Hay Festival

"Estoy harto de Francisco Ayala"

  • Francisco Ayala se ha mostrado contundente al final del homenaje que se le ha tributado en el Hay Festival de Granada.

Francisco Ayala lleva tanto tiempo oyendo hablar de sí mismo y de la importancia de su obra en los innumerables actos organizados con motivo de su centenario, que, hoy, al cerrar el homenaje que se le ha tributado en el Hay Festival de Granada, lo ha dicho sin rodeos: "estoy harto de Francisco Ayala".

Estas elocuentes palabras de Ayala, seguidas de las carcajadas y fuertes aplausos de los asistentes, demuestran el gran sentido del humor que el escritor conserva a sus 102 años y que saca a relucir en cuanto tiene ocasión, como ha hecho en la primera actividad de este festival literario que se prolongará hasta el domingo y que ha trasladado hasta Granada a unos cuarenta escritores.

Ayala suele decir que él no es localista, pero cuando está en su ciudad natal se le ve especialmente a gusto, y más en un acto como el de hoy en el que han participado su mujer, la hispanista estadounidense Carolyn Richmond, y tres periodistas y escritores amigos del homenajeado: Enma Rodríguez, Juan Cruz y Fernando Rodríguez Lafuente.

El homenaje, al que han asistido el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, y el concejal de Cultura, Juan García Montero, coincide con la publicación de un nuevo tomo de las Obras Completas de Ayala, que edita Círculo de Lectores-Galaxia Gutenberg bajo la dirección de Richmond, experta en la obra del escritor.

Se trata del primero de los dos volúmenes dedicados a una de las facetas menos conocidas del autor de "El jardín de las delicias", la de sociólogo, y que incluye dos obras ("Tratado de Sociología" e "Introducción a las Ciencias Sociales") que publicó en sus años de exilio.

Ante el numeroso público que acudió al Carmen de los Mártires, Ayala se mostraba "conmovido por haber podido volver a su tierra "a una edad tan avanzada, cuando ya uno tendría que estar por lo menos olvidado, si no sepultado", y agradecía la curiosidad de la gente "por ver si aún alienta uno, después de tanto trabajo y de tantas alternativas vitales".

"Les agradezco su buena voluntad y su deseo de ver el prodigio de la vejez, que no se acaba, imprudentemente no se acaba", decía al principio del acto este escritor ejemplo de lucidez, para quien "la verdadera realidad es tan solo aquella que encuentra expresión bajo forma literaria, siendo todo lo demás mera materia inerte", como afirma Richmond en la introducción de las Obras.

Para Juan Cruz, adjunto a la dirección de "El País", Ayala ha sido "testimonio permanente de lucidez e independencia", y desde que volvió a España tras su largo exilio, se propuso "ayudar para que cambiaran las cosas" y que no volvieran a repetirse los horrores de la guerra.

Tras el estallido de la Guerra Civil, "Ayala comprobó cómo los españoles empezaron a odiarse, pero esa España se acabó, gracias en parte a la actitud de personas como este escritor", decía Cruz.

Enma Rodríguez, experta en Cultura de "El Mundo", hizo un emotivo elogio de la obra literaria de Ayala, cuya lectura la ha "agitado, conmovido, reconfortado y, sobre todo, emocionado".

"Nada más ajeno a esa frialdad con que algunos, que no se han acercado lo suficiente a la obra de Ayala, pretenden adjetivarla, porque hay extrema sensibilidad en ella y ternura, mucha ternura", añadía Rodríguez, que recomendaba encarecidamente "El jardín de las delicias", un libro "rompedor para su época", pero que hoy día "es un libro moderno".

"En él, Ayala es capaz de atrapar lo bello y lo oscuro del alma, y hacer que, como seres humanos, nos reconozcamos en nuestras contradicciones. Ahí encontramos la claridad de su espíritu, lo seguimos como cazador de instantes de luz y de dicha, que tan pronto como aparecen se quiebran, huidizos", señalaba Rodríguez, para quien la obra de Ayala "es un rotundo no desgarrador a la guerra".

Rodríguez Lafuente, director del suplemento literario de ABC, subrayó la conexión entre vida y literatura que se da en los libros del escritor, que "mira con lupa en mano lo microscópico de la vida hasta alcanzar la dimensión de la metáfora".

La "amalgama" que se produce entre el lenguaje culto, el popular, los americanismos y la retórica periodística es otra de las características de la obra de Ayala", señaló Rodríguez Lafuente. ,

En un homenaje hay lugar para lo serio y para las bromas, y fue Juan Cruz el que se encargó de recordar "la leyenda" que debió poner en circulación José Manuel Caballero Bonald y que atribuye la longevidad de Ayala al vaso de whisky y a las dos manzanas que se tomaba por la noche hace unos años, y que luego cambió por "dos vasos de whisky y una manzana".

Ese "mito", difundido por el propio Cruz siempre que puede, ha conseguido que el día del cumpleaños de Ayala, el pasado 16 de marzo, les regalaran ni se sabe cuántas botellas de whisky, comentaba divertida Carolyn Richmond.

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