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Dos indagaciones sobre el color

  • El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo propone una reflexión sobre la pintura y la abstracción que reúne obras de autores andaluces de Granada y Sevilla

El color es el medio más relativo empleado en el arte. Tan rotunda afirmación la hizo en 1963 Josef Albers. Sustentaba su tesis en regularidades neurofisiológicas: la visión humana no tiene capacidad para captar cada color en su singularidad y diferenciarlo en todo momento de los demás, sino que percibe el color mediante contrastes e interacciones. Albers iniciaba así una fértil reflexión sobre el color que ha potenciado diversas indagaciones que adquieren en ocasiones carácter análítico (delimitar tintas, estudiar contrastes, etcétera) y otras veces dirección constructiva (¿qué se puede hacer con el color? ¿cómo crear con él espacios o enfatizar formas?)

Cabe estudiar la obra de los pintores granadinos Paloma Gámez y José Piñar desde esos puntos de vista. Gámez insiste en el aspecto analítico y Piñar, al revisar formas elaboradas por él mismo en otras fechas, subraya la dimensión constructiva.

Violeta es el trabajo presentado por Paloma Gámez, un conjunto de obras de técnica dispar. Su origen se sitúa en tres acrílicos sobre lienzo: Azul Nº 1, Violeta Nº 11 y Magenta Nº 21. Estas tres pinturas alcanzan su matiz final mediante superposiciones de capas de color. Paloma dispone estas capas hasta lograr la tinta, el color que le interesa. El proceso, por tanto, tiene mucho de azaroso: el cuadro surge de las sucesivas intervenciones y no de una intención previa que haya establecido de antemano un color preciso.

Frente a los tres lienzos aparece en la sala la primera variación que cambia el azar anterior por el control. El trabajo ahora es casi científico: implica la obtención de una serie de tonos concretos, previamente estipulados por la artista. En este caso, son imprescindibles los cálculos matemáticos sobre la cantidad de pigmento y aglutinante necesarios. El resultado final es una gama cromática de azules, violetas y rosáceos aplicada directamente sobre la pared expositiva donde incluso se generan efectos ópticos que nos recuerdan a obras de Bridget Riley o Vasarely.

De esta búsqueda analítica de tonalidades determinadas se pasa a un nuevo soporte: la video instalación. El color funciona plenamente sin necesidad del pincel, ha evolucionado hacia lo digital y su alternancia en los monitores genera una luz ambiental en la que el espectador puede adentrarse. Por último, el formato digital se materializa en una serie de impresiones digitales que proporcionan un nuevo soporte a los colores protagonistas. Esta muestra supone un estudio de gran concordancia basado en la evolución y variación de un tema primigenio que va adquiriendo diferentes niveles técnicos y conceptuales.

Al esfuerzo analítico de Paloma Gámez corresponde la muestra de José Piñar con una reflexión sobre el alcance del color a lo largo de su trayectoria. La revisión realizada por Piñar está fuertemente marcada por un espíritu retrospectivo y novedoso a la vez. Por este motivo la muestra ha sido bautizada con el nombre de Remasterizaciones y Grandes Éxitos. El autor toma prestados estos dos términos tan frecuentes en la industria digital (musical y fílmica) para hablar de su propia obra, una producción del pasado que es revisada y reeditada 20 años después. Sin salirse de los parámetros abstractos donde destaca lo gestual, lo geométrico y los colores cercanos a la flourescencia, el artista retoma algunas obras de sus inicios haciendo uso de las novedades técnicas del momento. Existe una clara vinculación con el género literario de las Memorias, un modo de poner en peso la vida pasada, reflexionar sobre su transcurso y meditar sobre el presente. A pesar de la profundidad que adquiere la idea de remasterización aplicada a su obra, el brillo absoluto de la exposición lo protagoniza la instalación referida a los Grandes Éxitos donde Piñar se ha decantado por un tipo de montaje arriesgado e impactante. 116 pinturas de gran formato se amontonan en el perímetro de la gran sala diáfana inundando de color el espacio y dotando a dichas obras de un nuevo significado, aquel que no se detiene en la individualidad de cada una de ellas sino en la razón del conjunto, una aglomeración bastante común en el taller del pintor donde las obras parecen luchar por su supervivencia. Por lo tanto, el taller no solo es lugar donde nace la belleza sino también espacio donde se acumula.

Con estas dos exposiciones, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo propone una reflexión sobre la pintura y la abstracción que reúne obras de autores andaluces de diversos lugares y tiempos. Artistas de Sevilla y Granada, de generaciones diferentes que se sitúan además en un fértil horizonte internacional. Propone así un panorama atractivo para expertos y aficionados, y útil para los profesionales de la enseñanza. Puede que incluso llegue a interesar a la Administración, ¡quién sabe!

Paloma Gámez, 'Violeta'. José Piñar, 'Remasterizaciones y grandes éxitos'. Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Avda. de Américo Vespuccio, 2. Isla de la Cartuja. Sevilla. Respectivamente, hasta el 16 de septiembre y el 7 de octubre.

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