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"Me sigo sintiendo muy acompañada por Francisco"

  • Richmond presentará hoy en Madrid un nuevo tomo de las Obras Completas de Ayala · La compañía Maquiné evocará mañana en Granada su mundo literario

Un año después de la muerte del escritor Francisco Ayala, su viuda, Carolyn Richmond, afronta este primer aniversario con ánimos de "celebrar la vida", y tiene motivos para hacerlo. Fue una suerte compartir tantos años con él y le ha dejado, a ella y a todos los lectores, una "magnífica" obra narrativa.

"Me siento muy acompañada por Francisco después de un año. ¿Cómo me voy a sentir sola si tengo todos sus libros?", afirma en una entrevista con Efe Richmond, en la que habla del carácter de "celebración" que tendrán los actos con los que se recordará la figura de Ayala, fallecido el 3 de noviembre de 2009, a los 103 años.

Como pórtico de esas actividades servirá la presentación, hoy, de un nuevo tomo de las Obras Completas del gran escritor granadino, uno de los intelectuales más lúcidos y fecundos del siglo XX. Tendrá lugar en Madrid y contará con las intervenciones de la propia Richmond y del poeta Luis García Montero.

Este tomo es el cuarto en ver la luz dentro de las Obras Completas que comenzó a publicar Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores en 2007, y es un volumen "muy especial" porque reúne los textos autobiográficos de Ayala, para quien "la vida era literatura, y la literatura reflejaba la vida", subraya la hispanista estadounidense.

Los tres libros que contiene, Recuerdos y olvidos (1906-2006), El tiempo y yo y De mis pasos en la tierra son "grandes obras de madurez", junto con El jardín de las delicias, otro título esencial en la narrativa de Ayala.

El 3 de noviembre, y ya en Granada, la compañía de teatro Maquiné evocará el mundo literario de Ayala en el espectáculo Días felices, que da nombre a todo el programa de actividades.

En días sucesivos habrá ocasión de conocer las nuevas perspectivas en la investigación sobre el autor de Muertes de perro y se presentará la serie Cuadernos de la Fundación Francisco Ayala.

Catedrática jubilada de la Universidad de Nueva York y experta en la obra de su marido, Richmond ha superado ya "el primer ciclo del duelo", y a conseguirlo le ayudó en parte el responder, una a una, las más de 500 cartas de pésame que recibió. "Fue muy terapéutico".

En los últimos años de su vida, Ayala hablaba "mucho de la vejez y de la muerte" con su mujer y le decía que, cuando él se muriera, ella lo iba a "sentir enormemente" e iba a estar "terriblemente triste".

"Pero cuando salgas de eso -le decía el escritor-, vas a ser tú misma", evoca Richmond, esa mujer sobre la que Ayala se deshacía siempre en elogios y repetía una y otra vez que no podía "vivir sin ella". "Lo es todo para mí", aseguraba el novelista y ensayista.

La hispanista cuidó de su marido hasta el final: "Yo lo estaba manteniendo vivo. Era como el oxígeno, y no le dejaba morir. Hasta que le llegó el momento y ya sí lo dejé irse", señala Richmond, que conoció a Ayala en 1974 y, durante más de treinta años, mantuvo "una relación única" con él.

"Era realmente la persona más brillante que he conocido en la vida, pero creo que otra mucha gente también piensa lo mismo de Francisco", añade.

Meses después de la muerte del escritor, Richmond ha vuelto a escribir "mucho mejor que antes" y tiene "muchos proyectos", entre ellos terminar una edición crítica de El jardín de las delicias y acometer sus propias memorias.

También continuará impulsando la difusión de la obra de Ayala, que, "por razones biográficas (pasó casi 40 años en el exilio), todavía no es un autor suficientemente leído ni valorado".

En estos meses de duelo, Richmond ha escrito "un diario, una especie de conversación con él": "Yo siempre sabía lo que él me iba a contestar y él sabía lo que yo le iba a decir. Estábamos tan compenetrados, que finalmente termino por sentirme acompañada", concluye Richmond.

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