Cómics

Un mito en el futuro

Gilgamesh II. Jim Starlin. ECC. 200 páginas. 19,95 euros.

De los muchos trabajos de Jim Starlin (Detroit, 1949), se recuerdan especialmente los pertenecientes al género de la ciencia ficción y aquellos que mezclan dicha temática con la de los superhéroes. La Odisea de la Metamorfosis y su continuación, Dreadstar, son dos ejemplos de lo primero, y la larga saga galáctica protagonizada por Thanos, el Capitán Marvel y Warlock es buena muestra de lo segundo. Starlin tiene el mérito además de haber sido uno de los primeros autores completos (esto es, encargado tanto de guion como de dibujo) alumbrados por la industria del superhéroe, lo que lo emparienta con nombres de la talla de Jack Kirby, Jim Steranko, Frank Miller, John Byrne o Walter Simonson. El grueso de su trabajo ha visto la luz en Marvel Cómics, pero hay también obra suya en otras editoriales independientes y DC. De hecho, tal como nos recuerda Jorge García en el prólogo de Gilgamesh II, Starlin "abrió un paréntesis en su carrera para dedicarlo a DC en la segunda mitad de los ochenta".

Para la decana editorial, el artista escribió algunos interesantes arcos argumentales de Batman y varias series limitadas de buen regusto y, ya en clave de pura ciencia ficción, firmó también este Gilgamesh II que vio la luz en 1989. Fueron cuatro volúmenes en formato prestigio, con el poema sumerio de Gilgamesh como excusa, que narran las vicisitudes de dos hermanos alienígenas criados en la Tierra, cada uno de forma muy distinta. La historia arranca en 1987 y se desplaza pronto al futuro inmediato de un mundo devastado por la guerra y reconstruido por la férrea mano de las corporaciones. El tebeo se lee como una delirante (y muy libre) actualización del mito clásico, como una absorbente novela gráfica distópica, como una sátira de la proverbial economía capitalista de la era Reagan y como compendio de las obsesiones del artista. En el plano gráfico, Starlin recuperó aquí buena parte de la fuerza que lo hizo brillar en tebeos como Dreadstar, sobre todo en un acto final cargado de páginas espectaculares y puramente idiosincráticas.

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