Análisis

Tacho Rufino

El FMI nos señala sin piedad

Según las previsiones de la institución de Washington, nuestro país sufrirá la peor recesión mundial por el Covid-19Escaldado de sus numerosas meteduras de pata, el Fondo adopta una visión casandriana

Todas las crisis son distintas, pero todas tienen un rasgo común: la depauperación del Estado, de la mano de la del país. La crisis en curso es sanitaria, epidémica, mortífera, persistente. Obviemos, si esto es posible, esta terrible situación que tan oscuros vaticinios proyecta en la vida de muchas personas y tantos cambios impone a gran velocidad en las costumbres y formas sociales, y enfoquemos a las perspectivas inmediatas y a medio plazo que la pandemia proyecta sobre la economía: PIB; ayudas y créditos exteriores; ingresos y gastos fiscales y déficit público; subidas o bajadas de impuestos, nivel de empleo, deuda pública y privada, coberturas sociales, futuro del sistema sanitario público y su alternativa o complemento, el privado; sectores heridos y sectores emergentes; estructura económica del país y de sus territorios en porcentaje de servicios, industria, agricultura y ganadería y otros sectores primarios; investigación propia o dependencia de la exterior... Es natural que, con tan variado y complejo cóctel de variables macroeconómicas o económicas sin más, hacer previsiones y predicciones con modelos de evolución futura de las magnitudes no es que no sea fácil, sino que puede resultar arriesgado. Y también peligroso para las propias economías, porque las previsiones de organismos de referencia mundiales pueden condicionar la recuperación de los países afectados de forma positiva o negativa. O incluso letal.

La crisis en curso tiene no pocos rasgos comunes con la anterior, excesivamente cercana en el tiempo. Sin embargo, hay una característica distintiva, y nos referimos a las predicciones de árbitros globales, como el FMI. Ya en 2010, Bloomberg afirmaba que el FMI y la propia Comisión Europea solían realizar pronósticos que pecaban de optimistas en tiempos de crisis. Eran tiempos en los que ya ni a los más negacionistas -que los hubo, y tercos- les cabían dudas de la contracción y la recesión que se nos venía encima a no pocos países, con Grecia a la cabeza, seguida de un grupo en el que estaba España. La clave podría estar en que las previsiones de crecimiento para países muy endeudados tienden a ser optimistas o, dicho de otra manera, no se tenía al factor deuda lo suficientemente en cuenta, dado que si la amortización de ésta no está en línea con un suficiente incremento del Producto las predicciones de crecimiento de éste habrán resultado demasiado halagüeñas. Y habrán guiado políticas y transacciones financieras desenfocadas.

Los errores en las previsiones del FMI en, digamos, los primeros 15 años de este siglo se cuentan por pares, y hasta por medias docenas. Lagarde, Strauss-Kahn y nuestro Rato -antes de su espantá de Washington- "se cubrieron de gloria" de la mano de sus economistas áulicos. Parece el Fondo estar escaldado, y quizá haya algo de pendular y de cura en salud en sus previsiones de esta semana sobre la economía española que, según el FMI, sufrirá la peor recesión a nivel mundial y no reducirá el paro hasta 2022. Es cierto que España necesitará ayuda ingente de fuera, también en forma de préstamo, incrementando su deuda exterior, y que crecerá la deuda pública porque el déficit de varios de los años por venir será histórico, por la caída de los ingresos fiscales por impuestos sobre renta y consumo -ambos en caída libre- y su correlativo incremento de los gastos públicos, empezando por las coberturas de un desempleo también desatado. Ergo, más deuda, y peores condiciones de la misma, con los acreedores temerosos, e incluso carroñeros: volveremos a hablar de la prima de riesgo en el desayuno. Obvio es que no debemos ignorar esta situación. Pero propongo, incluso como bálsamo y tranquilizante, que no nos creamos a pies juntillas el pendulazo casandriano del FMI, cuya credibilidad es la que es.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios