Stanley Clarke. músico

"El jazz sólo sobrevivirá si le dejamos un legado a los jóvenes"

  • El artista norteamericano, fundador del mítico grupo Return to Forever junto a Chick Corea, actúa hoy por primera vez en el Festival de Jazz acompañado de una soberbia banda

El músico de Filadelfia en pleno concierto, bajo en mano.

El músico de Filadelfia en pleno concierto, bajo en mano. / g.h.

A sus 19 años, Stanley Clarke (1951, Filadelfia) ya tocaba con Joe Henderson, el saxofonista tenor mas importante del jazz surgido tras la estela de John Coltrane y Sonny Rollins. Cuando Henderson enfermó le dijeron que lo sustituiría alguien. "Apareció Chick Corea, que tenía 21 años. Ese encuentro fue decisivo en mi vida", cuenta el bajista norteamericano. Juntos fundaron una de las bandas más impactantes de la escena jazzística -¡nacía el jazz fusión!-: Return to Forever. El músico lideró una revolución que llevó el bajo eléctrico y el acústico a una bien merecida relevancia. "Los bajistas dejaron de ser los tontos de la banda", zanja. Enumerar su lista de premios y reconocimientos es una tarea difícil e interminable: 40 discos; discos de oro y platino; Honorary Doctor por la Universidad de Philadelphia; cuatro Grammys y 12 nominaciones. Clarke actúa hoy por primera vez en el Festival de Jazz de Granada acompañado de una soberbia banda.

-Le vimos en el Festival Jazz en la Costa con Hiromi. ¿Cómo fue la experiencia con la pianista japonesa?

-Me encanta tocar con Hiromi. La conozco desde hace mucho tiempo y la he visto crecer como músico hasta llegar a ser la líder que es ahora mismo. A los músicos de ahora les cuesta más destacar que a los de mi tiempo, pero ella es una artista fuera de serie. Los músicos mayores debemos rodearnos de músicos jóvenes que luego serán leyendas. Creo que la tradición de pasarles el legado a las nuevas generaciones es la única forma de que el jazz sobreviva.

-Ahora que muchas formaciones vuelven. ¿Podremos ver alguna otra vez a Return to forever?

-Esto es difícil de decir. Todos nosotros tenemos agendas y horarios completos y exigentes como para ponernos de acuerdo, y eso si determinamos que todo el mundo quiera hacerlo, que no está tan claro.

-¿Cómo nació Return to Forever?

-Conocí a Chick Corea poco tiempo después de que él saliera del grupo de Miles Davis. En aquel tiempo yo estaba en busca de nuevas sonoridades. Cuando vi a Chick tocando noté una conexión espiritual, intelectual y musical. Fue así como contactamos y empezamos a planear un concepto musical distinto. Así nació Return To Forever. Otro de los fines era acercar el jazz a la audiencia. El propósito se mantuvo en las tres distintas encarnaciones de Return To Forever, aún cuando en la segunda etapa llegó a ser agotados.

-Curiosamente estando en una órbita más o menos próxima a Miles Davis. ¿Nunca tocaron juntos?

-Además vivíamos muy cerca el uno del otro y tocábamos en casa. Él me invitó a ir a su grupo, sí, pero yo estaba armando mi propia carrera y entonces preferí ser líder, pero llegamos a un acuerdo y aquellos días hice giras con ellos abriendo sus conciertos.

-¿Por qué el bajo?

-El bajo es el elemento más importante de una banda, es el instrumento que enlaza el ritmo y la armonía. Si a un tema le añades un bajo se vuelve mejor de lo que era antes. Es nuestro trabajo que la línea de bajo logre unirse a la armonía del compositor a la vez que añade un ritmo que vaya bien con la percusión.

-Para usted que ha ampliado los límites del jazz. ¿Qué es el jazz?

-El jazz es un sentimiento, un feeling, algo positivo. El jazz se tiene o no.

-¿Cómo ha ido notando el protagonismo progresivo del bajo en las últimas décadas?

-Yo he sido siempre un compositor, y por tanto no veía a mi instrumento exclusivamente como acompañante de apoyo, quería darle alas melódicas y solistas. Creo haber contribuido modestamente a que el bajo haya pasado de ser un instrumento de apoyo y servicio a tener su propio protagonismo.

-¿A quién ha admirado siempre?

-A Mingus, que ya era un líder de banda y orquesta, Pastorius, Marcus Miller, Larry Graham, Ron Carter. Hay grandísimos bajistas en todas las músicas.

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