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"La forma de ser del granadino es el resultado de muchísimos siglos"

  • El historiador resume en 'Granada. Historia y cultura' el complejo vaivén de una ciudad con un pasado importantísimo musulmán, con el símbolo de la Alhambra, y un presente monumental de su etapa cristiana

-En su importante y larga carrera como historiador y geógrafo le ha dedicado un precioso tiempo a Granada. ¿Qué le llama especialmente la atención de su historia?

-La historia de Granada es muy complicada, pero muy intensa, y en ella hay tres momentos fundamentales que la han convertido en lo que hoy es desde el punto de vista mundial. Quizás sea la ciudad más conocida de España, aunque sólo sea de nombre. Yo diría que poca gente no ha oído hablar de esta tierra...

-Me hablaba de tres momentos fundamentales... Pero, ¿lo fueron todos?

-Hay tres periodos: un periodo romano importante pero no demasiado. Luego viene el periodo fundamental, que es la ocupación y el desarrollo dentro del Islam español, durante muchos siglos, y por último la etapa cristiana. Realmente Granada ya existía en el siglo VIII. Ya había una ciudad romana anterior que prácticamente había desaparecido y entonces quedaban sólo ruinas. En realidad pertenecían a dos ciudades romanas: una, la que había sobre lo que hoy llamamos Albaicín y otra al pie de Sierra Elvira. De esta última no quedan más que ruinas. De la Granada Granada, la Granada que realmente sucede a la ciudad romana, queda poco romano pero sin embargo en ochocientos años se convierte en lo que hoy es, con la formación monumental que forma parte del patrimonio mundial en dos de sus grandes atractivos históricos: la Alhambra y el Generalife, por un lado, y el Albaicín, por otro.

-¿Qué hay de la etapa cristiana?

-Los casi dos siglos de ocupación castellana y española que llega hasta el siglo XIX llenó de obras de arte la ciudad en continuo hacer y deshacer. La catedral se construye no exactamente sobre la mezquita mayor pero en la zona de esa mezquita, aunque queda al lado la Alcaicería, uno de los grandes barrios y elementos fundamentales de la Granada musulmana... junto a eso hay mucho más.

-¿Qué queda del pasado musulmán?

-En la cultura actual no es más que un recuerdo histórico pero un recuerdo que hay que estudiar y conservar. Realmente hoy en día no existe nada musulmán, en la manera de comportarse cultural y socialmente la Granada de hoy es la Granada cristiana. La que sobre aquella ciudad musulmana recrean los Reyes Católicos y el emperador Carlos, sobre todo, que dan lugar a la Catedral, a San Jerónimo, a La Cartuja, a la Chancillería... y dan lugar también a numerosos palacios construidos inicialmente por los conquistadores y sus descendientes.

-Un hacer y un deshacer...

-En el siglo XIX se produce un cambio profundo y en cierta manera significa en parte destrucción y en parte construcción. Esta ciudad actual es la ciudad musulmana y cristiana de los siglos de la Edad Media y del siglo XVI y XVII e incluso hasta el XVIII pero muy cambiada. No hay más que ver la calle Reyes Católicos, un recubrimiento del Darro. Queda oculto y en su lugar nace lo que hoy es la calle más importante desde muchos puntos de vista de Granada. La construcción de la Gran Vía significó también una transformación. Hubo de nuevo una destrucción de una parte de la Granada musulmana, de lo que se llamaba núcleo fundamental de la ciudad, y apareció la Gran Vía. Se quiera de una manera o se rechace de otra es historia.

-¿Hubo rechazo?

-La Gran Vía destruye parte del barrio central musulmán pero quedan recuerdos. Todo el mundo sabe que por allí estaban una serie de palacios, la casa de Diego Siloé, la casa de Alonso Cano... varias mezquitas, muchas de las iglesias sobre todo del Albaicín y de una parte de la Granada musulmana central.

-Afortunadamente la Alhambra siguió en pie.

-La Alhambra es un monumento singular. Tan singular que no hay nada parecido, es algo distinto sobre todo pensando en que está dentro de Europa. Es el más y mejor ejemplo de arte musulmán dentro de Europa. Yo diría que es quizás la mejor representación del arte musulmán en muchos sentidos.

-¿Más allá de la Mezquita de Córdoba?

-Los dos son muy representativos, lo que sucede es que una ciudad como es Granada tiene muchos más elementos recordatorios que Córdoba por ejemplo, donde la ciudad musulmana, que fue muy importante, lo fue y de ella queda realmente muy poco, mucho menos que en Granada. También es un ejemplo grandioso e importantísimo pero sin duda menos conocido.

-¿Es también diferente la personalidad de los granadinos?

-Granada es una ciudad andaluza donde el andalucismo existe, que se siente andaluza a parte de española. Pero dentro de Andalucía es muy personal y distinta a las demás. En Granada no se habla exactamente igual que se habla el andaluz en Sevilla o en Córdoba o en Málaga. Tiene elementos diferentes. Después también todo el mundo dice que el granadino es más serio y adusto... Algunos añaden lo de la mala 'follá'.

-¿Y está usted de acuerdo?

-Hombre, dicho así es una significación tan extremada que no se puede admitir pero no cabe duda de que algo de esto hay. La forma de ser de un granadino es el resultado de muchísimos siglos. La pregunta es ¿queda mucho del carácter musulmán?

-En su discurso de investidura como Doctor honoris causa de la Universidad de Granada usted decía que deseaba una "Granada mejor y más justa". ¿Está cerca de conseguirlo?

-Yo quería esa Granada. Creo que ha mejorado en ambas cosas pero ¿ha llegado a ser absolutamente justa? pues no estoy seguro.

-¿En qué lo ha comprobado?

-He vivido muchos años en Granada: desde 1948 hasta 1977. Luego me fui a Madrid, pero desde el 77 hasta ahora mismo una de mis preocupaciones científicas y literarias ha sido Andalucía y especialmente Granada y sus alrededores. He publicado cuatro libros aparte del que se ha presentado, y en ellos creo demostrar mi interés muy activo.... En fin, con esto quiero decir que puedo tener una visión larga de muchos años de Granada y de sus gentes.

-¿Y qué ha percibido a lo largo de los años?

-Cuando yo llegué aquí percibía clarísimamente dos hechos: una tensión resultado de la Guerra Civil y que condujo en ciertos momentos a la existencia de un maquis y de una guerra muy solapada y muy desconocida porque no se hablaba de ella y una realidad evidente, al menos entonces, que eran las diferencias de clases. Granada era una ciudad con una clase alta poco numerosa pero muy poderosa y una población fundamentalmente obrera, de clase baja, que tenía muchos problemas.

-En sus visitas a la ciudad desde Madrid, donde ahora vive, ¿qué es lo que más le gusta y le disgusta de esta ciudad?

-Regreso muy a menudo. Me gustan la ciudad, sus paisajes, sus monumentos, me encanta vivir en Granada, donde tengo muchos amigos y me encuentro bien... pero eso no me hace olvidar que hay defectos o que yo creo que los hay. Sigue habiendo una desigualdad social, sigue habiendo, yo creo también, una tensión social no igual a la del pasado sin duda alguna pero sí se nota políticamente, sobre todo partidistamente, una especie de distancia entre unos y otros. Una distancia maleducada.

-¿Excepcionalmente en Granada?

-No creo que sea específico de Granada pero quizás aquí existan por razones históricas una serie de resquemores. Cada ciudad tendrá los suyos.

-Ha escrito mucho sobre la Granada urbana, ¿qué proyectos le horrorizan y con cuáles está de acuerdo?

-En Granada hubo un periodo en que construir era lo único importante que se hacía. Lo único. Todo el mundo ha oído hablar de la burbuja de la construcción de los primeros años de 2000. Pues sobre todo durante los sesenta y parte de los setenta fue típico de Granada. Se construía sin orden ni concierto. Hubo un alcalde excelente, Gallego Burín, que dio unas normas. Su sucesor, cuyo nombre no digo, las inclumplió todas. Permitió que se hiciese lo que se quisiera y la muestra está en esa barbaridad que es el Camino de Ronda, una de las muestras de falta de urbanismo lógico y honesto en España entera.

-¿Qué le parecen el ascensor y el metro?

-No creo necesario el ascensor. Sin embargo, consideré un avance y un acierto el servicio de microbuses que conectan con la Alhambra y el Albaicín. En cuanto al metro, hoy en día se ha puesto de moda, y las modas son siempre modas, algo que generalmente nunca tiene un auténtico valor. Sin duda cambiará la fisionomía de Granada. ¿Hasta qué punto el cambio es bueno? me gustará verlo. La pena es que Granada tuvo a comienzos del XIX el mejor sistema tranviario de España en relación a la comunicación con la Vega y fue una barbaridad que para dar paso al automóvil se desmontase aquel sistema.

-Es importante la conexión con el Albaicín.

-La planificación última que se lleva a cabo en el barrio me parece correcta y mucho mejor que la del pasado. El Albaicín ha sido olvidado. Simplemente se ha considerado un lugar al que los extranjeros tenían que subir para ver la Alhambra desde San Nicolás y lo demás no importaba, cuando este barrio es una realidad urbana.

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