Tras el desastroso resultado de las tres últimas entregas de Star Wars, infantilizado e idiotizado cruce entre la estética del videojuego y la sobreexplotación de personajes y narrativas nacidas de la primera trilogía, el hortera de George Lucas insiste en seguir exprimiendo su particular gallina de los huevos de oro con este filme de animación digital en 3D que no es sino el alargado episodio piloto de una serie para televisión (con una primera entrega en las temporadas 2003-2005 para Cartoon Network) con nuevas (¿?) aventuras galácticas protagonizadas por Anakin Skywalker, Obi-Wan Kenobi, el Maestro Yoda, R2D2 y C3PO, Jabba de Hutt y otros bichos mutantes del espacio exterior.

Nada que objetar, suyo es el copyright y suyo el derecho a seguir sacando las perras a los fans y coleccionistas incondicionales. Otra cosa es que lo haga con cierta decencia. The clone wars viene a rellenar uno de esos calculados huecos narrativos de la saga (entre la II y la III) con nuevas batallas de cacharrería de diseño y mínimas intrigas dramáticas o desarrollo de personajes, así de claro tiene el señor del tupé ondulado y la barba blanca que de lo que se trata aquí es de repetir una fórmula espectacular-virtual que simule los puntos de vista, las texturas y la estética de un interminable videojuego en pantalla grande, aunque sin posibilidad alguna de interactividad para desgracia de los aficionados a desgastarse los pulgares con el mando de la Play.

Comenta Dave Filoni, director de la cosa, que se ha inspirado en la serie de la televisión británica de los sesenta Thunderbirds. Tal vez sea por eso por lo que el trazado de los personajes parezca tallado de la madera y que por momentos tengamos la impresión de verles los hilos por encima. Tanto avance tecnológico para esto.

Pero no nos equivoquemos, de lo que se trata, en definitiva, es de reventar robots con sonido Dolby Stereo y de volver a sacar de nuevo de la funda la inmortal espada láser. Una vez más y las que hagan falta.