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La unión de la raíz del flamenco con una garganta moderna

  • Juan Pinilla actúa esta noche en Almuñécar con su espectáculo 'Te lo digo cantando', un viaje a sus primeros contactos con este género ancestral

El cantaor granadino Juan Pinilla llegará a Almuñécar acompañado de parte de su familia.

El cantaor granadino Juan Pinilla llegará a Almuñécar acompañado de parte de su familia. / g. h.

Juan Pinilla se define a sí mismo como un hombre de su tiempo, que no puede entenderse de forma independiente a lo que ocurre en el mundo. Sin embargo, esta noche el cantaor mirará al pasado en Almuñécar en su espectáculo Te lo digo cantando, que él define como "recital de corte flamenco clásico" y en el que estará acompañado por su padre, Juan Pinilla, y su hermana, María Pinilla. La razón de este acompañamiento tan peculiar la explica el propio cantaor: "es un viaje, una introspección a los orígenes del flamenco en mí mismo, que en mi caso es en el seno familiar".

La elección de la localidad granadina no es casual. Pinilla celebra cada año un concierto en el Parque del Majuelo "para poner de largo algunas de las propuestas" en las que trabaja. Este año, su concierto en Almuñécar servirá para medir el pulso a Los abajo firmantes, el nuevo disco de Pinilla en el que toma como una serie de poetas como Silvia Plath, Cesare Pavese, Vladímir Mayakovski y, por encima de todos, los granadinos Pablo del Águila y Javier Egea.

El granadino no puede "hacer música al margen de lo que ocurre en la sociedad"

El resultado final, que podrá escucharse en octubre, supone "un cambio radical" en la voz de Pinilla. Pero como él mismo reconoce, esto no significa abandonar el flamenco, al contrario, lo que busca, con la ayuda de Paco Espínola, "el ideólogo del proyecto" en palabras de Pinilla, es afianzarse más este género musical mediante "la búsqueda de nuevos sonidos y matices entorno a una poesía compleja y difícil".

Y es que, como afirma Pinilla entre risas "el flamenco ya no es lo que era". Lo dice en referencia a Beatriz Remacho, bailaora que lo acompañará, junto a la "guitarra amiga" de David Caro, en su concierto de esta noche. Remacho posee una licenciatura y un máster en Derecho, algo que contrasta con lo ocurrido años atrás, cuando "era muy difícil encontrarte un artista flamenco que tuviese siquiera estudios mínimos", explica Pinilla quien, no obstante, reconoce sentirse muy contento con que su disciplina se haya abierto a cada vez hacia mayores capas sociales.

El nombre de Beatriz Remacho es solo uno de los muchos que va soltando Pinilla a lo largo de la entrevista, pues como él mismo reconoce la ciudad de Granada cuenta con una "cantera" de artistas flamencos, que le hacen "tener fe" en el género musical. Así, el cantaor cita Estrella Morente, Marina Heredia, Iván Vargas, Tomás García, y muchos más que le hacen sentirse orgulloso de su tierra.

De hecho, el cantaor está tan seguro de la calidad del flamenco de la provincia que no teme perder el título honorífico de ser el único granadino vivo en ganar la Lámpara Minera de La Unión (Murcia) -también la ha ganado su maestro Manuel Ávila, pero falleció en 1993-. Para Pinilla "sería un honor" que otro granadino se alzase con este trofeo a Mejor cantaor del festival murciano.

A lo largo de la entrevista con el cantaor surgen otros nombres que poco o nada tienen que ver con el mundo del flamenco. Tal es el caso de su "admirado" José Saramago, a quien parafrasea para afirmar que "a donde va el artista, va el ciudadano".

Con esta sentencia el cantaor justifica su compromiso político, que para él es indisoluble a su carrera profesional. Citando esta vez a Cansino Asensi, afirma que "todo lo social aboca al flamenco", por lo que considera que no "puede hacer música al margen de lo que ocurre en la sociedad".

Fruto de esta conciencia, Pinilla se ha involucrado en numerosas causas sociales y políticas, siendo militante del PCE desde su mayoría de edad. De este amor hacia el arte y la política surge su amistad con otro granadino ilustre, Luis García Montero. Sobre su reciente designación como director del Instituto Cervantes, Pinilla no tiene más que buenas palabras y afirma que "todo lo bueno que le pase a Luis, le pasa a Granada".

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