Lo de ser vulcanólogo era la profesión que tenía futuro y no la de programador de Basic. En pocas horas todos los expertos en volcanes que había en España estaban siendo llamados por todas las cadenas.

Estrómboli, el volcán eolio donde desembocaba la aventura del Viaje al centro de la Tierra desde Islandia, daba paso a la palabra de la semana. Lo de La Palma ha sido una erupción "estromboliana". Pocas cosas nos va a quedar por descubrir y vivir en este 2021 con dimensión de siglo. Los meses se cuentan por décadas y el personal vive las horas libres como si no fueran a existir más días.

Lo de la erupción el domingo por la tarde, a la hora de la siesta (la naturaleza y el azar son así de caprichosos) ha sido una humorada. Siempre es importante tener horas en directo en las parrillas. Sólo el canal 24 Horas estaba con el piloto rojo a primera hora y se convirtió en la cadena de información y cercanía de unas horas de asombro. Un volcán español irrumpe en las portadas al cabo de 50 años y TVE junto a la autonómica canaria estaban ahí.

Mereció la pena la cobertura de estar pendientes de un cataclismo que nos faltaba en el álbum de cromos. Cuando aún se duda de lo que debe ser una cadena pública, ese es el ejemplo. El canal 24 Horas tuvo el domingo uno de sus días de más audiencia: respuesta de los espectadores al querer estar al pie de los acontecimientos, posición a la que nunca deberá renunciar TVE. Sin sensacionalismo, la redacción de Torrespaña hizo un gran trabajo. Cuando sucede algo trascendental la televisión pública tiene que estar ahí porque es la que dispone de medios, equipos desplegados por las comunidades y criterio formal para contar lo que sucede.

Pese a sus almas de diplodocus, las públicas han de ejercitar la cintura y llegar antes que nadie para contar mejor y sin amarillismos los asuntos de gravedad. Es lo que de verdad se espera de La 1 y de Canal Sur.

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