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Los laberintos inspiran la pintura más arquitectónica de Cosme Ibáñez

  • El pintor y profesor de la Universidad de Granada muestra en la Fundación Rodríguez-Acosta la madurez de una obra culminada tras cuatro años de trabajo

"Desde niño me gustaba pintar casitas, y de ahí saqué mi inspiración para esta obra", declaraba Cosme Ibáñez autor de la exposición Lugares, jardines, palacios y laberintos, que se inauguró ayer en la Fundación Rodríguez-Acosta con la colaboración de la Universidad de Granada.

La exposición supone el acercamiento, mediante la pintura, a su tesis doctoral: Aproximación al laberinto. Y es que el laberinto ha sido un tema recurrente durante toda la trayectoria de Ibáñez desde hace casi 30 años, después de ordenar con palabras en su tesis doctoral el significado de éste, decidió reflejarlo en las obras que durante cuatro años de trabajo se pueden admirar en la Fundación.

"Son lugares que aunque tengan a veces parecido con una catedral o con un palacio no están en otro lugar más que en la memoria de uno, no se encuentran en un espacio concreto o geográfico, sino que están alojados en el pensamiento", explicó el autor, quien define a sus creaciones como "obras para pensar". "Están pintados para que la gente que los vea piense", apuntó.

Los cuadros son símbolos que transmiten lo que para el autor representan los edificios arquitectónicos, no se ve reflejada la fisionomía o el detalle arquitectónico, sino que simboliza la imagen. "Son monolitos, bloques, desproporcionados respecto a la escala humana, esas sensaciones son las que transmite, se trata de el retrato de una catedral imaginaria, puede recordar a todas las del mundo", apuntó Inmaculada López, directora de exposiciones de la UGR.

Se trata de una obra compuesta por una docena de cuadros de gran tamaño; se encuentran incluso algunos que alcanzan los tres metros de longitud. También se pueden ver una treintena de obras pequeñas, que son aquellos retratos que ha ido realizando el autor de cada uno de los cuadros de mayor tamaño y se podría decir que son una vuelta de tuerca de lo que queda en la memoria del autor después de pintar el cuadro, para que el público pueda observar una panorámica de toda la obra. Por último, se muestra también una colección de apuntes y bocetos que el autor ha tomado durante sus viajes y recorridos, los cuales le han servido de inspiración.

"Se podría decir que se trata de varias fases en las que se encuentran el previo a la obra con sus bocetos, la obra en si con los cuadros grandes y el después de la obra con los retratos". Se trata de una exposición de una "calidad extraordinaria, es difícil encontrar una pintura tan solidad y coherente, un trabajo tan serio", añadió la directora de exposiciones.

La muestra estará abierta al público hasta el próximo 13 de noviembre en la Fundación Rodríguez-Acosta.

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