Análisis

gumersindo ruiz

Grita, pero dentro de tu corazón

Qué alegría le dio a nuestra amiga María López, directora que fue del Thyssen de Málaga, cuando le mandamos el artículo del Financial Times sobre la exposición que ha montado: Joaquín Sorolla, Lumières Espagnoles en el centro Caumont de Aix-en Provence, y además escrito por un crítico de la categoría de Jackie Wullschläger. "Nada alrededor está inmóvil -dice Sorolla del acto de pintar-, y se pierde en un instante lo que nunca volverás a encontrar"; en estos cuadros de playa, de mediano y pequeño formato, está el mejor Sorolla, "un chapuzón, claro, cristalino, la luz del sol más brillante atrapada en el lienzo". Difícilmente encontraremos mejor publicidad de España para los deseados viajeros que nos visitan habitualmente, y que ahora reticentes, no se mueven de sus países.

Ya sabíamos que con el macro sector del turismo y de la vivienda parados, el producto de la economía (PIB) -consumo, inversión- iba a caer estrepitosamente, pese a que el saldo de exportaciones menos importaciones sean positivos; los datos recientes no son una novedad, pues los podíamos ver día a día desde hace casi cinco meses. No tiene mucho sentido anualizar datos trimestrales, y es mejor calcular que en 2020 habrá una caída del 11%, y 100 unidades de PIB de 2019 serán 89 en 2020; la media de los países del área del Euro estará en un 8%. No se percibe aún el impacto en toda su magnitud porque el paro está contenido en los ERTE, pero sí en la fuerte caída del empleo, y quien pide que se mantengan los ERTE no puede llevarse las manos a la cabeza porque caiga el empleo. En estas circunstancias el crecimiento del PIB se logra con aumentos de productividad, pero no vemos eficiencia productiva, sino lentitud y colas por todas partes, en la Administración pública, pero también en empresas de servicios básicos, financieras o no, e incluso en la recepción de hoteles. Además, se cuentan con los dedos quienes han sabido aprovechar el potencial productivo de las tecnologías para el teletrabajo.

Empleo y PIB, y contagio, son la cara y cruz de una misma moneda, y algunos por los aspavientos que hacen ante los datos, han tardado en darse cuenta de que ahí está la batalla. Mientras tanto, hay algunas experiencias osadas y eficaces, como la programación del Teatro Real de Madrid, donde la soprano Lisette Oropesa ha hecho historia al reclamarle el público un "bis" del Addio al passato de La Traviata en el que -sigo videos de Youtube y comentarios de especialistas- evita el shock de la muerte en escena y da una imagen de esperanza y no de pérdida. Pero junto al éxito de Lisette, está el de la organización, con lleno del aforo permitido, y unas medidas de seguridad excepcionales. Claro, me dirán, se trata de conciertos donde el público aplaude a rabiar, pero tiene autocontrol y no se quita las mascarillas; sin embargo, hay otros casos muy distintos donde también se arriesga con éxito, como el del gran parque de atracciones Fuji-Q Highland, que abre bajo la condición de que los visitantes no griten, lanzando sus fragmentos de saliva a los demás. La dirección ha puesto carteles que dicen: "Por favor, grita todo lo que quieras, pero dentro de tu corazón", en una rara expresión de sensibilidad y prudencia.

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