Análisis

Cecilio sánchez hita

Lo teníamos todo, o casi

Como las carreteras, los trenes o el metro, era una negociación política. Y nuevamente fallamos

Este es el artículo que nunca quería escribir y que, a medida que pasaban los días, tomaba forma en mi mente por el run run de la pérdida de Granada como sede de la Agencia de Inteligencia Artificial, otra a engrosar en su particular lista de agravios político-territoriales.

Ahora toca preguntarse qué ha pasado. Esta vez nada se podía objetar sobre la unidad institucional, social o poblacional. Granada hizo su trabajo como ciudad y, a la espera de los datos de baremación, no hay nadie medianamente objetivo que diga que no era la mejor candidata para la Agencia de Inteligencia Artificial. Y es que no estábamos pidiendo una agencia sobre la pesca o sobre la industria metalúrgica, sino sobre algo en lo que somos punteros, con una Universidad de referencia mundial como la Universidad de Granada.

Al final, se trataba de una negociación política, como las carreteras, los trenes o el metro. Y nuevamente fallamos. ¿Hacia dónde dirigir la mirada? Lo más fácil sería tomar la bacheada A-92 hasta Sevilla o el AVE con tramos a 50 por hora hacia Madrid. Pero son demasiadas veces como para pensar que todo el mundo nos quiere hundir. A lo mejor lo que pasa es que nos hundimos nosotros solos y que el torpedo está en la Plaza del Carmen, desde donde se apoyó la fusión hospitalaria para quitarnos un hospital o desde donde se mercadeó con la alcaldía en un pack con Málaga y Murcia. De hecho, uno de los puntos técnicos para la adjudicación era la movilidad, transporte público, tanto aéreo, tren, especialmente AVE y por carretera, donde Granada apenas destaca respecto a otras candidaturas.

Han hecho una mega campaña local para convencer a Granada de que la agencia era la pera en verso para Granada, y se les ha pasado convencer al gobierno de que Granada era la pera en verso para la agencia. O simplemente, la irrelevancia histórica de los políticos granadinos ha sido una losa insuperable.

Lo dieron todo por hecho, el trabajo lo había hecho la universidad, y se concentraron en esa campaña provincial para garantizarse el rédito personal. Es decir, que la gente aquí se enterase de que era una cosa importante que se conseguía gracias a ellos. Y no ha sido así.

Lamento la pérdida de la Agencia de Inteligencia Artificial estatal en Granada, que hubiese aportado un merecido empuje a la ciudad hacía la economía del S XXI.

Mismos gestores, mismos resultados.

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