Análisis

helena arriaza

Buenos días, buenas tardes, buenas noches

Era el año 2000 cuando Mercedes Milá dio la bienvenida a la vida en directo. Comenzaba Gran Hermano y con él un antes y un después para los amantes de la televisión. Algunos éramos solo unos niños cuando Telecinco estrenó el programa de telerrealidad, pero desde el primer momento supimos entender de qué trataba todo esto. Algo que todavía continúa hoy. Si algo tiene este reality es que es un fiel reflejo de lo que es la vida, y también del poder de la televisión. A lo largo de tantas ediciones seguro que los espectadores nos hemos sentido identificados con más de un concursante, con más de una historia… Algunos no negaréis que en las conversaciones con amigos están presentes las tramas que ocurrían en la casa de Soto del Real y ahora en la de Guadalix. Más de uno habrá pronunciado eso de "te voy a nominar" o "debes abandonar la casa".

En definitiva, que Gran Hermano es ese Show de Truman que demuestra que la televisión tiene un poder inmenso. Un poder con el que es capaz de entrar en las casas de los espectadores, con el que hace que algunos sientan que traspasan una pantalla de un aparato electrónico. Y así siento yo desde niña a este medio de comunicación. Llegué a escribir sobre televisión en estas páginas por casualidad. Desde entonces han pasado por la tele programas y personas que han marcado un antes y un después. Además de Gran Hermano han marcado una etapa Operación Triunfo, Supervivientes, MasterChef, Cuéntame, El Ministerio del Tiempo, Mercedes Milá, Jorge Javier Vázquez, Chicho, Jordi Hurtado, María Patiño, Roberto Leal, Roberto Sánchez, las no campanadas de Canal Sur, los vestidos de Pedroche, la llegada de las plataformas, Las chicas del cable, La casa de las flores… En fin, que la lista es interminable pero todo tiene algo en común. La capacidad de entretener, de hacer desconectar de lo malo y del estrés, de acompañar…

De todos estos programas, presentadores y momentos algunos han sido cancelados, otros continúan, otros se fueron y después volvieron... Vamos, que este ciclo que ocurre con los programas, las series y los presentadores también son un fiel reflejo de lo que ocurre en la vida real. Y como ha ocurrido a lo largo de estos años con esos presentadores, ficciones y programas, llega el momento de poner fin a este espacio que tantos lunes se me ha brindado la oportunidad de ocupar. Pero como en la televisión, el adiós nunca tiene que ser definitivo, porque nunca se sabe lo que puede ocurrir. Pero por si no nos volvemos a leer... Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

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