Astronomía - Perseidas

200 estrellas fugaces por hora el 12 de agosto

La lluvia de meteoros veraniega conocida popularmente como Perseidas tendrá su máxima actividad el próximo miércoles entre las 19:30 horas y las 22:00 horas, intervalo en el que se podrán observar hasta doscientas estrellas fugaces en una hora desde puntos de todo el país.

Unas cuarenta agrupaciones de astrónomos aficionados y otras entidades realizarán observaciones públicas en plazas y lugares emblemáticos del país en la Tercera Fiesta de Estrellas, organizada por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), con sede en Granada.

El objetivo de este proyecto de ámbito nacional es la organización de observaciones públicas en plazas y lugares emblemáticos en fechas coincidentes con efemérides celestes relevantes, como es este caso, ha informado hoy la organización en un comunicado.

Entre los lugares elegidos para las observaciones destacan por ejemplo la playa de las Salinas, en Roquetas de Mar (Almería), donde se podrán ver desde la arena a la vez que se relatan historias acerca del Universo.

Otra propuesta curiosa es la de la asociación AstroSantander, que ofrece observar este fenómeno desde una goleta en el mar, o la iniciativa organizada por AstroCuenca, para ver las Perseidas desde las ruinas romanas de Valeria.

Esta lluvia de estrellas se inicia generalmente alrededor del 17 de julio y se prolonga hasta el 24 de agosto, aunque depende del año, y en esta ocasión la Luna entrará en su fase de cuarto menguante el 13 de agosto, por lo que dificultará algo la observación de los meteoros más débiles.

Científicamente lo que se conoce como estrellas fugaces son partículas de polvo de tamaño variable que los cometas van dejando a lo largo de su órbita mientras giran alrededor del Sol.

Compuesto por hielo y rocas, el núcleo de un cometa se calienta cuando se acerca a una estrella (proceso de sublimación), formándose una débil atmósfera alrededor del mismo, que recibe el nombre de coma o cabellera.

Cuando el cometa se va aproximando al Sol, el viento solar azota la coma y se genera la característica cola, que puede llegar a alcanzar longitudes de millones de kilómetros.

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