–Resurrección, el título de su último álbum, implica una muerte. ¿Los diez años de parón los vivieron como algo así?

–Es el título de una canción de nuestro últimos disco. Habla de la resurrección del amor, no es una resurrección tras una muerte. No es nuestro caso no hemos parado de trabajar y de hacer multitud de cosas en los últimos 17 años.

–¿Parte del éxito que siguen teniendo es que la gente tiene las mismas ganas de desparramar que en los años ochenta?

–La gente siempre ha tenido ganas de desparramar, ahora y en décadas anteriores, pero no creo que sea parte de nuestro actual éxito. Indudablemente las canciones, la forma de entender la música y nuestro trabajo han sido los elementos principales para seguir al pie del cañón.

–¿Cómo ha cambiado su visión de la música después de tantas décadas en los escenarios?

–Seguimos amando la música y teniéndola muy presente. Llevamos gran parte de nuestra vida dedicándonos a mejorarla. Pasó de ser nuestro hobby a nuestra profesión. Cada vez está más lleno el disco duro de nuestro cerebro almacenando temas. Nuestra visión de la música sigue siendo esa forma inmaterial que es imprescindible para vivir mejor.

–¿Y del fenómeno fan?

–Podemos decir que eso sí ha cambiado con las décadas. De ser un fenómeno, al principio de nuestra carrera, de gente muy joven y mayormente femenino, a tener actualmente un público muy variado de seguidores de todas las edades.

–Y ahora, ¿cómo lo llevan con las redes sociales?

–Hemos sido avanzados y pioneros en el uso de las nuevas formas de llegar a nuestro público. Es una herramienta que utilizamos desde hace muchos años solamente para dar información de lo que estamos haciendo pero no somos muy defensores de las redes sociales en el ámbito personal.

–¿Ha impuesto internet la corrección política en redes y en letras?

–Parece que lamentablemente internet sí ha influido en que estemos rodeados de gente que se siente juez y policía de la libertad de expresión y eso ha hecho que estemos pasando actualmente por un periodo en la humanidad tristemente represor.

–Y el amor, que ha sido una de sus fuentes de inspiración, ¿cambia mucho de los 20 a los 50?

–El amor es la mayor fuente de inspiración. Es el motor de los sentimientos. Como piedra angular, es siempre el mismo. En referencia al amor lo que cambia no son los años sino la forma en que has ido cargando tu mochila con el paso del tiempo.

–Hace unos años sí que tuvieron un cambio radical cuando decidieron suprimir intermediarios. ¿Cómo va el negocio ahora?

–Nunca hemos visto esto como un negocio, pero la verdad es que ahora somos más felices y libres que cuando teníamos manager y discográfica.

–En sus conciertos, ¿ven caras de antes con algunas canas más, caras nuevas o un poco de todo?

–Un poco de todo.

–¿A quiénes siguen en el negocio ahora? ¿Cuáles son sus grupos de referencia? ¿Hay nuevos?

–Yo sinceramente no sigo a nadie. Los grupos que más te marcan son los surgen cuando empiezas a descubrir la música, cuando eres un adolescente y empiezas a investigar. Luego con los años y con tanta música a tus espaldas es más difícil que te sorprendan, pero sí hay cosas nuevas que nos sigue llamando la atención.