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La magia hipnótica de Wainwright"Es un sueño tocar en la Alhambra"

  • El cantante canadiense llega por primera vez a Granada para interpretar su nuevo disco en el teatro del Generalife con un publico incondicional absolutamente entregado a su obra

Rufus Wainwright es un tipo que hipnotiza o desconcierta, o consigue las dos cosas por igual. Su magistral forma de componer y de moverse en cualquier territorio musical hace que mucha gente, acostumbrada a melodías simples pop o a los ritmos elementales de la música bakalao, no sepa por dónde le vienen todos los puñetazos de genialidad que derrocha el cantante canadiense. Con él se dio el caso, por ejemplo, de que el grupo Pet Shop Boy, para el que Wainwright había escrito la canción Perfect man, rechazara interpretar el tema porque tenía "demasiados acordes". Eso lo dice todo de un hombre tan complejo que, tras declararse homosexual, decidió tener una hija con Lorca Cohen. Un hombre tan lírico que anoche quiso tocar en la Alhambra.

Fue duda hasta el último momento. La amenaza de lluvia que se ciñó sobre Granada a lo largo de todo el día, con un frío incómodo y acechante, hizo que muchos temiesen la suspensión de un concierto al aire libre en el anfiteatro del Generalife. Finalmente, aun con bastante frío, salió a escena el telonero y acompañante de Wainwright en esta gira, Teddy Thompson, que hizo que el público se relajase en sus asientos.

Thompson, cantautor inglés afincado en Estados Unidos, bebe de las raíces country, del folk inglés y también del pop. El músico fue desgranando las canciones de su último disco, Bella, y resultó una agradable sorpresa para el público granadino, que había pagado casi 50 euros por asistir a esta actuación, una de las más esperadas de la primavera granadina.

Luego le tocó el turno a Rufus Wainwright. El músico, que ayer se estuvo paseando por la Alhambra, había exigido sobre el escenario un determinado tipo de piano que desquició a la organización hasta que consiguió encontrarlo. Finalmente, se enciendo los focos y allí estaba Waiwright, ataviado a su estilo siempre histriónico, plantándose con Candles, un tema en el que volvió a recordar a su madre, a la que el músico estaba muy unido, que inmediatamente dio paso al primer tema de la noche, Rachida, un tema perteneciente a su último disco, Out of the game, y que recuerda terriblemente a los temas más gloriosos de David Bowie en discos como Ziggy Stardust o Aladdin Sane.

Le siguió Barbara, un tema de Wainwright dedicado a su publicista, Barbara Charone, y que, casi como todo el resto del nuevo álbum, tiene mucho de influencia del pop y el rock de los años setenta gracias a la producción del Mark Ronson, que ha procurado darle una atmósfera distinta al trabajo.

Rufus Wainwright, que contaba entre los músicos acompañantes de nuevo con Teddy Thompson, se ha rodeado deuna potente banda para esta gira que funciona con la precisión matemática de un reloj. Coros perfectos y guitarras preciosistas.

El cantante demuestra tener una confianza absoluta en sí mismo, porque el gran peso de la actuación giró en torno al material de su último disco, haciendo pocas concesiones a sus viejos éxitos. Welcome to the ball, un tema pop compuesto en su momento para un campeonato de fútbol comenzó a hacer que el público se moviese en sus asientos, para luego dar paso al lirismo de Song of you, muy sesentero, de nuevo muy al estilo Bowie. Continuó con Greek song,The one love o Respectable, donde Teddy Thompson dio un paso al frente para cantar con él el resto del concierto. No se olvidó el tema estrella de su nuevo disco, Out of the game, en donde por primera vez en la velada empuñó la guitarra acústica para abordar un tema bastante pegadizo que ha salido como vídeo protagonizado por Helena Boham Carter.

Jericho y Sometimes you need dieron paso a la primera concesión de Wainwright a sus trabajos anteriores cuando interpretó One man guy, de su segundo disco, Poses, el que supuso su irrupción por todo lo alto ante la crítica y el público, irrupción avalada posterioremente por los discos Want one y Want two.

De nuevo regresó a Out the game con Montauk, un tema dedicado a su hija Viva y a su madre, fallecida en 2010 , y se adentró en temas como 14th, de Want one, de Release the stars. A partir de ahí, Rufus Wainwright desgranó canciones como Perfect man. Wainwright comenzó el tema con su sola voz, y luego con coro, logrando emocionar al público del anfiteatro del Generalife.

Terminó con Going to a town y Bitter tears en uno de los momentos más emocionantes de la noche. Wainwright consiguió hipnotizar la Alhambra y llenar el Generalife de magia.

Cada una de las personas que asistieron al concierto pronunciaban Wainwright de una manera distinta. Pero todos compartían la tortículis de estar toda la tarde mirando al cielo, empeñado en poner una interrogante a la noche. Pero las nubes se contuvieron e incluso permitieron el ensayo a eso de las 6 de la tarde, cuando los que paseaban por los alrededores de la colina roja se toparon con una envolvente banda sonora. Antes, Rufus Wainwright visitó con su grupo la Alhambra. Fue una visita express por los Palacios Nazaríes, pero tuvo tiempo de decir que "tocar en la Alhambra es un sueño para para mi". Tuvo más fortuna que otros ilustres como Woody Allen, que se quedó sin tarde de turismo por la Alhambra cuando vino a tocar con su banda de jazz por culpa de un cólico. Pero Wainwright no faltó y se quiso fotografiar con todo su grupo, que fuera del escenario se mostró casi más excéntrico en el atuendo que el propio artista, que no dudó en vestirse de torero -montera incluida- en un concierto en Málaga. Entre los presentes estaban músicos como Coque Malla, ex líder de Los Ronaldos, o Erik Jiménez, batería de Los Planetas. También la directora del Milenio de Granada, Paca Pleguezuelos y el concejal socialista Paco Cuenca. Muchos de ellos iban con unos paraguas que finalmente se quedaron sin abrir. /g. cappa

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