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Ellas, nombres propios en torno al surrealismo

  • El Museo Picasso Málaga reúne 124 obras de 18 autoras transgresoras y polémicas que entraron en contacto con el movimiento surrealista, como Leonora Carrington y Frida Kahlo

El título lo quiere decir todo. Somos plenamente libres. Las mujeres artistas y el surrealismo reúne desde hoy en el Museo Picasso Málaga un total de 124 obras de 18 autoras que, si bien nunca estuvieron inscritas formalmente en el movimiento surrealista -de hecho algunas no quisieron pertenecer a él de forma expresa-, sí que "hay una impronta surrealista en el trabajo de todas ellas", estuvieron en contacto con sus protagonistas y en diálogo con su estética. Miradas propias, autónomas y transgresoras son las que ofrecen estas creadoras en una exposición pionera que podrá verse hasta el 28 de enero de 2018 en la sala temporal de la pinacoteca malagueña. Pintura, fotografía, dibujo, collage, escultura y cine conforman una rica y nueva lectura de uno de los periodos más interesantes de la historia del arte del último siglo.

Las mujeres han sido vistas como inspiradoras y musas, como amantes y compañeras, como objetos pasivos ante el hombre, pero casi nunca como sujeto activo y creador. Como recordó la viceconsejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Marta Alonso, "no nos cabe duda de que han habido muchísimas mujeres que se han visto obligadas a lo largo de los siglos a estar a la sombra del hombre, firmando sus propias obras bajo pseudónimo masculino". Una desigualdad flagrante que se ha venido arrastrando a lo lardo de los siglos, como añadió Alonso. Sin embargo, en los años 20 una serie de autoras "lanzaron su pincel de una manera rebelde y con un espíritu luchador para reivindicar su autonomía y su libertad como creadoras, mujeres del entorno surrealista que trae el Museo Picasso Málaga de la mano del comisario José Jiménez en un ejercicio de responsabilidad social y de compromiso con la igualdad", subrayó la viceconsejera de Cultura.

Pintura, dibujo, 'collage', escultura, fotografía y cine dialogan en la muestra colectiva

Más de treinta instituciones públicas y privadas han prestado obras para la realización de esta muestra que conecta la obra de Eileen Agar, Claude Cahun, Leonora Carrington, Germaine Dulac, Leonor Fini, Valentine Hugo, Frida Kahlo, Dora Maar, Maruja Mallo, Lee Miller, Nadja, Meret Oppenheim, Kay Sage, Ángeles Santos, Dorothea Tanning, Toyen, Remedios Varo y Unica Zürn. Nombres relegados casi al olvido en la mayoría de los casos, haciendo así que el relato esté contado con medias verdades. "Con esta muestra exploramos un mundo incógnito con esta exposición que indica que aún hay cosas sin descubrir", consideró ayer en la presentación a la prensa José Lebrero, director artístico del Museo Picasso Málaga. "Las mujeres han cambiado nuestra percepción del mundo y del arte. Por ello la pertinencia y la alegría de presentar estas obras de 18 artistas vinculadas de modos diversos, no siempre felices, a uno de los movimientos intelectuales, creativos, literarios y visual más inquietante del siglo XX, el surrealismo", agregó José Lebrero.

Según el director del centro, tanto la muestra como el libro que se ha editado para la ocasión y las diversas actividades que contribuyen a una mayor divulgación pretenden "hacer memoria, dar cuenta de la existencia muy desconocida aún de la obra de un grupo de creadoras que los escribanos de la historia del arte del siglo XX parece que se preocuparon de enterrar". Al mismo tiempo, como indicó Lebrero, quiere "revisar el relato canónico de la historia oficial, un esfuerzo curatorial, extraordinario, que nos permite ver en España por primera vez y en Europa casi en primicia qué hicieron en Londres, en París, Madrid y México estas artistas insumisas y rebeldes". Y una tercera misión, como apuntó el director de la pinacotecas, "acercar a las nuevas generaciones la magia, el atrevimiento y la innovación de estas creadoras, todo ello fruto de una búsqueda de identidad".

José Jiménez, catedrático de Estética y Teoría de las Artes de la Universidad Autónoma de Madrid, ha sido el comisario de esta exposición que supone un doble ejercicio de recuperación de la memoria en un plano histórico y artístico. "No se trata de una recuperación historicista para ubicar en casillas cerradas a una serie de mujeres artistas, al contrario, se trata de presentar en qué medida ese arte, esas propuestas están vivas y se proyectan hacia adelante, hacia el futuro", comentó Jiménez y señaló las dificultades de reunir tanta obra de procedencias tan distintas. "Estas mujeres, en todos los casos, no formaron parte como tal del grupo surrealista, en muchas ocasiones, incluso, algunas de ellas no quisieron ser caracterizadas en el marco del surrealismo", detalló el comisario. Sin embargo, agregó Jiménez, "el surrealismo no es solamente el movimiento literario y artístico de la vanguardia sino que además plantea algo que es una propuesta general de liberación del espíritu humano. Y esto implica ir más allá, luchar por la libertad". Algo que sí tuvieron estas mujeres y que se podría trazar como hilo conductor entre el trabajo de todas. "Encontramos que cada una es ella misma, cada una entiende el arte de una forma y trabaja artísticamente de una manera diferente. Libertad, autoafirmación, trabajo por mí misma es algo que las une", indicó Jiménez.

"Esta exposición también puede ser comprendida como una introducción de lo que es el arte de nuestro tiempo. La diversidad de soportes expresivos que caracteriza el arte de nuestros días también está presente en estas obras en las que se pueden ver dibujo, pintura, collage, escultura y cine", explicó el comisario y apuntó que junto a las piezas se pueden ver dos películas, una de ellas el mediometraje La concha y el reverendo que fue rodada en 1927 y se estrenó en febrero de 1928 en París con Germain Dulac como directora. "Aún hoy se dice que la primera película surrealista fue Un perro andaluz, que se estrenó en 1929. Pero hay una película surrealista previa que es la de Dulac. Esta cinta quedó entre paréntesis porque su guionista consideró que la directora no le había hecho justicia a su guión, se sintió atacado y los varones surrealistas organizaron un escándalo el día del estreno en contra de la película. Una exaltación machista de ese calibre es increíble en un movimiento tan abierto que lo que plantea precisamente es la búsqueda de la libertad", relató el comisario de la muestra.

Sin querer destacar piezas y poniendo el énfasis en el conjunto, José Jiménez destacó que "lo más interesante es apreciar en cada una la excelencia en su trabajo. Sí he puesto como un criterio fundamental no poner ninguna obra por el nombre de, todas tienen un grado de excelencia, de interés estético, artístico, plástico realmente notable". Con mayor o menor intensidad todas estas creadoras dialogaron con el surrealismo, se impregnaron de su atmósfera, de su ansia de libertad al margen incluso, como quisieron creer, de su propio género. "El que haya solo mujeres no significa una exclusión, sino recuperar aquello que se mantuvo en silencio, marginado durante décadas, para plantear que el trabajo artístico, intelectual, no debe de estar recortado por una supuesta identidad de género", consideró el catedrático. La Tate, el Centre Pompidou, el Reina Sofía y el Museo de Arte Moderno de México son algunas de las instituciones de las que provienen las obras de la muestra.

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