jorge drexler. intérprete y compositor

"Estoy tratando de trasladar mi alegría privada a una experiencia pública"

  • El músico uruguayo presenta el 24 de abril en el Palacio de Congresos de Granada 'Bailar en la cueva'

Fiel "a la ética médica", el facultativo Jorge Drexler no ve "muy lindo" recetar su propio remedio, un milagroso disco llamado Bailar en la cueva, aunque asegura que a él le ha hecho "mucho bien". Eso sí, el músico uruguayo, que se licenció en Medicina y ejerció durante tres años, no tiene reparo alguno en aseverar que la música es "enormemente curativa".

-La cueva, la caverna, nos remite al comienzo. ¿Buscaba también usted un nuevo principio?

-Yo nunca lo había pensado así... Si te soy sincero, sería muy fácil decirte que este disco es un nuevo principio, pero yo en todos los discos que hago trato de abrir una puerta. Sí te puedo decir cuál es el nuevo principio de este disco. Los discos anteriores estaban hechos desde otro lugar. Amar la trama está hecho desde los afectos, desde el esternón, desde la vocal abierta "a", sale del pecho, desde el mundo emocional, desde mi relación con Madrid, un relación de amor con una ciudad. N, el proyecto intermedio, estaba hecho desde la cabeza, el nombre correspondía a una serie de números naturales, estaba hecho desde el mundo de las ideas, desde las matemáticas, desde la combinatoria del verso. Y Bailar en la cueva está hecho desde el mundo del movimiento, desde los pies, desde el centro motriz del cuerpo, también está hecho desde lo que dices tú, desde un lado ancestral. La danza y la conexión entre los seres humanos como un hábito que nuestra especie lleva practicando desde decenas de miles de años.

-¿Qué encontraríamos en la cueva de Jorge Drexler?

-La cueva es lugar simbólico al que uno recurre... Un ejemplo maravilloso de cueva es el Teatro Manuel de Falla de Cádiz. El Falla es la madre de todas las cuevas (ríe) en el sentido de que es una estructura acogedora de ladrillo, que, en definitiva, es barro, es tierra, en la cual la gente cumple un ritual. No es un teatro cualquiera, es un teatro que está asociado a un ritual de comunión social como pocos he visto.

-La música es esencial en este disco, ¿qué buscaba?

-Una soltura física, una tensión con los pies... Fíjate, que creo que no habría podido hacer Bailar en la cueva si no hubiera hecho antes el pregón del Carnaval de Cádiz. Creo que son dos procesos relacionados. Hice la canción Cádiz creo que caí para el pregón que dice "de un tiempo a esta parte me noto un poco cambiado"... Para ese cambio que se produce con más alegría en el cuerpo, con una disposición para bailar, lo primero que se tiene que aprender es a reírse de sí mismo, a perder el pudor. Y aprender a reírse de sí mismo arriba de un escenario es sinónimo de Carnaval.

-Me habla de Cádiz y yo escucho su disco y me voy a Colombia, a Bolivia, a Venezuela... ¿Han influido esos cuatro años donde ha recorrido su continente?

-Claro. Lo que rescato de la influencia del pregón es la actitud, es la alegría en el cuerpo, pero el carácter musical del disco, el colorido, se lo han dado esos cuatro años de recorrer desde la Patagonia hasta Canadá y de sentirme en casa en Chile, en Ecuador, en Venezuela, en todas las ciudades por las que he estado y, a la vez, ir incorporando cosas, conociendo músicos, conociendo ritmos, yendo a bailar en Chile, vallenato en Medellín, salsa en Puerto Rico... ¡Hasta reggaeton bailamos!

-¿Es bailongo, Jorge?

-¿Cómo?

-Que si le gusta bailar

-Sí, estoy tratando de trasladar esa alegría privada a una experiencia pública, como cantar en la ducha, bailar en una fiesta está bien pero es diferente en un escenario... Pero en eso estamos...

-¿Grabar en Colombia también fue una vuelta a los orígenes?

-Mi abuelo materno, diferente a la historia de Bolivia que es la de mi bisabuelo paterno, (me estoy dando cuenta que mis abuelos están muy presentes en este disco), bueno parte de mi familia vivió y murió en Bogotá, porque cuando mi abuelo enviudó de mi abuela conoció a una colombiana y formó una familia nueva en Colombia y siempre me traía los discos de Alejandro Durán de vallenato. Así que siempre vi a Colombia como un territorio musical mítico. Además de eso, cuando fui a Colombia se estableció una relación muy poderosa con los músicos, había mucho cariño recíproco y siempre acabábamos en casa de alguien con una banda, con gente tocando y bailando cumbia...

-¿Cómo llevó los sones de un folklore tan variopinto a la contemporaneidad de su música?

-Ahí, de vuelta, el precedente del Carnaval de Cádiz fue muy importante porque yo soy muy pudoroso con meterme en folklores ajenos, pero cuando tienes un honor y una experiencia tal de estar en el epicentro de una cultura local como es el Carnaval tienes que perder el pudor y, de alguna manera, dialogar con otro lenguaje. Y me gustó. Al principio me sentí con el pregón como entrar de prestado en algo pero luego me sentí dentro y fue maravilloso. Perdí el prejuicio con el Carnaval y ya luego me metí con la champeta, con la cumbia... Con cosas con las que antes era más pudoroso. Ahora, también te digo, Colombia es un continente musical, tiene música andina, pacífica negra, pacífica india, caribe, la música urbana, la amazónica pero, además, tienen una muy buena cultura contemporánea, buenos dj´s, buenos programadores, hacen muy bien la música electrónica, son muy folklóricos y, a la vez, muy innovadores.

-¿Cómo lleva al directo los diferentes colores del disco?

-Llevando una banda totalmente desproporcionada para los tiempos que corren, cometiendo una locura. Es una bonita banda, expansiva, pero no es rentable (ríe). ¡Otra lección más del Carnaval de Cádiz! Bueno, perdona que te hable tanto de Carnaval...

-No se preocupe, encantados que estamos .

-El Carnaval nunca ha dependido de un factor económico, se hace como yo hice mis primeros discos, yo vivía de la Medicina para la música y en Cádiz mucha gente vive de su oficio para el Carnaval. La crisis no le afecta al Concurso, cada vez hay más agrupaciones, ¿no? Y, además , las agrupaciones utilizan la fuerza del oponente en contra del oponente, cuanto más lío, más caos, más corrupción, más temática tiene el Carnaval. De los desastres, de la política, de la farándula, especialmente...

-Nos alimentamos del lado oscuro

-Claro, y mejor, porque lo metabolizan y lo subliman. Lo vuelven catarsis. Como la danza, tiene ese mismo poder de exorcismo.

-¿Le choca que la música, que siempre estuvo con nosotros, en España ahora se la trate como un artículo de lujo?

-Los músicos estamos muy dolidos. Pero no sólo por un IVA desproporcionado, también tienen otros gestos muy feos. Por ejemplo, y con todos mis respetos, Paco de Lucía tenía que haber sido homenajeado en el Teatro Real no en el Auditorio. No se le dio el Teatro Real de Madrid porque estaba alquilado para una gala de coches que tenía que haberse cancelado. ¡Señores, ha muerto el músico más importante que ha dado este país! También es una vergüenza que no haya habido ni una sola autoridad del Gobierno en su entierro en Algeciras, ¿cómo se explica eso?, ¡qué falta de amor!, como si la música perteneciera a algún partido político, la música existe 45.0000 años antes de que hubiera instituciones políticas. Yo invito a los políticos a que se acerquen a la música, a que vengan a los conciertos, no mordemos.

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