Análisis

ana terrón

Diputada por Granada en Las Cortes en la XI y XII legislatura

Y Granada dijo sí

Esta provincia no ha apostado por quienes no tienen un proyecto de futuro

Ggranada quiere avanzar. Después de 3 años sin tren, sin canalizaciones en la presa de Rules y con uno de los índices más altos de paro del país, nuestra provincia ha dicho basta, y lo ha hecho en un momento decisivo para España.

Estas elecciones eran históricas. Tras una moción de censura que logró aglutinar a las fuerzas progresistas en torno a la ilusión y la esperanza de un mejor mañana, Pedro Sánchez se hacía con la presidencia del Gobierno, dejando atrás años de maltrato y políticas austericidas del Partido Popular, dando carpetazo al baile de dinero público escondido en sobres en blanco que ilegalmente enriquecía a quienes habían usado las instituciones de todos en su propio beneficio. A principios de este año, el nuevo Gobierno presentaba en el Congreso los presupuestos más sociales de la última década.

Fueron rechazados por el independentismo y la derecha, abriendo de nuevo el paso a elecciones generales anticipadas. En un contexto de auge de la extrema derecha, España se la jugaba.

Si hay una provincia diversa, plural y multicultural en nuestro país, es Granada. Si hay una provincia descuidada y olvidada por los políticos de Madrid, esa, desafortunadamente, también es Granada. El aislamiento ferroviario prorrogado, el déficit histórico en infraestructuras, los cortes de luz sistemáticos en la zona Norte, la despoblación en el Valle de Lecrín y en el altiplano, la falta de oportunidades para los jóvenes y los no tan jóvenes se han convertido en dramáticas características de nuestra provincia. Granada necesita soluciones. Quizás por tanto descuido, quienes han hecho del odio, del rechazo y de la involución su bandera, creían fácil su permeabilidad en nuestras instituciones, creyéndose vencedores sin dar respuesta a los problemas que generan incertidumbres y dolor. Por eso Granada también se la jugaba.

La capacidad de ganar es directamente proporcional a la capacidad de ilusionar, de ofrecer certezas y proyecto para las dificultades cotidianas. Solo planteando un horizonte posible al que llegar a través de medidas concretas que mejoren las condiciones de vida de la provincia se puede obtener un apoyo popular mayoritario. Granada necesitaba eso, que se hablase de ella, de cómo mejorarla. Era fundamental que se pusiera sobre la mesa qué pasaría con nuestros dependientes, sus familiares, nuestro patrimonio, el derecho a la cultura, las infraestructuras y la vertebración territorial, la especificidad de las problemáticas de nuestra costa, la recuperación y saneamiento del río Genil, el problema de vivienda y la subida de los alquileres, el vaciado de nuestras comarcas más rurales y tantas necesidades genuinas de nuestra tierra.

Las derechas se han mostrado incapaces de presentar y representar a una Granada de futuro, que mirara hacia adelante, consciente de sus potenciales y recursos. El Partido Popular se ha desplomado, nuestra provincia no ha perdonado la corrupción del alcalde de la capital y gran parte de su equipo de gobierno. Tras años de agravios el castigo ha sido ejemplar. Ciudadanos tampoco ha obtenido la confianza de la mayoría de los granadinos y granadinas, que han echado de menos soluciones a sus problemas cotidianos en vez de alentar y avivar el conflicto territorial, porque nuestra provincia, también ha respaldado de forma mayoritaria el diálogo entre territorios. Vox, con la bandera de la involución en mano, ha puesto de manifiesto que son una minoría, que la desigualdad, la agitación y el revanchismo no tienen cabida, que Granada es abierta, solidaria, democrática y acogedora. Esta provincia no ha apostado por quienes no tienen un proyecto de futuro progresista para ella.

Los resultados electorales del 28A en Granada ponen de manifiesto que si te repliegas, hablas a la minoría y te quedas en la mera contención, incapaz de dibujar un proyecto colectivo ilusionante, apasionante, del que merezca la pena participar, acabas siendo relegado a las posiciones de descenso. Hay que jugar a ganar, con la sonrisa de ese jogo bonito que coloca en alza los valores que activan los anhelos de esperanza, porque esos son los que determinan el gol de la victoria. El 26 de Mayo jugamos el partido de vuelta, y Granada no quiere resistir, Granada quiere avanzar, ascender no solo en Los Cármenes.

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