los sevillanos de Sevilla, que no para los de la provincia. Y para incongruencias y arbitrariedades, el Zurbarán con el que se inicia la exposición no ha estado presente las últimas semanas por haber sido trasladado a Madrid; de lo cual no te informan, pero te siguen cobrando la entrada. Son situaciones bastante a contracorrientes que dicen muy poco de la organización de una muestra que se ha vendido con demasiada cohetería.

La exposición consta de dos partes perfectamente diferenciadas. En la sala de la primera planta del convento nos encontramos con casi una treintena de pinturas que abarcan desde los siglos XVI hasta obras de autores contemporáneos -Luis Gordillo, Carmen Laffón y Guillermo Pérez Villalta-, así como con dos extraordinaras esculturas del escultor granadino José de Mora. Se trata de una colección que yuxtapone obras de gran importancia, salida de la genialidad de algunos autores, con otras de muchísimo menos interés, aunque realizadas por nombres de verdadera significación en el contexto general del Arte. Obras de Zurbarán, Murillo -espectacular su Joven Gallero, de las pocas obras que realizó fuera de su típica pintura tradicional-, Pedro de Campaña, Luis de Vargas, Pedro de Camprobín, Joaquín Domínguez Bécquer... hasta llegar a artistas ya del siglo XX, con obras de Picasso, Julio Romero de Torres, Vicente Vázquez Díaz, José Guerrero, Ismael Gómez de la Serna y los, ya mencionados, Carmen Laffón, Luis Gordillo y Pérez Villalta. Muy importante, aunque quizás, pase desapercibida en el contexto general de la muestra, es la colección de dibujos que se agrupa bajo el nombre de Album Alcubierre, una colección creada en el siglo XVIII por Don Miguel de Espinosa, Conde del Águila, con dibujos y bocetos de grandes artistas, especialmente sevillanos y andaluces. Así nos encontramos con joyitas salidas de las manos de Diego de Siloé, Alonso Cano, Vicente Carducho, Bartolomé Esteban Murillo, Antonio del Castillo, Francisco Pacheco, Juan de Valdés Leal, entre otros muchos. Junto al Album Alcubierre se expone una maqueta de la catedral de Cádiz, no comprendemos muy bien con qué objeto

La exposición nos conduce por una parte -ni mucho menos la mejor- de la colección Abelló, aquella que nos presenta una serie de artistas andaluces de la más amplia naturaleza creativa y que, además, nos permite encontrarnos con un espléndido conjunto de magníficos dibujos que manifiestan la trascendencia de grandes artistas. De todos modos mucha cohetería para no excesiva sustancia.

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