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Una llave a la hiperrealidad

  • El artista madrileño José Luis Alguacil presenta en la galería Jesús Puerto una colección de pinturas en las que retrata la atmósfera de una Granada viva con un pincel ansiado por las líneas perfectas

La búsqueda de un detalle, un rincón oculto, una escena olvidada en el mar arquitectónico de una ciudad que sirve de fuente de inspiración para numerosos artistas. Granada es el tema central de la última colección pictórica del madrileño José Luis Alguacil, que con una técnica hiperrealista imprime sobre el lienzo los momentos más significativos y renovadores de un mapa con innumerables posibilidades.

Tras una larga trayectoria dedicada al método minucioso y detallista del pincel fino, Alguacil decide hacerse eco de los lugares que más le han llamado la atención, teniendo como filtro y enfoque las fachadas e interiores de edificios tan representativos de la capital como el Palacio de Carlos V, San Juan de Dios, San Jerónimo y la Iglesia de San Miguel, entre otros escenarios. Durante más de 20 años se ha entregado al bodegón y ahora acepta el reto de enfrentarse a una serie de cuadros que bien pudieran parecer fotografías dado el perfeccionismo de las pinceladas en sus composiciones. "No pretendo hacer fotos, aunque es un halago que te digan que lo parecen, ése es mi trabajo", confiesa el pintor.

El estilo que practica Alguacil bebe de las corrientes hiperrealistas norteamericanas del siglo XX, que reproducían fielmente imágenes tomadas con un objetivo para imprimir sobre un lienzo de gran formato. Pero hay una clave que les distingue: la vinculación emotiva. Para el artista madrileño es fundamental que un cuadro transmita: "La pintura tiene que tener vida y aportar una atmósfera".

La hiperrealidad de José Luis no sólo se viste en la perfección de los trazos sino en el ambiente que consigue, y lo hace a través de la luz que recorre las escenas que se puede atribuir a la de un tarde soleada o una mañana brillante con cielo azulado. La iluminación es un elemento esencial en el trabajo del artista con el que le aporta volumen y "uno de los efectos más complejos", confiesa, "en el hiperrealismo lo más difícil es conseguir la atmósfera de la luz, pero cuando se supera, el pintor ya puede hacer de todo". Ante todo pretende "ponerle el alma a la pintura para avanzar y progresar".

La Granada más clásica y los rincones más insospechados son los que ha elegido para esta ocasión, tomando las imágenes desde las perspectivas más diversas. Además ha adoptado fragmentos y pequeños detalles de escenarios muy visitados y recorridos que le permitiesen verlos desde un nuevo punto de vista. Son en ocasiones lugares muy frecuentados pero que dado el nuevo prisma del autor son a veces difícil de reconocer. Entre las piezas destaca una composición de ocho cuadros en los que retrata fielmente distintas aldabas de puertas de la ciudad así como de otras capitales.

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