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El rodaje de las primeras joyas del cine

  • La Cinemateca de París expone fotos y maquetas usadas por Lang o Murnau

Las películas de Fritz Lang, F.W. Murnau o Ernst Lubitsch, en la retina de cinéfilos de todo el mundo, se dan cita ahora en una muestra en la Cinemateca francesa donde se descubre cómo fueron rodadas esas y otras cintas de los primeros años del cine. Bajo el título Tournages. Paris-Berlin-Hollywood 1910-1939, la entidad fundada por Henri Langlois muestra al público, desde ayer y hasta el 1 de agosto, 250 fotografías provenientes en parte de una colección privada que desvelan la manera de trabajar de aquellos que contribuyeron a la consolidación del Séptimo Arte.

Tres ciudades unidas a la época de esplendor del cine mudo y del primer cine clásico americano confluyen en la exposición: París, gracias al auge de los estudios Pathé; Berlín, como representante de un innovador expresionismo alemán realizado en los platós de la UFA; y Hollywood, como ciudad de acogida de cineastas donde se instalarían los grandes estudios.

Entre ellas se cuela la historia y la política de aquella primera mitad del siglo XX, como explica el comisario de la exposición Laurent Mannoni. "Con la llegada de los nazis al poder, muchos cineastas (Lang, Lubitsch), productores (Pommer), actores, técnicos, se fueron a Hollywood, pasando en algunos casos por Francia", dijo Mannoni.

A través de las imágenes que presenta la Cinemateca se aprecia la evolución desde aquellos primeros planos fijos, tomados por una única persona e iluminados con luz natural, hasta la construcción de inmensos decorados para producciones con decenas de figurantes, dirigidos por un amplio equipo de profesionales.

En esta línea, resalta la reconstrucción completa en California de la fachada del casino de Montecarlo para la película Foolish Wives, dirigida por Erich von Stroheim en 1922, cuyo coste alcanzó el millón de dólares.

Otra fotografía muestra la magnitud de la película Robin Hood, rodada ese mismo año, que se refleja metafóricamente en el tamaño del inmenso megáfono con el que su realizador, Allan Dwan, dirige a los figurantes.

De la misma manera, la exposición presenta una maqueta en la que se ve cómo los operadores hacían que se moviera el dragón de Fritz Lang en Los Nibelungos o cómo el director vienés dirige a la masa de Metropolis, documento de gran importancia para la otra comisaria de la muestra, Isabelle Champion, puesto que se ve cómo nace una obra maestra.

Los directores no son los únicos protagonistas, sino que el equipo técnico entra en escena de la mano, por supuesto, del fotógrafo de rodaje, figura que empezaba a desarrollarse en esta época, en paralelo al auge del Star System.

En una de las instantáneas del equipo de La sirène des tropiques, de 1927, aparece un joven asistente de realización que años más tarde se convertiría en uno de los mayores exponentes del surrealismo, Luis Buñuel.

La irrupción de la iluminación artificial y la evolución de las cámaras -las primeras eran de madera- tienen también un sitio privilegiado en la exposición, donde se exhiben objetos originales.

Un lugar aparte es el dedicado a los actores que tuvieron que ir adaptándose, al igual que el resto de profesionales, al desarrollo del cine como, por ejemplo, al paso del mudo al sonoro. Y es que el mudo permitía al director dar órdenes al cómico al mismo tiempo que la cámara estaba grabando, algo que resultaba imposible poco tiempo después del estreno de El cantor de jazz, en 1927, considerada la primera película sonora. Así, la exposición recupera imágenes tomadas en el plató de rodaje de la musa de Lubitsch, Pola Negri, de los cómicos Laurel y Hardy -también conocidos como El gordo y el flaco- o de Charlie Chaplin.

De época posterior son las instantáneas de Johnny Weissmuller en un descanso en el rodaje de una de las películas de Tarzán, de Fred Astaire leyendo su guión, o la de otros actores del cine clásico norteamericano como Cary Grant o Katharine Hepburn.

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