Coque Malla. Músico

"Me pegaría un tiro si fuera el último hombre sobre la tierra"

  • El cantante presenta en formato acústico su nuevo disco, 'El último hombre sobre la tierra', para abrir esta noche la nueva edición del festival Tendencias de Salobreña.

A pesar de esa mirada de crápula irredento, de ese aspecto de yerno al que cualquier padre miraría con recelo, Coque Malla ha venido experimentando un proceso de maduración que seguramente arrancó con Termonuclear (Warner-Dro, 2010), adquirió consistencia y se expandió con el maravilloso Mujeres (Dro-Warner, 2014), y hoy se afianza con su nueva colección de canciones. El Último Hombre en la Tierra (Dro, Warner, 2016), nombre del álbum, ha obtenido excelentes críticas y una magnífica acogida por parte del público desde su publicación. En los seis meses que han pasado desde entonces, Coque lo ha paseado por media España acompañado de una banda que, según él, suena "como una apisonadora", y esta noche, aunque en el más reducido formato acústico, llega al auditorio Villa de Salobreña José Martín Recuerda, para abrir los conciertos del Tendencias, un festival único y especial que mantiene firme su idiosincrasia, ajeno a las modas y que celebra este año su vigésimo quinta edición.

-En una entrevista publicada cuando salió el disco, usted se declaraba ateo y se lamentaba de no tener a quién rezar con el consiguiente efecto y comentarios en las redes sociales.

-Me parece anecdótico. Fue una polémica que duró cuatro horas. Es normal, es el mundo de las redes, todo se comparte y todo el mundo opina. Es algo que antes no podía ocurrir y ahora sí, pero no pasa de la anécdota.

-En los últimos años ha prestado sus canciones para ilustrar un par de anuncios televisivos. ¿Por qué los músicos han de andar siempre pidiendo perdón por relacionarse con las marcas?

-Creo que cada vez pasa menos. Durante muchos años he rechazado montones de propuestas de colaboraciones publicitarias. En más de 30 años de carrera se han visto las dos ocasiones en las que he cedido una canción para dos anuncios, pero no los centenares de veces que las he rechazado. Y en épocas de muchísimo éxito las ofertas no solo era muy numerosas sino muy sustanciosas. Pero claro, eso la gente no lo sabe, lo que rechazo no se conoce. Aun así, cuando hice lo de Ikea yo estaba un poco preocupado, pero para mi sorpresa, la gente me daba la enhorabuena, y gente muy auténtica, de la que en principio no te esperas que apruebe algo así, me decía, 'qué bonito el anuncio y qué chula la canción'. Por eso lo acepté, porque me pareció algo elegante y bien hecho. Y por eso acepté también la de BMW. La publicidad no deja de ser un vehículo para difundir música, y hay anuncios muy acojonantes con música maravillosa.

-Me consta que con Mujeres hubo un sector del público que descubrió al Coque lírico, sensible y maduro. ¿Cómo cree que está recibiendo ese público este nuevo álbum?

-Yo creo que mejor incluso, porque El Último Hombre en la Tierra salió hace seis meses y el éxito se ha triplicado, no solo por ventas de discos, que en cualquier caso son ridículas, pues ya sabemos cómo está la situación del disco, sino por asistencia a conciertos. Ha sido brutal. Sobre todo se produce una cosa que hacía mucho que no veía, no sé ni siquiera si con Los Ronaldos llegué a experimentar, y es que arrancas el concierto y oyes a toda la sala cantando las canciones, muchas de ellas.

- Y el colmillo, ¿no teme perderlo de tanto madurar?

-Creo que muchas de las canciones que he hecho en solitario, y en este disco especialmente, hay mucho más colmillo que en muchas canciones del pasado.

-Menciona a Dylan en la hoja promocional del último disco. Yo lo detecto sobre todo en el arranque de Lo Hago Por ti, a pesar de ese otro riff que toma prestado, y en Todo el Mundo Arde. También a Van Morrison en los arreglos de Cachorro de León o Me Dejó Marchar. En cambio en Pétalos, Sonrisas y Desastres aparecen de repente The Divine Comedy…

-Claro, claro… y todo es rock and roll, o pop o como lo queramos llamar. Es música, y cada vez se va fusionando más por su propio devenir. Y sobre todo hay que ser libre para no ocultar tus influencias, para que se te noten. A mí los grupos a los que les notas las influencias me inquietan. Hay gente cuya música escuchas y dices, está bien, pero qué ha escuchado este tío… Rootless, que decía Nico Nieto, un guitarrista que tocó conmigo muchos años, que es esa música que escuchas y dices, este tío no tiene país, dónde están sus raíces…

-En cualquier caso esos arreglos cercanos a los clásicos, ¿han sido fruto de una búsqueda deliberada?

-Algo que tienes dentro no tienes que buscarlo sale solo… yo toco y me sale eso, ¿sabes? Evidentemente no me sale como a Van Morrison, que es irlandés, pero es la música que he mamado desde pequeñito. Y no solo está Van Morrison, Dylan o los Stones, está también Bowie, el cine, el jazz, Sinatra, y el sello fundamental e imprescindible de Miguel [Miguel Malla, su hermano], que es el autor de los arreglos de cuerdas y de vientos.

-¿Es usted el último hombre en la tierra, qué haría si lo fuera?

-Pegarme un tiro, seguramente (risas). Disfrutar unos días, no creo que aguantase mucho más, de una situación como esa, del flipe que tiene que ser, y luego desaparecer. No me imagino cosa más espantosa.

-¿Y el cachorro de león que ha dejado las drogas y el alcohol?

-Es un personaje inventado, un cuentecito. No lo suelo hacer, casi siempre miro hacia dentro y hablo de mí, de lo que me pasa y de las mujeres, pero por primera vez he conseguido hacer un cuento y estoy muy satisfecho.

-¿Cinco minutos en ascensor con Keith Richards y Bob Dylan bien valen una carrera musical?

-Fue una suerte, me tocó. La única putada de aquella experiencia es que no era muy fan de Dylan en ese momento.

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