Análisis

josé Martínez Olmos

Nuevas respuestas

La alta prevalencia de discapacidades es una realidad palpable en pacientes crónicos

La sanidad tiene muchos desafíos para poder ser capaz de responder con solvencia a las nuevas necesidades sociales y a los retos que se plantean con otras necesidades como sucede, por ejemplo, con muchas de las nuevas terapias que suponen un alto coste y una necesidad de reorganizar la asistencia.

En cualquier caso, uno de lo elementos más relevantes y al que quiero dedicar estas reflexiones es el relacionado con la cronicidad y con el envejecimiento poblacional que (juntas o por separado), generan circunstancias en las que una gran cantidad de pacientes requieren cuidados de fisioterapia y rehabilitación para encontrar respuesta adecuada a las diferentes discapacidades que presentan y que condicionan y empobrecen su calidad de vida cotidiana.

Y como resulta que la alta prevalencia de estas discapacidades es una realidad palpable en esos pacientes crónicos y personas mayores, es por eso que se hace necesario considerar como una prioridad redefinir cualitativa y cuantitativamente tanto el contenido de la cartera de servicios actual, como el equipamiento y la dotación de recursos humanos que serían necesarios en el corto, medio y largo plazo.

Es más, buena parte de las necesidades en materia de fisioterapia y rehabilitación están ya (y se incrementarán en el futuro) en el ámbito asistencial de las residencias de mayores. Allí donde la respuesta en términos de recursos y equipamiento es adecuada, los resultados en calidad de vida son tangibles y satisfactorios. Este es un asunto de hondo calado que requiere (junto a otros) una redefinición estratégica del sistema sanitario y un adecuado enfoque de coordinación sociosanitaria porque, claramente, supone una necesidad en crecimiento y una necesidad no bien satisfecha. Ello afecta a la calidad de la respuesta integral que un sistema sanitario y social debe ofrecer a las necesidades de la población afectada.

La inversión en recursos humanos y en equipamiento para responder con solvencia a estas necesidades es, con seguridad, una inversión relevante y junto a otras importantes necesidades de nuestra sanidad futura, obliga a una planificación estratégica que valore los esfuerzos necesarios como una inversión rentable para la sociedad. Una planificación estratégica que, además, permita periodificar y priorizar las acciones y las inversiones, incorporando elementos de evaluación que aporten transparencia y certidumbre del buen control de esa planificación.

Para hacer las cosas bien en esta materia, se requiere la participación y la aportación de las organizaciones profesionales expertas en fisioterapia y rehabilitación, en geriatría, en medicina familiar y comunitaria, en enfermería, así como la incorporación de pacientes y ciudadanos que en diversas organizaciones y asociaciones trabajan y actúan solventado y mitigando las carencias actuales.

Tenemos la oportunidad de afrontar adecuadamente este reto de futuro y resolver las necesidades de miles y miles de personas en situación de dependencia y cronicidad incorporando este asunto en las prioridades de la política sanitaria y social. Los potenciales beneficios en salud y calidad de vida son evidentes. Los potenciales beneficios en términos de retorno económico por la inversión en equipamiento y recursos humanos, también lo son. Por eso conviene ponerse manos a la obra y ofrecer nuevas respuestas en materia de rehabilitación. Creo que estamos obligados a ello.

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