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El humo y la amistad

  • Maltratada por la cartelera española, el DVD recupera 'Superfumados' y su narcótico canto a la amistad masculina

Nada hacía presagiar el encuentro entre David Gordon Green, tal vez uno de los directores más interesantes de los márgenes del último cine independiente norteamericano (George Washington, All the real girls y Undertow), cineasta más cercano a la sensibilidad atmosférica de un Terrence Malick que a los uniformados productos políticamente correctos de Sundance (y puede que precisamente por ello inédito en nuestro país), y el productor, director y guionista de moda de la nueva comedia de Hollywood Judd Apatow, responsable de títulos ya imprescindibles del género como Virgen a los cuarenta, Supersalidos, Lío embarazoso o Paso de ti.

Lo cierto es que aquí los tenemos juntos, revueltos y aparentemente bien avenidos en esta comedia loca, escrita por Seth Rogen y Evan Goldberg, para confirmar varias cosas. La primera, que Gordon Green parece haberse volatilizado como autor, algo que ya empezaba a detectarse en su último trabajo, Snow angels (recientemente editado en DVD en nuestro país), en favor de una discreta y funcional artesanía al servicio de una historia y unos modos ajenos a su universo de referencias, a saber, la Norteamérica interior y un cierto lirismo en la observación de criaturas inadaptadas o marginales. La segunda, tal vez algo decepcionante para los que profesamos la fe apatowiana: que esta nueva revisión de la fórmula 'cine de colegas + noche loca' que tan buenos resultados obtuviera en Supersalidos, reaparece ahora en una versión postadolescente aunque algo rebajada en hallazgos, intensidad y vis cómica.

Superfumados, Pineapple Express en el título original, vuelve a proponer una exaltación de la amistad por la vía del consumo de drogas (blandas) desde la composición de excelentes situaciones de cámara, auténtico campo de pruebas para la verborrea delirante y el lucimiento de sus actores (la voz cascada de Seth Rogen, el estado flotante de James Franco, la carne apaleada de Danny McBride), a la servidumbre hacia la parodia del cine de acción que acaba por ubicar a nuestros alucinados protagonistas en un contexto de excesos.

Así, la película se hace fuerte en el cuerpo a cuerpo, en las escenas de salón, porrito y sofá, cuando se toma su tiempo para recrearse en la palabra narcótica y su imprevisible deriva surrealista. Sin embargo, no brilla a la misma altura cuando sale a exteriores (los suburbios horizontales de Los Ángeles como paisaje familiar), en el viaje aparatoso y la traca final tras cuyo explosivo desenlace se atisba, al fin, el nacimiento de una de esas sólidas amistades masculinas que definen el universo cinematográfico made in Apatow.

La generosa edición en DVD que ahora aparece supone una oportunidad inmejorable para recuperar esta película, maltratada por la distribución y el público en el momento de su estreno hace unos meses, y acercarse al universo Apatow a través de jugosos y divertidos extras: un original making of en forma de diario, numerosas escenas eliminadas que denotan el carácter torrencial de la creatividad de la casa y audiocomentarios, siempre políticamente incorrectos, de Gordon Green y su trío protagonista.

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