Sandra Poulson: la memoria del jabón azul
CAAC
En la muestra ‘Donde el polvo respira’, la angoleña explora la huella del pasado colonial y la pervivencia de la desigualdad.
La angoleña Sandra Poulson se formó entre Lisboa y Londres en diseño de moda y técnicas de estampación, y de esos aprendizajes tomó el interés por los procesos manuales y las texturas que ha volcado en una obra que nunca ha olvidado las raíces. En la muestra Donde el polvo respira, que acoge el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) hasta febrero, la artista reflexiona sobre la huella del pasado colonial y la pervivencia de la desigualdad a través de tres grandes instalaciones en las que conviven la realidad y la poesía.
En la pieza Válido em todo o território nacional, Poulson recrea un emocionante episodio de la vida en Luanda, cuando un grupo de mujeres rescató la cervecería Biker, un espacio que había sido una institución en la ciudad, lugar de encuentro de artistas y escritores que había caído en el abandono, para instalar allí una gran cocina. Frente a la velocidad de las calles, una agitación que a menudo va de la mano de la indiferencia, esas mujeres planteaban otra forma de estar en el mundo: sentarse a la mesa y tener tiempo para mirar a los otros. Frente al desencuentro al que aboca la política -los edificios de las administraciones cercanas al Biker- las anfitrionas promovían el diálogo y la reunión.
Para Jimena Blázquez, directora del CAACy comisaria de la muestra, los hechos de los que parte Poulson reflejan “la capacidad de las comunidades para reinventar su patrimonio” y son “profundamente esperanzadores”. Poulson reconstruye ese enclave “cargado de memoria”, que en sus diferentes transformaciones pasó de ser una cervecería portuguesa durante el periodo colonial a punto de encuentro favorito de los intelectuales y más tarde un centro social autogestionado por estas mujeres, dando forma a una monumental columna que presidía la estancia y a una mesa, estructuras revestidas con textiles artesanales. Una instalación en la que la artista, que visitó Sevilla para la inauguración de la muestra, reflexiona sobre “estar juntos y compartir espacios”.
Interesada en las conexiones entre lo personal y lo político, lo íntimo y lo colectivo, Poulson se inspira en la memoria familiar en Sabao azul e agua, otra de las obras que se expone en el CAAC. De nuevo, la creadora parte de elementos cotidianos, detalles vinculados al imaginario de su país. Pero las piezas del puzle –una pila para lavar, un vestido tradicional, una balaustrada que remite al esplendor del pasado colonial, todo recubierto por el azul del jabón– se unen para denunciar la desigualdad y la explotación que sufrieron las mujeres de Angola. La bisabuela de Poulson lavaba la ropa a familias portuguesas, una herencia que los descendientes contemplan con incomodidad. “Una vez le pregunté a mi abuela si su madre trabajó como lavandera y me lo negó. Me dijo que se dedicaba a la cocina, porque lavar se percibe como algo inferior”, explica Poulson, que señala que el jabón azul está tan arraigado entre sus paisanos “que en el COVID se recomendó su uso porque no había suficiente gel hidroalcohólico”.
En Onde o asfalto termina e a terra batida começa, Poulson se sirve de materiales modestos como el papel maché o el cartón para dirigir una mirada a la periferia, más concretamente a esos barrios que no conocen el privilegio y donde el pavimento da paso a la arena. Un conjunto de objetos ligados al día a día –la tapa de una alcantarilla, unas botas de agua, unas cajas apiladas– reflejan la precariedad de los habitantes. Como indica la cartela que informa sobre esta obra, más de dos décadas después del fin de su guerra civil “Angola continúa en un proceso de reconstrucción desigual: con una economía dependiente de la volatilidad del petróleo, infraestructuras incompletas o deterioradas y una población atravesada por una fuerte desigualdad social, especialmente entre las áreas centrales y las zonas periféricas”.
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