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La semilla del mal en la adolescencia

  • Álex de la Iglesia produce una película "inquietante" que se estrena mañana en los cines españoles

Los héroes del mal, la película con la que debuta en el largometraje el cineasta madrileño Zoe Berriatúa, habla del momento "más dramático que vive el ser humano", la adolescencia, y lo hace de tal forma que el espectador no puede dejar de sentirse concernido. Una película "buena, muy bien dirigida, hecha con carácter" y marcadamente "inquietante", según afirma su productor, Álex de la Iglesia.

"Lo primero que me gustó es que está hecha con un objetivo: contar el momento en el que tienes que decidir quién vas a ser en la vida, el que se deja humillar o el que humilla, si serás valiente o cobarde, pero sobre todo si lo que quieres es amar y encontrar a quien querer y definirte en base a ese amor", explica el ganador del Goya por El día de la bestia (1995). "Cuando se produce el rechazo, se da la violencia, que no es más que la ausencia de cariño", añade De la Iglesia.

Una frase inocente que en Los héroes del mal se convierte en premonición y condena: "Lo que Zoe explica es cómo unos chicos normales de pronto se dan cuenta de que su única forma de sobrevivir es unirse para enfrentarse a otros. Desgraciadamente, es así como se fundamenta la sociedad. Y eso es espantoso y, a la vez, es la vida".

Berriatúa cuenta la historia de tres adolescentes, aparentemente víctimas de la humillación, del maltrato y de la incomprensión; son los raros del grupo, los inadaptados, que finalmente se buscan y se encuentran y resuelven su situación de la peor manera posible: dejándose llevar por sus instintos más agresivos.

El director que ha basado el guion en experiencias biográficas, "no autobiográficas", aclara, de modo que tanto el turbio Aritz (Jorge Clemente) como Sarita (Beatriz Medina) "existieron" en su vida, que toma a Esteban (Emilio Palacios) como álter ego. "Si los padres quieren saber por dónde respiran sus hijos, les recomendaría que vieran esta película. A mí me hubiera encantado verla, porque es mi adolescencia, muy ficcionada y con unos índices de violencia y criminalidad cinematográficos y no reales -advierte-, pero me hubiera ahorrado vivir todo lo que viví", se sincera Berriatúa.

"Cuando tienes un sentimiento muy fuerte de desarraigo, tienes una necesidad muy grande de pertenecer a algo y en estos chicos esa sensación es muy fuerte", explica a Efe Palacios, convencido de que el momento más peligroso es cuando a los jóvenes "se les cambian los valores morales". "Tu parte oscura pugna por salir y empiezas a darle espacio a la venganza, a sacar el rencor que tenías, a lo mejor desde pequeño", comenta el joven actor, mientras su compañero Clemente advierte de que, como actores, intentan "no juzgarlos".

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