El proyecto Siglo XXI: Arte en la Catedral de Burgos recoge en su cuarta edición obras de dos de las figuras jóvenes más representativas del panorama artístico español actual, Bernardí Roig (Palma de Mallorca, 1965) y Marina Núñez (Palencia, 1966), que muestran su particular interpretación del conflicto entre el bien y el mal, en un muestra titulada Luz y tinieblas.

La exposición, comisariada por Rafael Sierra, se inauguró ayer en el claustro bajo de la Catedral de Burgos donde permanecerá abierta hasta el 7 de septiembre. El proyecto de Bernardí Roig se basa en un conjunto de figuras masculinas inmaculadamente blancas, a tamaño real, voluminosas pero aparentemente ligeras, situadas en disposición de flotabilidad y envueltas en una atmósfera de luz excesiva, que conforman una metáfora de la sabiduría inalcanzable que emana de lo divino.

Todos estos elementos se conectan con una frase en grandes letras luminosas "Et in Arcadia ego", tomada de un famoso cuadro de Nicolas Puissin (1594-1665). Bernardí Roig apuesta por mantener una sólida conversación con la tradición estatuaria que durante toda la historia ha marcado la imaginería religiosa como son los trabajos de Gil de Siloé, Felipe Vigarny o Juan de Anchieta que desde hace siglos ocupan el espacio sagrado de la Catedral de Burgos.

Por su parte la obra de Marina Núñez ahonda en la percepción de las nuevas tinieblas del hombre en la sala Valentín Palencia del claustro catedralicio, a través de tres series. La primera de ellas cuenta con algunas de las constantes en las representaciones occidentales del infierno (monstruos de aspecto mutante, seres atormentados, fuego y ruinas, etc.) Junto a estas imágenes se proyectan sobre la piedra del claustro figuras que aluden a la figura mitológica de Ícaro y a la religiosa del ángel caído, además de otros ángeles representados como cyborgs.