Análisis

Fátima Díaz pilar larrondo

Ana ObregónLa política también es rosaCaverna del siglo XXI

Albert Rivera, líder de Ciudadanos, se ha convertido en el nuevo soltero de oroJosé Manuel Villegas se separó y a Iñigo Errejón no se le conoce pareja

Con el fin del bipartidismo en España se ha acabado no sólo una forma de ver la política, sino la propia forma de ver la vida. Se ha abierto un crisol de estados civiles en los políticos que, si bien sigue predominando el matrimonio con dos hijos, también los hay ya solteros (o divorciados o separados), lo que hace una década o dos era algo rarísimo. Lejos queda aquella frase que Manuel Fraga le soltó a un joven Mariano Rajoy: "Mi querido amigo, cásese si quiere triunfar en política". Ahora Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, es el nuevo soltero de oro del panorama nacional, al que le salen -o le sacan algunos- pretendientas como Alba Carrillo o Tamara Falcó. Su número dos, José Manuel Villegas, también se ha separado de su mujer recientemente. Y en el seno de Podemos, Iñigo Errejón es el nuevo donjuan, tomando el revelo a Pablo Iglesias, dedicado a su nueva faceta como padre de mellizos. Errejón acumula varias conquistas desde que es diputado en el Congreso.

A principios de mes la ruptura de Albert Rivera y Beatriz Tajuelo, su novia desde hace cuatro años, devolvió al panorama rosa al presidente de la formación naranja. La última aparición de ambos fue el Día de la Fiesta Nacional en el Palacio Real. Él la presentaba como "mi mujer" y ella no buscaba protagonismo más allá de dejarse fotografiar en algunos photocalls en estrenos de cine y teatro. Sonreía mucho y hablaba poco. Si hubiera que buscar una comparación, Bea (como la llaman familiarmente) era más del estilo de Carmen Romero que del de Ana Botella. En un plano más de actualidad, su perfil resultaba menos visible que el de Begoña Gómez, la presidenta consorte.

Aparentemente parecía que Rivera y Tajuelo tenían un recorrido emocional largo y así lo demostraban desde que el presidente de Ciudadanos se convirtió en una alternativa importante de Gobierno. La pareja recibía en su casa de Pozuelo, compartían cenas, sesiones de cine y viajes con amigos que fueron los primeros sorprendidos cuando hace mes y medio cada uno se fue por su lado.

La cascada de rupturas sentimentales en Ciudadanos no se ha quedado en Rivera. Pocos días después que él, el que hizo un anuncio similar fue su número dos y secretario de organización de Ciudadanos. José Manuel Villegas se separó de su mujer y madre de sus dos hijos, Begoña de Miquel. En su caso, sí estaban casados. Cuando Villegas dio el salto político a Madrid se trasladó con toda su familia a la capital, por lo que el cisma familiar ha sorprendido mucho más a su entorno en este caso. Villegas, al parecer, tiene una relación con una persona que trabaja en la formación en el Congreso.

Lo de Iñigo Errejón, además del vaivén político que protagoniza estos días, han sido amores en la sombra y ninguna pareja estable. El protagonista del último escándalo que ha sacudido a Podemos es también uno de los más huidizos para la prensa del corazón. Tuvo una relación con Rita Maestre, concejala del ayuntamiento de Madrid, en 2015. Últimamente se le ha relacionado con Glòria Mena, reportera de La Sexta con la que acudió a una boda el pasado septiembre. Pero si hay algo serio o no, el tiempo dirá.

LAS noches de desenfreno suelen traer consigo consecuencias para las que no se suele estar preparado. Comportamientos desinhibidos que a la mañana siguiente se tornan bochornosos, actos de valentía que resultan catastróficos y pensamientos que finalmente salen de la boca de aquel que en su cabeza los rumia para hacer estallar una guerra. Todo cabe cuando llevamos un par de copas de más.

Recuerdo que no hace mucho, una amiga a la que consideraba del alma se dejó llevar por los efectos del alcohol, se armó de valor y mientras sonaba la última de Ana Guerra nos lo soltó: "Yo es que no os considero mis amigas". Un jarro de agua fría y un completo cortapunto a la fiesta que nos estábamos pegando. Así, sin más, ella decidió tirar por tierra más de 15 años de amistad por motivos que luego -ante una férrea presión- nosotras le hicimos explicar. No hacer viajes, no salir todos los viernes y no ser capaces de comernos un arroz los domingos fueron sus argumentos. Ojiplática, me marché a mi casa a reflexionar sobre tan duras declaraciones. Mi conclusión fue bastante simple, tenemos distintos puntos de vista sobre lo que significa la palabra amistad, aunque creo que la equivocada resulto ser yo.

Los antropólogos siempre han hecho alusión a la capacidad de sociabilización humana basada en una cuestión de supervivencia pura y dura. El hombre de las cavernas era más fuerte en compañía y el hombre del siglo XXI es feliz si comparte su existencia en el mundo con un igual. Si el cavernícola necesitaba de compañeros para luchar contra un mamut, el millennial requiere de toda una cohorte que cual palmeros alaben sin cuestionamiento alguno su paso por el mundo. El millennial, colocado en el centro del universo, necesita de experiencias para vivir constantemente estimulado y no caer en una depresión por falta de sensaciones. Para hacerlo, necesita de otros individuos con las mismas carencias y similar egolatría. Alguien con quien compartir me gustas en Instagram, en definitiva. Porque en tiempos de hiperconectividad constante y a tiempo real, el que no destaca en redes sociales es un fracasado del siglo XXI y no se destaca igual en soledad que colgando una bucólica instantánea con amigas en Punta Cana, aunque luego quieran matarse entre ellas.

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