Enrique Urbizu lleva años demostrando que actores como Antonio Resines o José Coronado pueden protagonizar con soltura una road movie o un thriller además de cortar jamón serrano o galantear enfermeras en una teleserie. El cineasta vasco mostró ayer los resortes de su cine en la clausura del II Curso en Medios Audiovisuales y Periodismo en la Era Digital de la Facultad de Comunicación y Documentación.

-¿Qué tiene que tener un cineasta que no se puede aprender en una facultad?

-Para empezar a trabajar hay que tener un punto de vista personal sobre el mundo, hay que estar interesado por la vida de tus semejantes para emprender cualquier labor narrativa, no solo la cinematográfica.

-En definitiva, lo primero es tener algo que contar...

-Sí, algo que contar y un punto de vista personal, esa es la llave para encontrar todas las respuestas a los problemas creativos que van a venir a continuación. Luego debe haber un interés por el lenguaje cinematográfico y por las herramientas de la imagen y el sonido.

-Una generación de cineastas creció queriendo ser Spielberg. ¿Qué quieren ser los jóvenes de hoy en día?

-No sé, creo que todos quieren ser Tarantino. La verdad es que es un terreno resbaladizo, las referencias son sorprendentes porque hay gente que tiene un sentido del oficio de cineasta y otros tienen una parte más creativa. Yo no pude estudiar cine porque no había ninguna facultad de Comunicación Audiovisual. Tuve que estudiar Ciencias de la Información y estudié un poquito de cine al final de la carrera. Esto es una buena razón para abrazar la docencia con estímulo. En aquellos tiempos de precariedad intentabas hacer todo con tus propios medios, de manera autodidacta.

-Estrena en septiembre 'No habrá paz para los malvados' con José Coronado en el papel principal. ¿Se siente en parte responsable de que haya consolidado su carrera de actor tras trabajar con usted en cintas como 'La caja 507'?

-No creo, Coronado es un actor muy sólido y lo único que se nos puede achacar es haberle proporcionado papeles a su altura. Nos entendemos bien, eso es todo.

-¿Por qué cuesta tanto rodar un thriller en España?

-El cine de género siempre ha costado en España, no hay tradición. Siempre ha estado más presente la comedia aunque el terror está teniendo últimamente buena aceptación. Somos menos los que hacemos thriller pero ahí estamos, lo bueno es que tenemos materia prima para escribir ficciones sobre el funcionamiento oculto del sistema.

-Precisamente su próximo trabajo entra de lleno en el funcionamiento oculto del sistema: un biopic sobre Francisco Paesa, el exagente del Ministerio del Interior que entregó a Luis Roldán a las Fuerzas de Seguridad en 1995. ¿Irán más allá o filmarán solo lo que es conocido?

-Es un biopic sobre las andanzas de Paesa basado en el libro de Manuel Cerdán. El que iba más allá era el propio Paesa por lo que con mostrar su vida ya vamos servidos. Tuvo que ver con la fuga de Luis Roldán, tomó parte en el engaño a ETA que ocasionó la Operación Sokoa, se desenvolvió en el tráfico internacional de armas...

-¿Será entonces una película sobre pícaros?

-Sí, es un heredero directo del pícaro español, pero con alas internacionales

-Tendrá que trabajar con personajes muy conocidos. ¿Intentará que los actores no caigan en la burda imitación como suele ocurrir en otros productos de este tipo?

-Hay algunos peligros que voy a tratar de evitar, y este es uno de ellos. Lo que me interesa es acertar en el espíritu de la historia y de los personajes, mostrar su lado menos conocido públicamente más allá del parecido físico, que es algo superficial.

-Preside usted la asociación DAMA (Derechos de Autor de Medios Audiovisuales). ¿Qué relaciones mantienen con la SGAE en la actualidad?

-Los socios fundadores de DAMA somos todos exmiembros de la SGAE. El sistema de recaudación y reparto que tiene DAMA quiere diferenciarse de la SGAE en transparencia y nitidez. Solo somos autores de los audiovisual que estamos intentando hacer las cosas de otra manera.

-En los últimos tiempos también ha 'colisionado' con la Asociación de Internautas con motivo de la Ley Sinde. ¿Qué les separa exactamente?

-Son matices mucho más importantes de lo que parece, el modo de recaudar y el modo de repartir, la publicación del repertorio, solo cobrar por la obra emitida... Son matices, pero capitales a nuestro juicio. Es muy sencillo, no se puede tolerar que haya gente enriqueciéndose administrando un material sobre el que no posee ningún derecho. Y esos no son los consumidores ni los internautas, son los que proporcionan los canales pero que no rinden cuentas a los proveedores de dichos canales. Todo el sector cultural está en serio peligro, no solo los autores.

-Generacionalmente se le sitúa junto a Álex de la Iglesia. Además, fue vicepresidente de la Academia de Cine en tiempos de Ángeles González-Sinde. ¿Mantiene también esta equidistancia respecto a la traída y llevada ley?

-La Ley Sinde es imprescindible y es una pica en Flandes. Es pionera y habrá que ver cómo va funcionando, pero es evidente que hay que legislar porque ya se ha tardado bastante. Me parece que la postura de González-Sinde es muy valiente. Respecto a Álex de la Iglesia, podemos nos estar de acuerdo con lo que pensamos, pero no por eso vamos a dejar de ser amigos.

-¿El público español es de actores o de directores?

-El espectador español va a ver películas, si el producto es interesante irá a verlo. Creo que el público español ve la película más en conjunto, la dirección, la interpretación, el casting, la historia... Francia en cambio tiene una gran tradición de respeto por sus creadores y nos lleva ventaja en este sentido.