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El factor humano

Músico: Micah P. Hinson. Lugar: Teatro Isidoro Máiquez de CajaGranada. Fecha: miércoles, 9 de mayo de 2010. Aforo: lleno.

En 1996, Bob Dylan permitió que el Banco de Montreal usase su canción The Times They are a-Changin en una campaña publicitaria. Treinta años antes, había dicho de ella: "No es una declaración, es un sentimiento". Si convenimos en que no había burla o disimulo en aquellas palabras, con su canción Dylan no trataba de explicar, como un iluminado, lo que otros dudaban o ignoraban; pretendía, sencillamente, comunicar a otras personas un estado de ánimo producido por causas que lo impresionaron con viveza.

Micah P. Hinson comenzó su concierto del miércoles interpretando los primeros compases de dicha canción de Bob Dylan, en una aparente declaración de intenciones, la de vincular su propuesta a la de los grandes nombres de la historia del folk americano (Woody Guthrie era evocado desde la guitarra de Hinson, sobre la que, como en la de Guthrie, rezaba escrita la leyenda "Esta máquina mata fascistas"), que interrumpiría airosa y súbitamente para mostrar a los asistentes que su propósito real no era hablar de Dylan ("¿Bob Dylan?, Yo puedo escribir mis propias canciones... mejores canciones.", espetó) o Guthrie, tampoco de Elvis o John Denver, a quienes versionó en el bis; sino hacer la narración de su vida a través de sus canciones.

El de Tennessee concibe la música como un acto de comunicación humano y, por tanto, imperfecto. Por pura coherencia, su concierto fue un imperfecto acto de comunicación humana.

Imperfecto sólo a causa de inconvenientes técnicos de poca entidad o, para algunos espectadores y el propio Hinson, a causa de las barreras idiomáticas que impedían a unos disfrutar de las extensas e intensas glosas de Micah P. Hinson a la mayor parte de sus canciones; y al intérprete, de la reacción del público ante la escucha de las mismas.

Por lo demás, en el extenso repaso que hizo en el concierto a su discografía pudimos disfrutar de un carismático Micah P. Hinson dialogante y sincero que con hondura y desgarro nos cantó y nos contó pasajes de una vida en la que las cicatrices que dejan el rencor, las instituciones mentales, las drogas, los anillos de compromiso, la religión o las snuff movies pueden transformarse en pura vitalidad gracias a una guitarra y una voluntad libre.

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