Análisis

francisco andrés gallardo

Makkila, salir a la calle bien y resultón

Con el concepto de "salir a comer a la calle" en nuestro país, y aún más tras las restricciones de la pandemia, es un opción y casi una necesidad. Una opción que cada uno puede permitirse según sus posibilidades. El presupuesto permite ir desde lo más formal y selecto hasta lo más sencillo, en forma de tapeo y caña sin renunciar nunca a que todo lo que nos llegue al cuerpo tenga calidad. Antes de entrar en una casa de bollos arrugados y carnes asustadas, por fortuna en España aún tenemos muchos sitios donde elegir sin que la tarjeta se vea acorralada.

Vamos con recomendaciones. En la opción de comer en la calle se incluye la premisa "de estar a gusto". Un estar a gusto en lugar y en especial en el tiempo: sin tener que mirar la hora en el móvil. Para hacer más agradable ese tiempo sin límites es necesaria la compañía agradable y el entorno del local.

Sigamos en esta sección descubriendo lugares para ser vistos y a la vez sentirnos a salvo en Madrid. Una recomendación son los locales del grupo Makkila. Al entrar en cualquiera de ellos entendemos la idea de que el empeño parte de un fundador dedicado, en principio, a la decoración. En 2008 Antonio José Pedrosa D'Ornellas ponía a rodar su idea de un restaurante donde lo autóctono de los platos se vistiera con galas elegantes y desenfadadas en todos los detalles. Los Makkila son para ir, ver, degustar y palpar cada detalle. Pedrosa D'Ornellas y su equipo vierten toda la inspiración para convertir la visita en un encuentro informal y donde está cuidado tanto el producto como todo lo que rodea en su elaboración y presentación.

El chef ejecutivo Luis Bordás, procedente de Bolivia ha creado una carta de lo que se llamaría fusión cañí, con productos y sabores de aquí con adaptaciones de por allá. No falta la ensaladilla, los huevos rotos o la tortilla cuajada pero también el ahora inevitable hummus, que en Makkila se sirve con granada, la burratina de la Puglia y croquetas con sriracha o los buñuelos de pulpo con emulsión de Kakiniku. Los chanquetes tan malagueños aquí se adoban en cajún y salsa criolla. En las carnes, Bordás propone jarrete a baja temperatura, cachopo con pasta de setas trufadas o el rabo de toro confeccionado como el laqueado pekinés.

Sabores de aquí, condimentos de fuera y una buena bodega que acompaña a la decoración. El Makkila en Núñez Balboa, en el antiguo local de Flash Flash, congenia ubicación y decoración. El más céntrico es de la siempre animada Fernando VI, en la Salesas. Son lugares que no fallan si se visita Madrid, con o sin prisas. Bueno, mejor sin prisas.

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