Análisis

Fátima Díaz helena arriaza

Omar montes"Los andaluces se relacionan mucho, pero se enamoran poco"Amor en tiempo de pandemia

'Lazos es una agencia de parejas con cuatro centros en Andalucía, donde tienen gran demanda"Nuestros clientes no suelen saber lo que quieren; sí saben lo que no quieren"

Lazos es mucho más que una agencia dedicada a la búsqueda de pareja. También ofrece apoyo emocional tras las rupturas, frente a la soledad o simplemente ayuda a encontrar la estabilidad emocional con uno mismo. Alicia López Losantos, psicóloga, socióloga y coach emocional, lleva más de 20 años al frente de este proyecto que cuenta con 13 centros en toda España, cuatro de ellos en Andalucía, en concreto en Sevilla, Córdoba, Almería y Málaga. López Losantos incide en que Lazos no es una agencia matrimonial al uso, ni una aplicación de citas; es una empresa que, con un método personal, hace coincidir a personas afines entre sí, por intereses y proyectos de vida comunes.

-¿Cuál es el perfil de persona que solicita vuestros servicios?

-Personas de entre 30 y 70 años con nivel cultural alto, estabilidad económica y predisposición a tener a una relación estable. No buscamos el flechazo, sino historias duraderas en el tiempo. Cuando llegan les hacemos una entrevista personal para conocer su estilo de vida, su trayectoria sentimental... Normalmente no saben lo que quieren, lo que sí saben es lo que no quieren.

-Tienen cuatro centros en Andalucía. ¿Cuál es el perfil del andaluz que busca pareja?

-Hay de todo. En Málaga, por ejemplo, el perfil es más joven que en Sevilla, que suelen ser mayores de 45 años. Entre 65 y 75 años puede que ande el 70% de los sevillanos que contactan con nosotros. Como en Huelva, Córdoba, Almería... En Cádiz es mucho más joven también, pero hay excepciones. Nuestro cliente más mayor es un señor gaditano de 89 años.

-No hay edad para el amor.

-Desde luego. La sociedad está muy confundida; la gente mayor tiene muchas ganas de vivir, de ilusionarse, de compartir, sentir, reír... eso no se piede con la edad, se pierde porque uno se resigna a perderlo.

-¿Qué piden a una pareja: que sea soltero, divorciado, que viva cerca de él/ella...?

-El cliente andaluz se mueve mucho, no les importa conocer a alguien de otra provincia mientras sea de la misma Comunidad. Suelen ser personas abiertas, sociables, sensibles, que demandan a personas similares a ellos o ellas en carácter.

-Las oficinas de Andalucía han sido las últimas que han abierto. ¿Creyeron que habría demanda?

-Esto es muy curioso. Empezamos abriendo en Madrid, en el País Vasco... existe la creencia popular de que en el norte es más difícil conocer a alguien, que son gente más cerrada o menos sociable. El andaluz tiene fama de estar más en la calle, de vivir en los bares, de socializar más. Y es verdad, por eso creíamos que en Andalucía no nos iba a ir tan bien. Pero todo lo contrario. Los andaluces se relacionan mucho, pero se enamoran poco. Nos asombramos con el gran número de clientes que nos eligieron y ahora son nuestras delegaciones más potentes.

-Con la pandemia ha cambiado todo. Estamos más en casa, menos en la calle y no conocemos a tantas personas como antes. Habrán notado el cambio...

-Nuestro servicio de búsqueda de pareja se ha incrementado un 20% aproximadamente precisamente por eso: porque no podemos ir a un bar a tomar algo, quedar con alguien con normalidad... pero estamos seguro de que esto pasará y que nuestro tabajo también tiene futuro cuando la situación se normalice. Además, lo que más han aumentado son las consultas psicológicas; hay mucha gente sintiéndose ahora más sola que nunca, la incertidumbre y el miedo hacen mella en nuestro ánimo, es evidente, y no pasa nada por pedir ayuda.

-También hay más crisis de pareja, y rupturas, según las encuestas.

-Sí, vivimos el día a día, las prisas, el trabajo, los niños... y durante el confinamiento se nos vino el mundo, y la realidad, encima. Muchas parejas que estaban distanciadas, acabaron por romperse. Nosotros también echamos un cable a algunas que recurrieron a nuestros servicios. Si se puede salvar, se salva. Otras veces es mejor una retirada a tiempo que seguir perdiendo emocionalmente.

-Hablamos tanto de salud física, que nos estamos olvidando de la mental.

-Exacto. A estas alturas, tras casi un año de pandemia, hay desesperanza, un agotamiento mental enorme. Aquí es cuando debemos fomentar la resiliencia, aprender a ver las cosas por el lado positivo, a ser optimistas aunque sea complicado. Hay que buscar alternativas si no podemos hacer lo que hacíamos antes, encontrar un nuevo sentido a la vida.

LO último que pasa por la cabeza en tiempos de pandemia es que pueda aparecer alguien que te rompa los esquemas. A los 30, después de engaños, teniendo claras tus prioridades y habiendo descubierto tu independencia, ya no estás dispuesta a compartir tu vida con cualquiera. Aparecen miedos, inseguridades y requisitos que llegas a pensar que nadie cumplirá.

Por si no fuera suficiente, ahora hay que sumar algo más. En esta difícil ecuación hay que incluir la mascarilla, el toque de queda, el confinamiento y las pocas posibilidades de hacer planes más allá de pasear. Así parece tarea imposible que hagan aparición las mariposas en el estómago, ¿verdad? Pues no lo es.

Si algo ha quedado claro después de lo vivido en los últimos doce meses es que la vida jamás dejará de sorprendernos y que hay cosas que se escapan de nuestro control. También en eso de conocer a alguien en tiempos de pandemia. Cuando menos te lo esperas, llega ese aire de romanticismo que nunca pensaste que iba a tener cabida en días en los que las sensaciones negativas son constantes.

Un día, sin esperarlo, te das cuenta de que la ilusión rompe barreras que creías irrompibles. Incluso cuando tienes que conformarte con besos con mascarillas y paseos mirando el reloj deseando que no pasen los minutos porque llega la hora de encerrarse en casa. Y sueñas. Imaginas un futuro en el que podáis viajar, salir a cenar, conocer a las personas que forman parte de la vida de la otra persona.

Pero entre tanto sueño, vuelves a la realidad, sabiendo que todavía falta mucho para que eso llegue. Pero… ¿Quién dijo que todo eso era necesario para crear un nosotros?

Cuando las ganas están por encima de los miedos se convierten en esa salvación del agotamiento del día a día. Se convierten en el mejor impulso para agudizar el ingenio y hacer de la sencillez de esos primeros momentos, los más bonitos. Y empiezas a querer lento, dejando que la ley de Newton haga su magia. Creas momentos para contar en un futuro, recordando que en medio de una gran crisis en la que llegas a sentirte prisionera, llega él y te hace sentir libre.

Pues eso. Que el amor también llega en tiempos de pandemia.

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