Ala espera esperanzada de este viernes en que con mucha probabilidad tendremos noticias estimulantes sobre una inminente cita para el comienzo escalonado de la desescalada el próximo lunes, en la nebulosa del despertar en la radio nos hemos enterado de que los centros de salud, la piedra angular sobre la que se edifica la fase 1, no disponen -a fecha de ayer- con el material necesario para los análisis PCR ni protocolos para el traslado de los test a los laboratorios que los realicen.

Escuchaba Radio Granada y entre lo que oía y la lluvia que descargaba a esa hora, daban ganas de permanecer acurrucado entre las sábanas. Pongamos que el contexto es algo así: como la atención primaria ha estado desconectada de la hospitalaria en la detección de positivos, eso sí, un protocolo de normalización, que han recibido los centros, establece el circuito de coordinación pero el sistema aún no está activado ni han llegado los test PCR que la Consejería de Salud debe distribuir, "como primer cortafuegos de detección de la enfermedad", concluía la información. Escribo a martes. Quedan días hasta el lunes. En concreto, cinco. Durante los cuales hay que confiar en que se habrán removido todas las dificultades para proveer a los centros de atención primaria de los necesarios materiales y equipos.

Para ello, y como sugerencia en la operación de compra y transportes a los centros de salud, este cancionero analítico desanda almanaques hasta situarse en 1980, en el epicentro de la movida y uno de sus grupos de referencia, Los Zombies.

De corta vida, pues se disolvieron un año después sin causa justificada y en el pináculo de la fama, por la frescura e imaginación de su corta y juvenil producción artística, que prácticamente se resume en un solo tema, la inimitable Groenlandia. Una composición futurista, romántica si nos quedamos con quienes sugieren que la canción refiere la búsqueda desesperada de un amor no ya por toda la superficie del planeta Tierra sino más allá de nuestra atmósfera, en el espacio "exterioooooorrrr". Aunque el autor de la canción, Bernardo Bonezzi, aseguraba que la letra no se refiere a la búsqueda del amor sino al sentido de la vida. Si lo dice él...

Los Zombies, versión 'new wave' de la movida con influencias del 'glam rock', presentan esta ocurrente canción de letra ocurrente que sitúa al cantante en primera persona anunciando un recorrido futuro que si en 1980 avanzaba un turismo exótico y de aventura, a fecha de hoy sería sencillamente imposible por las restricciones de esta cuarentena sesentada. Así, después de asegurar que "todas las secuencias / han llegado a su conclusión" y que "el tiempo no puede esperar", nuestro protagonista se expresa dispuesto a buscar (apunten) "en Groenlandia, / en Japón, / en el Tíbet, / en la Isla de Pascua". En aquel 1980, tiempos anteriores al coronavirus, no existía el riesgo de que un guardia civil te parase y te devolviese al confinamiento, sobre todo si te atreves -como nuestro cantante- a moverte "cruzando amplios mares, / escalando las montañas, / descendiendo los glaciares, / a través de desiertos, / las junglas y los bosques".

Y como después de semejante periplo, que deja en un chiste los viajes de Marco Polo, todavía el cantante duda sobre el éxito de su empresa, "quizá te encuentre alguna vez", en una segunda fase de su plan la búsqueda se extiende: "y volando llegaré / hasta el espacio exterior". En su frenética escalada extraterrestre, Los Zombies detienen la letra de su canción en "los cráteres del mar / de los Anillos de Saturno". Es decir, que se pasaron Marte y Júpiter antes de detener su marcha astronauta. Como esta Groenlandia (1980) es anterior a Blade Runner (1982), no podemos asegurar que entre las cosas "que nunca creeríais" que narra Roy Batty, protagonista del filme, en el monólogo que cierra la película, además de ver "arder naves enteras más allá de Orión" o "brillar Rayos C cerca de la Puerta de Tanhauser", no asistiera también a un concierto interestelar de Los Zombies, vibrante y brillante grupo que se perdió "como lágrimas en la lluvia".

Es de esperar que la Consejería y su consejero no tengan que recurrir ni desplazarse a semejantes extrarradios para conseguir el material que se necesita en los centros de salud. Pero esta canción y esta letra de Los Zombies ha hecho a este cancionero retroceder en el tiempo hasta los días primeros de nuestro arresto domiciliario, cuando las cifras de enfermos y fallecidos se desbocaron y el Gobierno fallaba con la tecla de las mascarillas y los test defectuosos, comprando a tientas y poniéndose en manos de aprovechados y oportunistas que florecen como hongos cuando una situación como esta desgracia que padecemos acelera urgencias y emergencias. Episodios como aquellos de los primeros días, desgraciadamente, los han vivido prácticamente todos los gobiernos de Europa y los de nuestra España autonómica, por lo que conviene ser indulgente en la calificación de los errores y solidario con el estafado. Que somos todos nosotros.

Por tanto, para evitar los sinsabores de estos tiempos de pandemia, regresemos a la audición de Groenlandia y su letra entre ciencia-ficción y surrealismo, escrita por Bernardo Bonezzi cuando solo contaba con trece años de edad. De ahí, el cierto infantilismo de su imaginativa formulación, envuelta en un ritmo pegadizo que la situó para siempre entre las grandes composiciones de la movida. Pese a la disolución de Los Zombies, tan precoz músico continuó su carrera musical componiendo bandas sonoras para el cine y la televisión, hasta su muerte en 2012.

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