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"Me gustan los poemas por encargo"

  • El escritor presentó ayer en la Fundación Andaluza de la Prensa 'Del condestable cielo', una recopilación de versos que giran sobre la ciudad de Jaén y que incluye numerosos textos inéditos

Dedica una clase a explicar cuatro versos de Antonio Machado. Y suena el timbre sin haber terminado. Horas después presenta en la Fundación Andaluza de la Prensa Del condestable cielo, una antología de temática jienense con prólogo y selección de Antonio Chicharro y un buen número de poemas inéditos. Estos textos nacieron de una visita del escritor a Úbeda y Baeza en 1970. La primera le resultó "fascinante". Baeza le "entristeció profundamente". "Era una ciudad de un apocamiento total", recuerda el escritor, que pasa a continuación a esbozar una geografía cultural según las poblaciones. "Si ves las procedencias de escritores, profesores o gente que está en la administración, se ve que uno de los pueblos que aporta más funcionarios a la administración es Montefrío". Lo mismo pasa con Úbeda y Baeza. En cambio "hay pueblos donde hay mucha miseria y mucho dinero fácil por otro lado, mal lugar para el estudio". Y sin citar casos de Granada, pone como ejemplo a los pueblos del cinturón de Sevilla. "En cambio te metes en un pueblo como Valdepeñas de Jaén y es la gloria. Se nota la diferencia entre el pueblo de señorío y el pueblo alejado del administrador", resalta Carvajal en su particular 'un país en la mochila' entre lo social y lo literario.

Habla en su despacho en la Facultad de Filosofía y Letras, donde ejerce como profesor titular de Métrica y director de la Cátedra Federico García Lorca. Se le ve distendido y bromea con las limpiadoras mientras recuerda el reciente premio de la Academia Ceppo de Pistoia (Italia) por el libro Una canción más clara. "Aquí eres el 'tío ese' y allí en cambio eres el honorable profesor y grandísimo poeta", dice con sorna aunque matiza que sólo se presentó a un premio en su primera juventud.

"La felicidad me la da que me puedo jubilar en cuanto me dé la gana", explica sobre su actual momento personal. "Esta situación de prejubilado es un disfrute, un aire de libertad muy gozoso". Y eso pese a afrontar el pasado curso acusaciones directas sobre su forma de gestionar la Cátedra García Lorca. "Me culparon directamente de malversar dinero de la Universidad en beneficio propio, me llamaron ladrón con todas las letras pero de tal manera que no pudiera llevarlos al juzgado, me acusaron de haberme programado en actividades de la Cátedra de la que no he cobrado", enumera. Pero lo que más le molesta es que le tilden de envidioso. "No tengo tiempo de envidiar ni de chismorrear, y lo cierto es que las cuatro obras más importantes de mi colección personal de arte las he donado a la Universidad, nadie me puede acusar de colmillón".

El Premio Nacional de la Crítica en 1990 se muestra seguro de su obra publicada. "Sé que hay determinados libros míos que han tenido muchos sucesores, Tigres en el jardín es uno de ellos", dice. "Pero cuando publiqué Del viento en los jazmines Andrés Amorós tuvo la ocurrencia de decir que era el mejor libro del año y a raíz de este libro he visto otros con la misma estructura y las mismas o similares formas poéticas en gente que me estaba negando pero al mismo tiempo tomaba mi modelo", denuncia para dar un paso más. "Luego esta gente no me ha podido seguir cuando me he metido en libros de otro empeño como Alma región luciente. No han faltado intentos pero no han podido seguirme porque yo he seguido investigando las formas métricas y actualizando el pensamiento, haciéndome un poeta con menos carga política, que parece al final oportunista". Incluso dice haber visto declaraciones en prensa de determinados poetas "como si fueran novedades aportadas por ellos con fragmentos enteros de mi conferencia en la Fundación March".

Defensor de la Universidad como institución, matiza la responsabilidad cívica del profesorado. "Tenemos unas obligaciones de ejemplaridad, tenemos que cumplir el imperativo ético de Kant de que tu conducta sirva de norma para los demás. Pero con una Justicia en entredicho, viendo el estado de las carreteras recién inauguradas... La gente pone sus ojos en la Universidad y no se da cuenta de que debe ser así porque está compuesta por españoles y no se puede pedir a los universitarios que seamos un modelo de pureza en mitad de este estercolero que es la sociedad española actual".

Pasado un año sigue defendiendo la conferencia que ofreció el profesor de la UGR José Antonio Fortes en la Cátedra García Lorca. "Él nunca dijo que Lorca era un fascista", defiende. "Como director de la Cátedra pretendo dar a conocer las investigaciones y actualizar el pensamiento sobre Lorca, que como todo ser humano tiene admiradores y detractores".

A algunos de los primeros los contextualiza . "Lorca, a raíz de su enfrentamiento con Dalí y Buñuel dice que está harto de gitanerías. Textual. Ahora cogemos Poeta en Nueva York o Yerma y resulta que agitanamos todo Lorca, incluso todo lo que escribe para distanciarse del Romancero Gitano". En su opinión es como cuando sus sobrinos protestan por la conferencia de Fortes, "una corriente de opinión que hay que escuchar". "¿Quién soy yo para censurarle? A mí tampoco me gusta que cuatro versos del Romance sonámbulo de Lorca se utilicen para anunciar productos El Pozo, chorizos y otras guarrerías españolas, y que se cobren derechos de autor por eso. ¿Es eso más digno que oír la opinión de un señor que se ha pasado media vida investigando?".

Después retoma la conversación en primera persona para hablar de su actual momento creativo y su participación entusiasta en catálogos de exposiciones, libretos de discos... "Me gustan los poemas por encargo, por petición, sobre todo si quien te pide el poema es un colega del arte", concluye.

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