Andrés Cardenas. Periodista y escritor

"El granadino ha inventado mil maneras de no sonreír"

  • El autor presenta 'Manual del perfecto malafollá', una nueva incursión en el imaginario y la idiosincrasia de la ciudad.

Después de publicar Dejaos de pollas, vayamos a pollas , Andrés Cárdenas regresa con otra inmersión en la Granada profunda con Manual del perfecto malafollá (Port-Royal), donde señala que esta actitud deriva de "una especie de ADN de comportamiento, un conjunto de informaciones capaces de engendrar, sin son activadas oportunamente, un comportamiento malafollá", señala el autor que esta tarde presenta el libro en el Cuarto Real de Santo Domingo (20 horas).

-¿Habría que declarar la 'malafollá' como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad?

-Patrimonio Inmaterial de la Humanidad o Bien del Interés Cultural, no sé. Izquierda Unida propuso al Parlamento Andaluz que los chistes de Lepe fueran declarados Bien de Interés Cultural… ¿Por qué no pedirlo para la malafollá granaína? No hay que avergonzarse de ella. Está en nuestro carácter y ya está. El granadino ha inventado mil maneras de no sonreír.

-Si se hiciera una ruta guiada de la 'malafollá', ¿qué lugares habría que incluir?

-Está claro que el kilómetro cero de la malafollá está en Puerta Real, por donde se paseaba todos los días Fonseca, que no tiene nada que ver con el bufete de los papeles de Panamá, y en donde estaba la Papelería de Costales. Después se puede ir a Plaza Nueva, donde también hay un sustrato importante de malafollá. Se podría seguir por la Carrera del Darro y llegar hasta Plaza Larga. De allí bajar por la Cuesta de San Gregorio e ir por Elvira hasta el Triunfo. Ese podía ser un recorrido. Pero hay más.

-En el libro explica que la 'malafollá' puede tener su origen en la frustración de los granadinos cuando dos de los proyectos urbanos más importantes de la historia de la ciudad, los diseñados en tiempos de los Reyes Católicos y de Carlos V, quedaron interrumpidos por decisiones tomadas fuera de Granada. ¿Que el Centro Lorca siga sin el legado, que el Metro siga atascado o que el AVE sea la historia de nunca acabar potencian la malafollá de los granadinos?

-Sin duda. Esta ciudad va más despacio que ninguna debido a esa abulia que padecemos desde que notamos que no tomamos decisiones, que todas las decisiones importantes las tienen otros. Por eso cada vez que se estanca un proyecto se está potenciando ese carácter tan nuestro que nos permite estar lamentándonos siempre de nuestro presente y la de desconfiar de nuestro futuro.

-¿El 'malafollá' nace o se hace?

-El gran pope en esta materia, Ladrón de Guevara, dice que es un virus que se coge en los paritorios de los hospitales granadinos. Y Enrique Padial decía que es un gen con el que nacemos y del que no podemos desprendernos. Así que para ellos el malafollá nace, no se hace. Yo no voy a desmentirlos.

-Se declara habitual de bares, tabernas o garitos. ¿Cuál ha sido el personaje más 'malafollá' que se ha encontrado? ¿Y en su vida profesional?

-Lo cuento en el libro. No me pasó en una taberna sino en una carretera. Un día al bajar de Sierra Nevada mi coche quedó destrozado al intentar esquivar a una oveja que se cruzó en la calzada y a la que rocé. Yo quedé semiconsciente como consecuencia del golpe. Entonces vi que un coche se paraba y que bajaba un hombre. Creí que venía a ayudarme. Pero me miró y me dijo: "¿No va a ir a ver qué le he pasado a la oveja?". Después se montó en su coche y se fue. Por cierto, a la oveja no le pasó nada. En la vida profesional me he encontrado a muchos. Carlos Cano, por ejemplo, era un malafollá. Un tipo entrañable al que yo quería mucho, pero un malafollá.

-A nivel nacional, ¿hay algún personaje que debería revisar su genealogía porque, por su carácter, debe tener a buen seguro ascendencia granadina?

-Cada vez que veo la jeta del ministro Montoro en la televisión pienso que tiene mucho que ver con esta tierra. También cada vez que veo a Oriol Junqueras o a Rita Barberá.

-¿Qué anécdota del libro recoge a su juicio mejor las características esenciales del 'malafollá'?

-Hay muchas, pero una es cuando en la papelería Costales vendían productos antiguos porque estaba liquidando el negocio. Mi amigo Pepe el geólogo fue y compró dos viejas plumas por cien pesetas. Al pagar le preguntó al dependiente si las plumas todavía escribían. A lo que el dependiente le respondió: "Por diez duros no querrá usted que le escriban El Quijote".

-Publica este estudio 30 años después del que escribió José García Ladrón de Guevara. ¿Qué novedades 'científicas' aporta?

-Pues algunas, por ejemplo demuestro que la malafollá es indefinible (la gente que ha intentado definirla ha fracasado), que es refractaria a todo tipo de análisis y que es irreductible a categorías filosóficas. Luego que no es un tópico como alguna gente cree.

-Como autor del libro 'Dejaos de pollas, vayamos a pollas', ¿qué relación tiene la 'malafollá' con el uso continuo de la expresión 'pollas'?

-Pues no sé. No lo he pensado. A lo mejor ese es el siguiente libro.

-¿Qué nuevas formas está adoptando la 'malafollá' en las redes sociales?

-La malafollá se renueva constantemente. No es algo estable. Con la irrupción de las nuevas tecnologías se difunde rápidamente a través de las redes sociales. En el feisbuq hay miles de ejemplos. Tú haces algo elogioso y casi todo el mundo te felicita. Pero siempre hay alguno que te echa arena en los cojinetes. También las redes sociales publican ejemplos. Hace poco un turista explicaba en el tripadvisor que vino a Granada y al entrar en un bar pidió una tapa que no llevara gluten porque él era celíaco. El camarero le contestó: "Si yo fuera médico no iba a estar aquí detrás de una barra".

-¿Por qué un gran porcentaje de 'malafollás' están detrás de una barra poniendo cañas?

-No. La malafollá está en todos sitios, lo que pasa es que los que están cara al público son más visibles. Los camareros y los funcionarios son dos sectores en donde es más fácil advertir esa malafollá porque atienden a los ciudadanos. Pero le aseguro que hay muchos que no están detrás de una barra ni detrás de un mostrador.

-¿Cómo es el poder hipnótico del 'malafollá' del que habla en el libro?

-Hay malafollás que son capaces de atraer el público, que ejercen un importante poder hipnótico y en lo que es difícil repeler ese influjo. En el libro hablo de personajes que tienen negocios que les va muy bien a pesar de que son unos malafollás. Sé de entidades bancarias que ponían en la ventanilla a los empleados más malafollás para que no se entretuvieran hablando con el público.

-¿Qué diría un 'malafollá' por la detención del alcalde?

-Me imagino a un malafollá viendo la televisión en la que están dando las noticias sobre la detención del alcalde por un presunto delito de estafa y decir: "Con razón se apellida Hurtado".

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