Flamenco

"El flamenco se pasea menos por los pueblos que un tigre por Sevilla"

  • El más rebelde del flamenco cumple treinta años de buen cante y mejores críticas e ideas sociales

El Cabrero es uno de los personajes actuales mas importantes en el mundo del flamenco. Lleva tres décadas como primera figura en los mas destacados festivales flamencos de Andalucia y el mundo entero. Sus letras son cantadas por la mayoría de la afición. Anárquico y literato, cabrero de vocación y cantaor de profesión, es un cantaor en estado puro, y una persona libre a ultranza, que ama el campo y alza su voz siempre para pedir justicia.

-José, comencemos por una pregunta tópica: ¿Cómo se encuentra El Cabrero, en qué momento artístico se halla actualmente?

-Me encuentro con muchas ganas de cantar y de escuchar cantar a otros. Y ya en lo profesional sigo ahí en ese sitio en que me ha puesto el cante y los aficionaos.

-Además de cantaor largo y profundo, es usted un personaje carismático que mueve pasiones, ¿no existe actualmente un vacío en ese aspecto, es decir, mucho cantaor joven casi mecánico, pero con poca personalidad?

-Si te digo que no conozco a la mayoría de los cantaores jóvenes no es por quitarme la pregunta de encima, es que casi siempre coincido con los mismos artistas en los festivales y suelen ser ya de mi tiempo o un poco más jóvenes. Luego, cuando vuelvo de las cabras, casi siempre escucho los discos que tengo, de Fernanda, Juan Talega, Mairena, Tío Borrico, Caracol, Tomás, Fosforito, Chocolate, en fin… que son los moldes donde me formé y no tengo discos de cantaores más recientes. Como no los he escuchado a todos no te voy a dar nombre de ninguno pero algunos jóvenes con quienes me ha tocao cantar tengo el convencimiento de que serán artistas de largo recorrido flamenco.

-¿Es una leyenda urbana eso de que usted ganó un juicio a un terrateniente porque sus animales pastaban en las Realengas o vías pecuarias?

-Uno no, un buen puñao de juicios he tenido y todos los he ganado. Desde 1974, antes de morir el innombrable, he pasado hasta por la cárcel por defender lo que es de dominio público. Me tuve que ir a vivir a Dos Hermanas por consejos de mi abogado porque en mi pueblo todo eran provocaciones y coacciones, cada vez que intentaba pasar por una verea. Y lo peor de todo es que las vereas siguen usurpadas y eso que el asunto fue al Parlamento Andaluz y votaron arreglarlo. Eso fue por el año 89 ¡fíjate si han tenido tiempo! Y en la verea sigo y ella sigue usurpada.

-Otra pregunta típica: siendo un poco autocríticos, ¿qué le sobra al mundillo del flamenco?

-Le sobran funcionarios que no cantan, que no tocan y que no bailan. Le sobran quienes hablan de apoyar el desarrollo del flamenco y han conseguido que el arte jondo se pasee menos por los pueblos andaluces que un tigre por la calle Sierpes de Sevilla. El flamenco nunca tuvo tanto dinero a su disposición y nunca estuvo tan empobrecido en su propia tierra. Hay festivales andaluces con más de treinta años de solera que se han perdido mientras llevamos el flamenco, con dinero de los todos los andaluces, al extranjero. Yo tengo una edad y he conocido de todo pero lo que no había visto hasta ahora es que los aficionados de esos pueblos de Andalucía se queden sin sus festivales mientras no faltan en París, Bruselas, Nueva York o Londres. Y el flamenco en el extranjero no necesita subvención de los andaluces: lo digo por experiencia.

-La Andalucía por la que usted luchó, la de sus primeras letras, ¿ha evolucionado, o sigue estando igual?

-Bueno, hoy casi todos tenemos uno o dos cuartos de baño pero Andalucía está más vulnerable que una borrega sola en un paisaje de depredadores. Porque está más empobrecida de inquietudes sociales, políticas y culturales. Entonces había un ansia de romper con el pasado franquista, de defender los valores de esa izquierda necesaria y digna y ahora la tendencia, que me horroriza, es votar a la derecha más rancia, más desleal, más cutre y más "presuntamente" corrupta, desde la transición. Se ha perdido la conciencia de clase y se aspira a ser un pequeño burgués, como nos predica la nuestra: Canal Sur, que parece dirigida por un ministro de propaganda franquista. ¿Cómo quieren que la gente no le vote a la derecha si le están metiendo la cultura de derechas por los ojos y por los oídos y con embudo y sin embargo todo lo que huela a izquierda lo ignoran o lo censuran?

-¿El Cabrero ni se compra ni se vende?

-Una cosa es vender una actuación y otra ser un vendido. El Cabrero, artista, se vende en el precio de su cachet pero, atención, para cantar lo que le da la gana sin distinción del color que tenga el que compra. Pero lo que no se compra ni se vende es José Domínguez Muñoz, sus ideas, sus opiniones y su voto.

-¿Es el flamenco un cante por naturaleza de 'protesta'?

-El cante nace con un ay y tú sabes que los flamencos, cuando decimos ay, es señal de que nos estamos quejando. Yo siempre digo que canto lo que siento y el que piense que este mundo es perfecto, ¡que le cante a los farolillos de la feria de Sevilla! Pero los que nos rebelamos ante todo eso también le cantamos al paisaje, a la ternura, al amor: el flamenco posee los registros para que el que canta pueda expresar todos sus sentimientos.

-Maestro, el flamenco es muy dado a grandilocuencias, y dicen que si tal o cual fue el mejor cantaor del mundo.. ¿Eso existe, puede existir el mejor cantaor de todos los tiempos?

-En cante flamenco, el mejor no existe ni ha existido. Sí que hay artistas que han llevado estilos a cumbres que parecen insuperables: porque Fernanda ha cantao por soleá mejor que cualquier otra mujer en toda la historia y ¿qué me dices, en hombre, de la soleá de Juan Talega? Y Vallejo por esos cantes de tu tierra ¿hasta dónde los elevó? La genialidad de Caracol. Y Mairena, su magisterio, sus cantes por tonás, por romance; Tomás por bulería por soleá; la Paquera por tientos o por bulería; Camarón, que fue un fenómeno, viejo y joven a la vez; Terremoto o Chocolate por seguiriya, ese Fosforito, el colmo del talento cantaor, por esos cantes de levante. ¿quién supera esos tarantos que tiene con Habichuela, y esos cantes abandolaos y esas cantiñas? Lo que sí estoy orgulloso es de que el flamenco tenga artistas inmensos y haber tenido la suerte de beber en ellos y de compartir con algunos de ellos muchas y grandes noches de cante.

-¿Contra qué protesta ahora el Cabrero?

-Pues, lamentablemente, protesto contra lo mismo que cuando me subí por primera vez a un escenario. Estamos haciendo la guerra donde no se nos ha perdido nada; por imposición del capital, los trabajadores pierden derechos conquistados a fuerza del sacrificio de muchos luchadores; la corrupción está a la vista y el clero sigue con los mismos privilegios, o mayores. O sea, que los pastores que se ocupan del redil, por no mirar por las borregas, dejan que los lobos depreden a sus anchas y, por lo menos a mí, me sobran los motivos para protestar.

-¿Prefiere un festival flamenco o un teatro?

-Ya sabes que uno canta según lo coja el momento y en eso no influye el sitio. A mí me gustan mucho los festivales porque por regla general somos varios artistas, se escucha un buen abanico de cantes y de ecos y eso enriquece la noche flamenca. Me gusta compartir el escenario con otros compañeros y cuanto mejor los coja, mucho más regocijo para el cante y más inspirao sale uno. El ambiente de los festivales es más desenfadado, más natural o menos encorsetado que en los teatros.

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