Análisis

carmen pérez

Universidad de Sevilla

Banca tradicional y neobancos

La transformación digital es completamente imprescindible para los bancos. Los nuevos clientes (¡ay, los mayores!) lo demandan: no quieren una banca tradicional basada en sucursales, sino utilizar los móviles para resolver sus necesidades financieras. A la vez, las entidades, anhelantes de rentabilidad, mejorarían sus costes y aumentarían la eficiencia. Los bancos, así, están abocados a seguir profundizando en la revolución tecnológica. En los últimos años han recorrido mucho camino. Todavía es muy poco.

Si no espabilan, otras entidades le pisarán el terreno. El nuevo escenario digital posibilita que grandes empresas tecnológicas y de la comunicación, cientos de fintech y, en realidad, cualquier web, también ofrezcan servicios y productos financieros. El peligro mayor viene de las bigtech, que tienen dinero, disponen del nuevo oro -los datos-, y saben usarlos de maravilla para evaluar la solvencia de los clientes, erosionando así la ventaja competitiva que disfrutaban los bancos. Además, establecen con millones y millones de clientes un trato cercano, natural y directo.

Los bancos tienen que tomar buena nota de sus formas de hacer si no quieren que su papel se limite a ser proveedora de los que sí saben relacionarse con los clientes. También, aprender de otros bancos que ya lo vienen haciendo. Pentti Hakkarainen, miembro del Consejo de Supervisión del BCE, el pasado 13 de enero, en el transcurso de su discurso La transformación digital del sector bancario europeo, ponía de ejemplo a Webank, un neobanco chino.

WeBank se creó en 2014, y actualmente atiende a más de 200 millones de clientes individuales y a 1,2 millones de pequeñas y medianas empresas. No tiene ni una sola sucursal y emplea sólo a 2.000 personas. Concede préstamos por reconocimiento facial y utilizando big data para las calificaciones de crédito. Sus costes son, consecuentemente, menores, lo que le permite alcanzar una rentabilidad sobre recursos propios (ROE) superior al 30%. Recordemos que esta ratio en el banco Santander apenas alcanza el 10%.

Hakkarainen tiene toda la razón en subrayar la absoluta necesidad de innovación y transformación digital en la banca tradicional, pero cuidado al elegir el ejemplo. Suelen ser, como decía Descartes, el carromato de la comprensión, pero puede uno terminar lamentando haberlo utilizado con el tiempo. De Webank nos llegaron noticias de cómo fue multado por las autoridades reguladoras chinas por violación de derechos e incumplimiento en la gestión de créditos. Y, por otra parte, crecer dando préstamos es fácil, pero la calidad de ese crecimiento sólo se manifiesta una vez que han transcurrido unos cuantos años. Webank es demasiado joven, todavía es pronto para ponerlo de referencia.

(El BCE decidió ayer mantener inalterada su política monetaria pese a que la inflación en la zona euro ha subido en enero a un 5,1% interanual. Sigue, por tanto, distanciándose del Banco de Inglaterra y de la Reserva Federal, que vienen endureciendo su política monetaria. Los inversores tampoco le compran a Lagarde lo de la inflación transitoria: bajaron las Bolsas y subieron con fuerza los rendimientos de los bonos soberanos europeos).

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