Análisis

Ramón Ramos

Mírala cara a cara que es la primera

El calendario nos ha traído hasta el 3 de mayo, Día de la Cruz, en régimen abierto, una libertad condicional insuficiente para festejar las cruces con el exceso desbordante de los últimos años, cuando era necesario emitir una 'alerta botellón', según el devenir de una fiesta otrora y en origen intimista, de patios y familias. Así que como premio de consolación algunos balcones se aprestan a engalanar los escasos metros cuadrados de su ventana al exterior como una forma de decir que estamos aquí, que aquí seguimos, que el año que viene...

En la medida de sus posibilidades, este cancionero analítico se suma a la festividad aportando un cante por sevillanas, el más descriptivo que hemos encontrado en nuestro servicio de documentación, Mírala cara a cara, a cargo de los onubenses Requiebros, que es todo un tratado para acercarse al significado de este cante y esta danza cuyo nacimiento los entendidos datan a mediados del siglo XIX, al compás de la Feria de Sevilla que también se fundó por aquellos años. Su nombre, sevillanas, sugiere un origen autóctono aunque en realidad se extienden al resto de Andalucía, sobre todo en la zona occidental y especialmente a la provincia de Huelva. Una provincia muy 'colonizada' por la influencia de la de Sevilla incluso cuando la romería del Rocío era un fenómeno muy minoritario. Romería que ejerce como una fuente de variedad de unas sevillanas específicas, las rocieras, en las que solemos encontrar en sus letras uno de los rituales característicos de las hermandades que parten de Sevilla hacia la Aldea: el cruce del río Quema. Una cuestión que molesta sobremanera en el lado onubense, pues ese rito obviamente no lo practican quienes ya están a este lado del río, es decir las hermandades de Huelva, origen y encuentro real de la romería en Almonte.

A la dificultad que supone el espacio reducido de un balcón para montar y mostrar la Cruz de Mayo al exterior se suma la imposibilidad de la danza, que también es manifiestamente masiva por sevillanas en estos Día de la Cruz, muy lejos ya de aquellos otros en que se entonaba el 'Asturias patria querida', canción e himno de culto entre los asturianos pero expresión de exceso etílico en cualquier otro punto de España. Sevillanas que se extrapopularizaron a mediados de los 80, cuando en un disco se reunió a un grupo de artistas tan heterogéneo como Juan Pardo o Mocedades, ajenos a estos ritmos musicales aflamencados. Era la época de las academias, que florecieron por millares en toda España, con afluencia masiva de aspirantes "queriendo sacar la gracia / lo mismito que se saca / el carné de conducir", en el genial paralelismo que dibujó Carlos Cano, con letra de Antonio Burgos, en sus 'Sevillanas de Chamberí'. Grabadas en 1988, estas sevillanas 'madrileñas 'reflejan como pocas esa inmensa paradoja en la que vive Sevilla, la ciudad más narcisista del mundo, que encuentra su mayor satisfacción cuando la miran pero reacciona con celo contra el 'profano' que osa y pretende traspasar la barrera invisible que separa al autóctono del visitante ocasional o anhelante de la integración. "Y vienen para aprenderlas / más serios que un 'magistrao' / banqueros y 'diputaos', / señoritos de postín"... a los que Cano/Burgos dedican una concluyente conclusión: "... que con la 'tersé', / que les vayan dando".

Bueno, bueno... que las sevillanas de hoy son esas 'Mírala cara a cara', que nos vamos del tema. 'Mírala cara a cara' que es la primera, la segunda, la tercera y la cuarta de las cuatro coplillas y pasos que componen el baile, cada una con su característica diferenciada, pero todas unidas por el hilo argumental de una danza ideada para la seducción, que se baila por parejas. En la primera "la vas seduciendo / a tu manera". En la segunda "cógela por el talle, / las caras juntas". En la tercera "verás con qué gracia / te zapatea". Y en la cuarta "los lances definitivos" si consigues de tu partenaire "que se sienta en su vuelo / pájaro herío", que no se sabe muy bien qué quiere decir pero viene a explicar que en este cuarto paso, si has superado los tres anteriores, te la juegas. Y del éxito puede venir un viaje hasta el último confín de la noche abrileña de Feria...

Requiebros compuso estas sevillanas a mediados de los 80 y, claro, entonces no pudieron prever que llegados a este 2020 muchas de sus recomendaciones estarían desaconsejadas. Por ejemplo, a día de hoy en esas "caras juntas" del segundo paso te juegas una multa como pase por allí un guardia. Aparte de que "cógela por el talle" tendría hoy un coste políticamente incorrecto, de incitación al acoso, que difícilmente superaría los cánones impuestos por según qué Instituto de la Mujer... Otros tiempos, decimos. Tan distintos como este 'abalconado' Día de la Cruz en el que por lo menos nos ahorramos el riesgo de 'botellón' cuando, hace tres años, inesperadamente el Ayuntamiento autorizó la instalación de barras en la vía pública. Como si en Granada faltasen bares, aquello empezó a desbordarse y amenazaba con volver a los excesos que precisamente César Díaz -ahora otra vez concejal de la cosa- había logrado meter en vereda a mediados de los 90. No creo que Díaz lo hubiese permitido, pero en todo caso el coronavirus ha forzado este Día de la Cruz en recogimiento y ahora tenemos todo un año por delante para evitar que la fiesta evolucione hasta el 'macrobotellón' al que tendía cuando hubo que ponerle freno y reglamento.

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