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Más falsa que Judas

Drama romántico, EEUU, 2014, 109 min. Dirección: Susanne Bier. . Guion: Christopher Kyle (Libro: Ron Rash). Intérpretes: Jennifer Lawrence, Bradley Cooper, Toby Jones, Rhys Ifans, Sean Harris, Blake Ritson, Sam Reid, Sean Harris, Kim Bodnia, Charity Wakefield, Ana Ularu, David Dencik, Ned Dennehy, Mark O'Neal, Michael Ryan. Cines: Kinépolis. Cinema 2000.

La danesa Susanne Bier es una multipremiada directora que en su día se acogió al astuto y tramposo paraguas de Dogma para ir revelando poco a poco el vacío creativo que había ocultado con productos unas veces más y la mayoría menos interesantes. Serena es el punto más bajo de su declinante carrera porque al enfrentarse a lo más difícil, por ser lo más convencional y por ello exigir mayores esfuerzos para personalizarlo, demuestra carecer de recursos profesionales para afrontar con éxito el reto de una gran producción comercial basada en un bestseller melodramático. Le faltan a la vez creatividad para abordar con originalidad lo convencional y oficio para resolverlo con solvencia.

Es cierto que se encuentra con el hándicap de un reparto encabezado por dos estrellitas tan sobrevaloradas (al menos de momento) como la propia Bier, Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, que además de mostrar graves carencias interpretativas (lo que puede achacarse a la dirección) no logran dar la más mínima credibilidad a sus personajes. Este melodrama presuntamente poderoso (drama rural de pasiones desatadas en un paisaje espectacular durante una época trágica) interpretado por personajes presuntamente fuertes requiere algo más que estos dos guaperas que le dan un aire más de Pasión de Gavilanes que de gran drama rural-forestal. Además están mal fotografiados, más como modelos que como actores. Especialmente grave es el caso de Jennifer Lawrence que, se supone, debía interpretar a una especie de Bette Davis tan inteligente como ambiciosa, tan independiente como cruel. El resultado está tan lejos de una gran interpretación dramática como la factura de la película lo está de un gran melodrama.

Algo tendrá que ver la Bier en esto porque la poca credibilidad de los actores se extiende a la reconstrucción de la época -la Gran Depresión- y de las atmósferas: todo suena a decoración, a falso. La forma en que filma el best seller de Ron Rash es torpe y, empeorada por los actores y la ambientación, crea una total enemistad entre la narración y el espectador, que se desentiende de una torpe propuesta a la que se le ven las costuras.

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