Actual

Un sutil cante de ida y vuelta

  • Los estilos del cantautor Jorge Drexler y la cantaora Rocío Márquez se dan la mano en el Palacio de Carlos V

Aquellos puentes sutiles era el título que el uruguayo Jorge Drexler y la andaluza Rocío Márquez habían elegido para su propuesta en el Festival de Música y Danza de este año. Un diálogo entre una y otra punta del charco, donde el flamenco y el folclore latinoamericano -cada uno desde su mirada- se fusionaban y daban pie a un mismo eje: la música como inevitable punto de unión.

Así se mostró en la noche de ayer, en la que este peculiar y arriesgado dúo acabó por componer una suerte de 'cantes de ida y vuelta' cobijados en el monumental escenario del Palacio de Carlos V. Los artistas dibujaron un repertorio ecléctico, en el que la mezcla de los temas de Drexler, que hizo un recorrido por varias de sus canciones más emblemáticas, y la voz de Márquez, que también hizo acopio de valor de una selección de su último álbum, Firmamento, pusieron a disposición del público una visión genuina de su trabajo personal.

El concierto acogió canciones del folklore latinoamericano y el cante flamencoEn el repertorio se incluyeron temas propios de los últimos trabajos de los artistas

Híbrido ante todo, el concierto reflejó la capacidad de ambos artistas a la hora de convivir y experimentar desde un estilo propio que transita por diferentes géneros. La evidencia cayó por su peso cuando llegaron algunas canciones más castizas, de más relación con la tierra propia quizás. Ya fuera una zamba o cualquier palo flamenco, la suavidad y el buen gusto musical de Drexler y el desgarro y la cadencia de la voz de la cantaora onubense consiguieron hacer confluir lo que en principio puede sentirse, al menos en lo que respecta a lo musical, como dos mundos diferenciados y cuyas reglas en primer término pueden parecer incompatibles.

Para ello contaron con la ayuda de otros músicos, algunos de talla internacional, la mayoría componentes de los proyectos personales de cada artista, y que también acabaron por darse la mano en el cruce de ritmos y sonidos. Por el lado del cantautor uruguayo fue el percusionista Borja Barrueta quien puso el tempo del espectáculo, mientras que el guitarrista Martin Leiton tocó dos instrumentos ligados íntimamente al folklore latinoamericano, como son por un lado la leona, una especie de guitarra de cuatro cuerdas con un sonido propio de la percusión, y el guitarrón, cuya función recuerda al de las notas musicales más bajas de los mariachis gracias a su anchura. Por su parte, Rocío Márquez trajo consigo al también percusionista Agustín Diassera y al granadino Miguel Ángel Cortés, un guitarrista con carrera tanto en solitario como músico acompañante, considerándose la suya en este último campo como una de las trayectorias más brillantes del panorama nacional actual. Todo un lujo el de este encargo del Festival de Música y Danza, que trajo consigo a lo largo de la noche un sinfín de sonidos que se cruzaban e intercalaban, haciendo alarde de la sencillez que entabla el lenguaje cuando es tan universal como lo es la música.

Dos paladines de la escena, Márquez y Drexler, Jorge y Rocío, que consiguieron establecer un ambiente íntimo con el público a pesar del colosal escenario, dando una prueba más de la belleza del inevitable encuentro entre las dos lados del océano.

La actuación reflejó la capacidad de ambos artistas para fusionar estilos contrapuestos

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios