Poncho, Agustín, Carlos y Paco, nuestros irrepetibles Ángeles, ponen la banda sonora de este domingo con uno de sus títulos bandera: Mañana, mañana. Una canción que en su duplicado nombre parece expresar todo el pálpito en que consumimos las últimas horas que preceden a nuestro estreno flamante de la Fase Uno. Vamos, vamos... que viene, que viene... ese lunes esperado de terrazas y desplazamientos sin límite horario.

Mañana, mañana, composición de 1968, cuando nuestros Ángeles ya habían consolidado su marca musical como garantía de éxito. Mañana, mañana como 'himno' de este domingo que precede al lunes de nuestro desconfinamiento, cuando la responsabilidad recae en cada uno de nosotros si somos capaces de autodisciplinarnos para evitar un repunte que obligue a desandar lo andado y volver a las reclusiones y los aislamientos. Mientras discurre este día, y como medida de reflexión de cara a la autocontención cuando mañana se abran las compuertas de la Fase Uno, este cancionero analítico propone hoy una audición razonada de esta composición que popularizaron Los Ángeles.

Una canción lanzada al mercado para el verano que siguió al Mayo Francés, sencilla, armonizada y en el estilo y los estándares del grupo granadino del momento, con sus conjugadas voces que acoplaban a la perfección, un rito de calidad en nuestros Ángeles, despojados del coloreado 'azules' con el que habían iniciado su carrera artística y para entonces plenamente consolidados como garantía de éxito después del 98.6 que había sonado y gustado en el verano anterior, a la que siguió '¿Has amado alguna vez?', a finales de aquel año, para ratificar que Los Ángeles habían llegado para quedarse en el panorama de los conjuntos musicales del momento.

Si el título del tema, ese "mañana" repetido expresa con 52 años de antelación el pálpito en el que vivimos este domingo, la letra de la canción reduplica esas sensaciones, pues hasta cuatro veces se repite el vocablo, rematado además por un "tomorrow" britanizante que no es la única incursión bilingüe de la canción -como veremos a continuación- y conecta con el origen inglés de la composición. Ese mañana presentido en el que la voz de Poncho apela a una interlocutora: "Tú sabes bien / que no podré esperar / más tiempo sin tenerte a ti". Es decir, "mañana, / tomorrow, / I love you, / te quiero así". Un mañana-tomorrow de declaración amorosa que, no obstante, en su segundo párrafo advierte: "Tal vez mañana / ya será muy tarde / y tú querrás tener mi amor", pero no hay que temer, porque el estribillo vuelve a proclamar que "mañana, / tomorrow, I love you, / te quiero así".

En el capítulo anterior, al comentar el paso de Pepe Robles (módulos) por Los Ángeles, resaltábamos la conjunción de voces que fue seña de identidad y sello de calidad del conjunto granadino entre los que cultivaban el mismo estilo desde mediados de los 60 a mediados de los 70. Si en esa época la etiqueta de 'versioneros' tenía un matiz despectivo que recaía sobre todo en grupos como Los Mustang, con una copia un tanto precipitada y burda de las composiciones originales que llegaban del extranjero, Los Ángeles dignificaron el término con sus versiones que, al tratarse por lo general de temas no conocidos en España, quedaban exentos de soportar la comparación con el original. A esa calidad contribuía la tutela de Hispavox y su 'sonido Torrelaguna', por el nombre de la calle en que se ubicaban sus estudios de Madrid. La discográfica aportaba al naciente mundo de la música pop un plus de profesionalidad y "agilidad" -así la describe Miguel Ríos en su autobiografía, Cosas que siempre quise contarte- en la realización de sus proyectos cuando decidían apostar por un artista. Y entre ese elenco estaban a esas alturas de 1968, además de nuestro paisano Ríos, Raphael, Karina, Los Pekenikes y nuestros Ángeles.

Versioneros de Mañana, mañana, una canción obra de un dúo cantautor de Estados Unidos, David Cleminson y John Bromley, que si son conocidos en España es precisamente por versión de Los Ángeles, porque ni en su país alcanzaron el éxito. Hispavox disponía en nuestro país de los derechos de Warner, gigante estadounidense de la comunicación y la música. Desde que en Torrelaguna escucharon la canción de Cleminson y Bromley decidieron que la versión española sería para Los Ángeles y sus armonizadas voces. Poncho, Agustín, Carlos y Paco no defraudaron y Mañana, mañana estuvo entre las más vendidas y escuchadas en el verano de 1968. Existe una canción de Bee Gees que lleva el mismo título, Tomorrow, mañana, pero es de 1969 y no guarda relación con la de nuestros Ángeles, quienes sí grabaron en español el primer gran éxito de los hermanos Gibb, New York mining disaster 1941, una canción con aire de crónica social sobre las duras condiciones del trabajo en las minas. Una versión de ese 'desastre minero' que en realidad no sucedió pero se inspira en una catástrofe ocurrida en las minas de Alferban, en Gales, donde murieron por una explosión de gas 144 personas, de las que 116 eran niños.

A Mañana, mañana siguieron otros muchos éxitos, tanto en versiones como Silence is golden (El silencio es oro), de The Tremeloes, Quiero que seas tú, de Gilbert O'Sullivan, Happy toghter o Lo mucho que te quiero, como en creaciones propias del estilo y calidad de Créeme, Mónica, Cada día o Momentos. La historia se truncó en septiembre de 1976, por un accidente de carretera. Nuestros Ángeles y su legado musical nos vigilan desde el cielo. Este Mañana, mañana anhelante también invita a no caer en el exceso y mantener las recomendaciones que permitan que este pase a la Fase Uno y las siguientes suponga un avance en la lucha contra la pandemia. El éxito de Mañana, mañana en 1968 tiene que ser preludio del éxito de 'mañana', la Fase Uno y las que le seguirán, en la batalla contra el coronavirus.

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