Artistas de Granada

Lo imposible de la existencia

Detalle de 'Ángelus', una de las obras de Pomet.

Detalle de 'Ángelus', una de las obras de Pomet. / R. G.

Descubrir a estas alturas a Paco Pomet es algo que manifiesta un desconocimiento claro de la pintura actual, la de Granada y la del resto de España. El artista granadino es de los más lúcidos pintores figurativos de la actualidad; alguien que es la referencia inmediata para esa pintura de formulaciones distópicas que, hoy, desgraciadamente, se hace tan de forma gratuita por autores que coquetean con una modernidad y con unos gestos que consideran nuevos y que no son nada más que desarrollos empáticos a la búsqueda de algo no se sabe muy bien qué objetivo persiguen. La pintura de Paco Pomet ha sido mal tratada por pintores poco serios que se han apoderado de espacios interpretativos a los que éstos no han sabido manifestarle mucho sentido creativo ni artístico. Paco Pomet lleva realizando desde hace mucho tiempo una pintura de justos planteamientos conceptuales, con una acertada creatividad y unos postulados representativos sabios y trascendentes; una pintura asentada en el conocimiento, basada en supuestos bien organizados desde una rigurosidad y una técnica portentosa que le abre las perspectivas para que los infinitos registros ilustrativos formulen esa entidad estética única e intransferible.

Paco Pomet lleva tiempo trabajando con la galería My name’s Lolita, la que tiene su sede en la madrileña calle Almadén y que empezó su andadura en Valencia, allá por los últimos años de la década de los ochenta de la anterior centuria. En el espacio que dirige Ramón García lo hemos visto en varias ocasiones y con esta galería ha estado por muchas importantes ferias; la última URVANITY el pasado febrero. Allí presenta esta nueva muestra individual que nos vuelve a situar en ese apasionante mundo donde lo real y sus ilustres personajes y circunstancias no son nada más que meros accidentes. De nuevo la iconografía tan característica del artista nos reconduce por esa enigmática galería de personajes y situaciones donde el contexto habitual ha quedado suspendido para plantear una nueva realidad totalmente a contracorriente. Lo imposible de la existencia parece, en las obras de Paco Pomet, un justo suceso inmediato; lo más extraño adopta una conocida apariencia; lo real y lo imaginado yuxtaponen sus posiciones hasta crear un nuevo concepto interpretativo.

En las obras de Paco Pomet se plantea un patrimonio pictórico de poderosas connotaciones técnicas; su trabajo es de un clasicismo total, con los rasgos eternos de esa pintura tan bien concebida y rigurosamente llevada a cabo. Desde esa clara base sustentante, el artista plantea un discurso abierto con esas posiciones mediatas donde todo está condicionado a ese juego de posibles imposibles. Los personajes adoptan caracteres extraños dentro de un normal desenlace expresivo; los paisajes, de pulcra connotación representativa, se levantan como un ideal telón donde la naturaleza se contrapone a una escena mediata sacada de un estamento diferente y alejado del propio entorno; todo queda supeditado a contrastes conceptuales que cohabitan en un especialísimo ilustrativo que nos atrapa y nos convence por su magnitud representativa y por su particular intención conceptual. Además, el artista utiliza un personal modo de llevar a cabo tan significativo planteamiento: las gamas azules expanden sus posiciones en un discurso que recrea un curioso dispositivo dibujado a tinta. Dibujo que el artista domina con máxima precisión, buscando una ejecución determinante para que la manifestación quede contundentemente sujeta a la realidad con objeto de que, desde ella, se potencia esa ambigüedad donde lo real quede sujeto a la mediatez de la idea propuesta.

'El duelista'. 'El duelista'.

'El duelista'. / R. G.

La exposición de Paco Pomet en su galería natural nos conduce por su particularísimo universo iconográfico con esas obras de naturaleza ambigua donde parece como si nada estuviese en su sitio, como si la lógica –la habitual y canónica– hubiera perdido el norte y se abriera un horizonte lleno de situaciones ajenas a lo que establece al uso. Y es que este artista es un narrador de bellos pasajes sin hilo conductor; un hacedor de historias ficticias que la mirada hacen más cotidianas; un pintor de cuadros de torcidas perspectivas que convencen porque permiten soñar despierto.

De nuevo Paco Pomet nos ofrece ese universo distópico donde todo es susceptible de plantear su imposible posibilidad. Su pintura es siempre esperada porque su pintura es tan de él que, aunque muchos quieran acercarse a su poderosa naturaleza estética, poco se puede comparar, ni siquiera acercar.

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