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Una mujer del siglo XX

Tiziana Lo Porto, Daniele Marotta. 451 Editores. 176 páginas. 19'50 euros.

Quizá a ustedes no les sorprenda la cantidad y variedad de novelas gráficas que hay en el mercado. A mí sí. Y seguramente mi sorpresa sea solo un indicador de mi edad, cicatriz de aquellos tiempos -no crean que tan lejanos- en que la oferta se reducía a una temática dominante y un estrecho cajón de sastre en el que cabía todo lo demás. Con la normalización de la historieta como un epígrafe más de la oferta literaria hemos salido ganando propios y extraños, y uno puede asomarse mes a mes a la lista de novedades sin resignarse ni sonrojarse.

Biografías y autobiografías en viñetas son uno de los géneros más beneficiados del Maus a esta parte, seguramente el que más ha crecido en los últimos años. Y buen ejemplo de ello es el pequeño, pero escogido catálogo de 451 Editores, que cuenta entre sus álbumes con títulos tan interesantes como Pasolini, de Davide Toffolo, Gonzo. La historia gráfica de Hunter S. Thompson, de Will Bingley y Anthony Hope-Smith, The Beats, de Harvey Pekar y Ed Piskor, o esa virguería inclasificable que es Chagall en Rusia, de Joann Sfar. A este puñado de novelas gráficas, todas ellas sólidas desde el punto de vista visual, de narrativa ordenada -lo de Sfar, ya digo, va por su cuenta- y cierta querencia por lo literario, se une ahora Superzelda. La vida ilustrada de Zelda Fitzgerald, atrayente aproximación a la vida y milagros de la femínea mitad de uno de los matrimonios más célebres y representativos del siglo XX.

Con su elegante bitono y una línea suelta, desenfadada, el recuento de anécdotas y testimonios que nos regalan los italianos Tiziana lo Porto y Danielle Marotta es el de una mujer moderna, extravagante, alegre y hedonista, abocada a la tragedia. Su vida con Scott fue una fiesta -si se me permite el tópico-, y, como toda fiesta, tuvo su resaca. Los Fiztgerald se amaron y odiaron con idéntica intensidad y estuvieron condenados desde el principio a no entenderse. Formaron una de esas sociedades tumultuosas, pasionales y excéntricas que tanto fascinan al lector. Y es que, aunque se sepa el final, siempre anhela uno que acabe bien.

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