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Este muerto está muy vivo

Fecha: Martes, 1 de noviembre de 2011. Lugar: Planta Baja. Aforo: 1/3.

Contra el calendario, contra los pronósticos meteorológicos, contra el fútbol televisado y contra la pereza general, la sala Planta Baja apostó una vez más a favor de la música en directo en una noche de difuntos en la que su escenario rebosó de incontenible vitalidad, la que imprimieron los californianos The Holloys a su primer concierto en nuestra ciudad.

Liderados por el inquieto bajista, trompetista y cantante Jim Brown, The Holloys, grupo de estructura cambiante en cuyas filas han militado miembros de célebres bandas estadounidenses como The Breeders, At The Drive In o Mars Volta, sorprendieron a la audiencia (pobre, sólo en términos cuantitativos, con relación a la propuesta de la banda y, una vez más, de la sala), en primer lugar, por su inusual formación: un cuarteto compuesto por un guitarrista/teclista y una contundente sección rítmica formada por el mencionado Brown y dos baterías, Mike Elliot y Bryan Lee Brown; y, en segundo lugar, por la inclasificable mezcla de estilos que practican, una impetuosa conjunción de afro-beat, new wave, jazz, pop y rock, un conglomerado de ritmos ancestrales y sonidos de la era digital, loops, pinceladas de psicodelia, una manifiesta invitación a abandonarse a la pista de baile, casi hasta el trance.

En una hora y cuarto de concierto recorrieron lo mejor de los dos álbumes que han publicado hasta la fecha, Art Wars (2009) y Make It Happen (2008). Su directo hizo buena a su hoja promocional, que los emparenta con Dengue Fever, con quienes han compartido alguna grabación, Battles, Miles Davis o George Clinton. A quien suscribe, además, le sugirieron recuerdos de grupos como Jane's Addiction o Talking Heads. Concluido el grueso del set, el público consiguió retener a la banda en el escenario para una última pieza antes de abandonar la sala con un estupendo sabor de boca. ¿Cuándo repetimos?

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